He llegado hoy, 28 de marzo de 2015, a Tierra Santa, donde celebraré, junto con un pequeño grupo de peregrinos argentinos, esta Semana Santa.
El precio para Ustedes de
este don que Dios me hace, será que no
podré enviarles cada día mis reflexiones, ya que no lo permite ni las
condiciones del lugar ni la precariedad de las condiciones del
peregrino. A modo de humilde compensación, y pidiendo al Señor que
Ustedes sepan disculpar esta interrupción (la primera en los últimos
cinco años), se me ocurrió que podría servir ponerles a mano mis
reflexiones de los mismos días, del año pasado. Aquí van:
Con
el propósito
de retomar las reflexiones el 12 de abril, Domingo
II de Pascua, dedicado a la Divina Misericordia, rezaré por todos
Ustedes en estos días de una Semana Santa que será especial, al tiempo
que les pido que recen por mí al Señor, para que pueda oír siempre su
llamado y responder con gratitud y generosidad.