Esta fue mi predicación de
ayer en la
Parroquia Sagrada Familia de
Carapachay y de hoy, 4 de febrero de 2007,
1. HAY
QUIEN PIENSA QUE EL MENSAJE DE LA IGLESIA ES DE OTROS TIEMPOS... A los
sacerdotes nos toca recibir muchas veces esta queja y los reclamos de
quienes piensan que el mensaje de la Iglesia se ha puesto viejo, es
anticuado, y tiene que cambiar, porque ya no tiene nada que decirle al
mundo de hoy...
La foto que se ve a la
derecha, que ya utilicé alguna vez, es de mis abuelos
paternos, y está
tomada en Mar del Plata, a comienzos del siglo pasado. Es, por lo
tanto, del milenio anterior. Si tomáramos hoy una foto en la
Rambla nos
costaría encontrar gente tan bien vestida, es
más, seguramente si fuera
con luz de día nos costaría encontrar gente
vestida. La foto sería
distinta, entonces, no sólo porque ahora las fotos se hacen
en color,
sino porque la gente se viste distinto, y menos. Entonces,
así como con
el tiempo ha cambiado la ropa que se usa, las costumbres y la cultura
en la que se vive, piensan algunos que también
tendría que cambiar la
Iglesia su mensaje, si no quiere quedarse aislada, cada vez con menos
fieles...
En muchos temas se
plantean estos reclamos de actualización. Algunos
dirán que ya no es
momento para que la Iglesia siga insistiendo en la indisolubilidad del
matrimonio y se oponga al divorcio, ya que en este tiempo son muchos
los que pasan por esta situación, y el matrimonio perdurable
es un
ideal de otro tiempo que hoy resulta inalcanzable...
Los
nuevos tiempos, piensan algunos, exige un modo de concebir el
matrimonio que esté más adaptado a los tiempos
que vivimos, y más al
alcance de lo que hacen hoy los jóvenes, que viven su
situación de hoy,
sin plantearse demasiado lo que sucederá mañana:
hoy lo sienten así y
se vana a vivir juntos, mañana será otro
día, que no se les ocurre
planificar hoy. La Iglesia, entonces, tendría que tener en
cuenta el
ritmo de los jóvenes, y actualizarse para no quedarse sin
ellos...
En realidad, estos reclamos no son nuevos. Ya
Jesús, cuando predicó en
su tiempo, decía palabras que resultaban duras y
extrañas en la cultura
decadente que se vivía en el imperio de ese momento. En su
tiempo había
muchos divorcios, así como también aberraciones y
abusos en el uso de
la sexualidad, incluido el homosexualismo, como en la cultura universal
que nos plantea el imperio de nuestro tiempo. Pero hoy, como ayer, no
será la acomodación de la Iglesia a la cultura
del momento, sino la
fidelidad a las raíces, lo que permitirá vivir
con gozo el contenido
salvador del mensaje evangélico...
2. LA IGLESIA LLEVA Y
DA AL MUNDO LO QUE DIOS HA PUESTO EN SUS MANOS... La Iglesia tiene lo
que recibió de Dios, ni más ni menos, a
Jesús, que se ha puesto en
nuestras manos. Es Jesús mismo, la Palabra de Dios que se
hizo hombre
para traernos la salvación. Siempre su misión
será la misma, llevar y
dar al mundo lo que Dios ha puesto en sus manos...
La Iglesia no dice lo
que dice sobre el matrimonio porque sea una palabra fruto de su
reflexión o de su invención. Es lo que
recibió de Jesús, y vale para
todos los tiempos. Lo mismo hay que decir de su palabra sobre el
significado de la sexualidad humana y su función al servicio
del amor.
Y lo mismo debe decirse de todo lo que constituye la
predicación de la
Iglesia para el bien del mundo entero...
La Palabra de Jesús, que la Iglesia debe hacer
llegar a todos los
rincones del mundo entero, tiene una eficacia que va más
allá de lo que
se puede esperar de las realidades meramente humanas. Desde este punto
de vista, la tarea de la Iglesia termina siendo siempre como una "pesca
milagrosa", cuyos resultados superan ampliamente lo que ella puede
esperar de sus limitadas fuerzas...
La Iglesia es invitada
cada día por Jesús a introducirse hasta los
rincones más apartados e
inhóspitos del mundo, llevando a todos lados el mensaje que
ha
recibido, un mensaje de salvación que los hombres de todos
los tiempos
necesitan, y que no pueden alcanzar por sí mismos...
Ante semejante realidad, ¿cómo se puede
esperar que la Iglesia cambie
su mensaje, para hacerse a la medida de las olas de cada
momento, o
para que su palabra suene "agradable" según las modas de
cada tiempo?
La suya es una Palabra recibida de Dios, cuyo contenido y mensaje
está
más allá de lo que se espera en cada momento. Es
una Palabra de
salvación, que debe acercar a todos los hombres de todos los
tiempos,
con sus redes abiertas, aunque parezca que nadie quiera entrar en
ellas. Por eso Juan Pablo II, al comenzar el tercer milenio de la
Iglesia, haciendo pie en este Evangelio, nos recordaba que
Jesús nos
sigue invitando para que, en la barca de la Iglesia,
siguiéramos
metiéndonos en todas las realidades del mundo, "mar
adentro", hasta su
más recónditas profundidades, anunciando y
llevando la salvación que de
Él mismo hemos recibido...
3. NUESTRA MISIÓN ES
LLEVAR A TODO EL MUNDO LA VIDA DE JESÚS...
También hoy, como en tiempos
de Jesús, Dios nos encarga una misión que tiene
algo de epopeya
imposible, que prolonga la que recibieron los Apóstoles,
hasta que sea
realizada en toda su dimensión. El mensaje que la Iglesia
tiene que
llevar a todo el mundo es el mismo que San Pablo recibió,
como los
demás Apóstoles, y
transmitió con su predicación: que Cristo
murió por nuestros pecados,
conforme a la Escritura; que fue sepultado y resucitó al
tercer día, de
acuerdo con la Escritura; que se apareció a Pedro y
después a los Doce,
lo mismo que a San Pablo, mostrándoles que había
resucitado, y que de
esa manera había vencido las barreras de la muerte y del
pecado, para
darnos la Vida eterna. Hay que tener en cuenta que el mundo no puede
encontrar en ningún otro lado esto que tiene la Iglesia para
darle. Por
eso a nadie le sirve que la Iglesia deje de darle lo que tiene en su
barca, tirando las redes...
Podrán
cambiar las formas, el lenguaje, los instrumentos que se utilicen (hace
sólo unos años yo no podía estar
enviando mis predicaciones
semanalmente por
correo
electrónico, como lo hago ahora, ni ponerlas en mi
página
a disposición de todos los
que quieren encontrarlas, desde cualquier lugar del mundo, como lo hago
ahora). Pero el mensaje de la Iglesia será siempre el mismo,
el que
Jesús ha puesto en sus manos. Hoy hay muchos que utilizan
Internet para
informarse, y la Iglesia, entonces, no puede estar ausente de ese foro.
Por eso el
Vaticano
tiene
su propia página en Internet, y allí se
puede leer lo que
el
Papa dice o
dijo en cada ocasión, de forma completa y sin
interferencias
deformantes. Por eso también es posible suscribirse al
Servicio
Informativo Vaticano (V.I.S.) para recibir desde
allí un informe
directo de lo que hace y dice el Papa...
Por
la misma razón el
Papa trata de utilizar todos los medios de comunicación que
están a su
alcance para llegar a todos con su palabra, que aplica a las
circunstancias de nuestro tiempo, de una manera actualizada, la Palabra
que Jesús nos ha dejado para todos los tiempos.
Aquí lo vemos cuando
hoy al mediodía, durante el rezo del
Angelus
en la Plaza de San Pedro (este vínculo
tardará unos días en estar
disponible), volvió a predicar sobre el valor de la familia
basada en
el matrimonio, para poner luz sobre las sombras que hoy caen sobre los
debates parlamentarios en Italia...
Nosotros, que hemos recibido de Jesús la Vida que
surge del sepulcro,
en el que la muerte es vencida por su Resurrección, tenemos
la misión
de llevar el anuncio de esta salvación, con fidelidad y
perseverancia,
fieles a su Palabra salvadora, confiados mucho más en su
eficacia que
en nuestras limitaciones, tanto o más evidentes que las de
los profetas
de todos los tiempos...