Queridos amigos:
Esta hubiera sido mi predicación de hoy, 22 de febrero de 2004, Domingo VII
del Tiempo Ordinario, en el Hogar Marín, si un leve neumonitis no me hubiera
retenido en la cama. La preparé basándome en las siguientes frases de las
lecturas bíblicas de la Misa del día:
- El Señor le pagará a cada uno según su justicia y su lealtad.
Porque hoy el Señor te entregó en mis manos, pero yo no quise atentar
contra el ungido del Señor (1 Samuel 26, 23).
- El primer hombre procede de la tierra y es terrenal; pero el
segundo hombre procede del cielo. Los hombres terrenales serán como el
hombre terrenal, y los celestiales como el celestial. De la misma manera
que hemos sido revestidos de la imagen del hombre terrenal, también lo
seremos de la imagen del hombre celestial (1 Corintios 15, 47-49).
- Pero yo les digo a ustedes que me escuchan: Amen a sus enemigos,
hagan el bien a los que los odian. Bendigan a los que los maldicen,
rueguen por lo que los difaman. Al que te pegue en una mejilla, preséntale
también la otra; al que te quite el manto, no le niegues la túnica. Dale
a todo el que te pida, y al que tome lo tuyo no se lo reclames. Hagan por lo
demás lo que quieren que los hombres hagan por ustedes. Si aman a aquellos que
los aman, ¿qué mérito tienen? Porque hasta los pecadores aman a aquellos
que los aman. Si hacen el bien a aquellos que se lo hacen a ustedes, ¿qué
mérito tienen? Eso lo hacen también los pecadores. Y si prestan a
aquellos de quienes esperan recibir, ¿qué mérito tienen? También los
pecadores prestan a los pecadores, para recibir de ellos lo mismo (Lucas 6,
27-34).
1. NO SE SABE TODO LO QUE UNO PUEDE HASTA QUE LLEGAN LAS
EXIGENCIAS... Muchas veces funcionamos a presión. Si no tenemos mucho que
hacer, nos cuesta empezar con la tarea. Pero si la agenda se nos llena de cosas
pendientes, muchas veces se nos pone en marcha un impulso interior con el que
nos ponemos a hacer todas las cosas pendientes, con la mayor eficiencia...
También hay cosas que, pensadas en frío, parecen imposibles, pero que si
las circunstancias las reclaman, se pueden alcanzar. ¿Cuántas horas puede
pasarse alguien sin dormir? Si una madre está cuidando a un hijo enfermo, cuya
vida depende de su constante atención, estoy seguro que serán muchas más horas
que las que logramos imaginar...
Los deportistas se entrenan para llegar a las competencias más exigentes en
las mejores condiciones. Sin embargo, más allá de lo que alcanzan en los
entrenamientos, cuando las circunstancias los exigen en los momentos
culminantes, pueden llegar a rendir mucho más que lo que sus entrenadores o
ellos mismos se han imaginado...
Son las exigencias, entonces, las que nos dan la medida de lo que somos
capaces. Por eso, también podemos preguntarnos, a la hora de vivir las
exigencias de la fe, ¿hasta dónde seremos capaces de llegar...?
2. EL AMOR AL QUE JESÚS NOS LLAMA ES UNA EXIGENCIA SIN
LÍMITES... El amor, por su propia naturaleza, no admite límites. Si el amor
consiste no en un vago sentimiento, sino en la voluntad decidida de contribuir
al bien de aquel a quien se ama, está claro que no puede tener límites, porque
por mucho que hayamos hecho por el bien de alguien, siempre podremos hacer algo
más...
Pero además, el amor al que Jesús nos llama no tiene límites porque nadie
puede quedar fuera de él. Por eso Jesús nos plantea hoy esta exigencia, que
puede parecer a primera vista que va más allá de lo que somos capaces, del amor
a los enemigos...
Sin embargo, es una exigencia muy coherente y muy posible. Muy coherente,
porque se supone que nuestros enemigos quieren nuestro daño, nuestro mal. Lo
mejor que puede pasarnos, entonces, es que fracasen en su intento. Ahora bien,
si nuestros enemigos fracasan en su intento de hacernos mal, habrán comenzado a
hacer algo bueno, o al menos habrán dejado de hacer algo malo. Por lo tanto,
amar a nuestros enemigos, trabajar por su bien, será, en definitiva, también
hacerlo por el nuestro...
Podríamos preguntarnos, sin embargo, hasta qué punto somos capaces de amar
a nuestros enemigos. En primer lugar, hay que tener en cuenta que, sólo cuando
llegan las exigencias, cada uno sabe todo lo que puede. Por lo tanto, tampoco en
esta propuesta de Jesús, que parece tan por encima de nuestras fuerzas, de amar
a los enemigos, podemos achicarnos antes de tiempo. Pero además, no sólo es una
exigencia muy coherente, decías más arriba, sino también muy posible...
3. CON EL AMOR DE JESÚS EN NOSOTROS, TODO ES POSIBLE, NO
HAY LÍMITES... San Pablo nos dice hoy que "el primer hombre" procede de la
tierra y es terrenal, pero "el segundo hombre" procede del cielo. El
"primer hombre" es nuestra condición humana antes de la redención. Podríamos
decir que consiste en nuestra semejanza con Adán. Pero el "segundo hombre" es la
humanidad asumida y redimida por Jesús...
Nosotros no somos ya sólo terrenales. La nuestra es la condición del hombre
celestial. Lo que no pueden nuestras fuerzas terrenales para vivir con
entusiasmo y compromiso un amor sin límites en el que entren también todos los
que por algún motivo podemos llamar "nuestros enemigos", lo podemos con el amor
de Jesús, que Él infunde en nuestros corazones. Dejemos, por lo tanto, que
lleguen las exigencias. Ellas no dirán todo lo que podemos, aunque no seamos
capaces de imaginarlo...
Un abrazo y mis oraciones.
Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge: