Que nos lleve a la meta...

Queridos amigos:
 
Esta fue mi predicación de hoy, 5 de agosto de 2007, Domingo XVIII. del Ciclo Litúrgico C, en la Abadía Santa Escolástica y en el Hogar Marín:

Bastón1. SI QUEREMOS ESTAR SIEMPRE SEGUROS, VAMOS A NECESITAR MUCHAS COSAS... Desde que nacemos, todo el tiempo estamos buscando seguridades. El asunto es que, si queremos estar siempre seguros, no nos van a alcanzar todas las que busquemos, porque siempre nos harán falta algunas más...

Cuando comienza a fallarnos el equilibrio, por ejemplo, primero tendremos necesidad de zapatos con suela de goma. Después preferiremos pisos alfombrados, que no sean resbaladizos. Pero finalmente, para mayor seguridad, terminaremos buscando apoyo en un bastón. Por un tiempo eso nos bastará, y aunque nos resulte raro al comienzo, el bastón terminará dándonos la seguridad que buscamos (¿cuántos "bastones" nos sirven de apoyo, de una y otra manera, en tantas cosas en las que no sabríamos movernos sin "apoyarnos" en otros?)...

Silla de ruedasPero seguramente llegará un momento en que tampoco el bastón nos alcanzará. Al principio puede ser que nos resistamos, pero tarde o temprano, para siempre o de una manera temporaria, si nos saben explicar la utilidad que nos puede dar terminaremos aceptando la silla de ruedas, en la que estaremos más seguros que caminando. El Padre Juan Jarillo pasó mucho tiempo en ella, y yo creo que terminó disfrutándola...

En muchas otras cosas también pretendemos la seguridad. Llamamos "seguro de salud" al sistema que nos permite ser atendidos del mejor modo posible cuando llega la enfermedad, sin los límites que nos impondría el dinero que podríamos tener disponible para ese momento (hay que decir que no se trata verdaderamente de un "seguro de salud", ya que no nos asegura la salud sino la atención cuando estamos enfermos). Existe también el "seguro de vida" que, por supuesto, no nos asegura de ningún modo la vida, sino que sirve para que los que los que dependen de nosotros no se queden en la calle justamente cuando nosotros "perdemos" la vida...

En realidad, por más seguros que busquemos e inventemos, está claro que hay algo que nunca podremos asegurar, y es precisamente "la vida". Jesús nos lo enseña hoy con la Parábola en la que nos dice una de las palabras que le conocemos, llamando "insensato", es decir, "necio", al rico que pretendió dedicarse a descansar, comer, beber y darse buena vida, simplemente porque había tenido una buena cosecha que le duraría para muchos años...

Camino2. NUESTRA VIDA ES SÓLO EL CAMINO. LA META ESTÁ MÁS ARRIBA, ES EL CIELO... No podemos asegurar la vida porque, por importante que sea, no es un bien absoluto. Estamos hechos para más que eso. Dios nos hizo para el Cielo, que consiste en una Vida que está más allá de ésta, siempre limitada, y que es sólo el camino para llegar a la meta, que está "más arriba"...

Por eso es que no tiene sentido dejarnos distraer tanto por el camino, al punto de perder de vista la meta. Si quisiéramos poner todas nuestras seguridades "acá en la tierra", estaríamos quedándonos muy cortos en nuestras aspiraciones, y no tardaríamos en quedar defraudados...

CaminoEl camino puede tener más o menos vueltas, subidas y bajadas, sombras u oscuridades, primaveras u otoños, pero no se basta a sí mismo, ni tiene en sí mismo su sentido. El camino sirve en la medida en que apunta y lleva hacia una meta. Nuestra vida tiene un límite, que a todos nos llegará, señalado por la muerte, después de la cual el último paso de nuestra condición terrenal será el cementerio. Y allí no caben todos los bienes que hayamos podido acumular, que necesariamente se quedan en la tierra. Los únicos que se pueden llevar son los que no pesan. El amor, resumen de todas las virtudes, será lo que podremos cargar con nosotros dentro del "sobretodo de madera". Por eso, no importa "cuanto se tiene", sino cómo se usan los bienes de la tierra, para que nos desvíen, sino que nos acerquen a la meta...

BastónEsto no se aplica sólo a las personas más ricas de la tierra. Ciertamente,vale para ellos, pero como todos somos alguien y hemos recibido algo, entonces también se aplica a cada uno de nosotros. Lo que somos y lo que tenemos son los instrumentos del amor con los que nuestra marcha se convierte en un camino hacia el Cielo...

A fuerza de "acumular", buscando seguridades, se pueden causar muchos daños. Las palabras de Jesús son duras, y los Padres de la Iglesia las predicaron con la misma dureza que por sí mismas tienen, sin echarle agua para hacerlas más livianas o llevaderas. Uno de ellos es San Basilio, Obispo de Cesárea de Capadocia, que murió en el año 379. En su comentario al Evangelio que hoy nos presenta la Liturgia decía que si cada uno usara lo que necesita y dejara de lado lo superfluo, nadie sería demasiado rico, y nadie, tampoco, sería demasiado pobre; la caridad, propia del que tiene la mirada puesta en las cosas del Cielo, ayudaría a la justicia para encontrar el equilibrio justo. Avaro, seguía San Basilio en su comentario, es el que no se contenta con lo necesario, y ladrón el que se queda con lo ajeno. Es avaro y ladrón, entonces, el que pretende quedarse con lo que Dios ha puesto en sus manos para que lo administre, usándolo al servicio de los demás y como instrumentos del amor...

Cruz y Cielo3. HAY QUE OCUPARSE DE LAS COSAS DE LA TIERRA CON LA MIRADA FIJA EN EL CIELO... San Pablo nos exhorta, en su carta a los Colosenses, a tener el pensamiento puesto en las cosas celestiales y no en las de la tierra, a buscar  los bienes del Cielo, porque sabe que lo definitivo no es el camino, sino la meta...

Nuestra vida consistirá siempre en ocuparnos de "las cosas de la tierra". Cada uno encontrará en eso su propia vocación, según sus dones, sus capacidades y sus inclinaciones, y de esa manera podrá saber cuál es su lugar en el mundo, ocupándose de "las cosas de la tierra". También las vocaciones que podrían pensarse más "celestiales", como las de los monjes o las monjas que se dedican a la oración en el silencio, se realizan, desde este punto de vista, ocupándose de "las cosas de la tierra", porque también pertenece "a la tierra" la oración. Pero para ellos y para todos nosotros, no será posible realizar bien lo propio de cada uno, si no es con la mirada fija en el Cielo. Ya que lo que realicemos será siempre el camino, mientras que el Cielo será siempre la meta, y Dios nos llama a recorrer el camino de una manera tal que no sólo no nos aleje sino que precisamente nos lleve a la meta...


Lecturas bíblicas del Domingo XVIII del Tiempo Ordinario del Ciclo C:

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Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge:
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