Todo es posible...

Queridos amigos:
 
Esta hubiera sido mi predicación de hoy, 22 de febrero de 2004, Domingo VII del Tiempo Ordinario, en el Hogar Marín, si un leve neumonitis no me hubiera retenido en la cama. La preparé basándome en las siguientes frases de las lecturas bíblicas de la Misa del día:

 
Habilidades1. NO SE SABE TODO LO QUE UNO PUEDE HASTA QUE LLEGAN LAS EXIGENCIAS...  Muchas veces funcionamos a presión. Si no tenemos mucho que hacer, nos cuesta empezar con la tarea. Pero si la agenda se nos llena de cosas pendientes, muchas veces se nos pone en marcha un impulso interior con el que nos ponemos a hacer todas las cosas pendientes, con la mayor eficiencia...
 
También hay cosas que, pensadas en frío, parecen imposibles, pero que si las circunstancias las reclaman, se pueden alcanzar. ¿Cuántas horas puede pasarse alguien sin dormir? Si una madre está cuidando a un hijo enfermo, cuya vida depende de su constante atención, estoy seguro que serán muchas más horas que las que logramos imaginar...
 
Los deportistas se entrenan para llegar a las competencias más exigentes en las mejores condiciones. Sin embargo, más allá de lo que alcanzan en los entrenamientos, cuando las circunstancias los exigen en los momentos culminantes, pueden llegar a rendir mucho más que lo que sus entrenadores o ellos mismos se han imaginado...
 
Son las exigencias, entonces, las que nos dan la medida de lo que somos capaces. Por eso, también podemos preguntarnos, a la hora de vivir las exigencias de la fe, ¿hasta dónde seremos capaces de llegar...?
 
Amor en la Cruz2. EL AMOR AL QUE JESÚS NOS LLAMA ES UNA EXIGENCIA SIN LÍMITES... El amor, por su propia naturaleza, no admite límites. Si el amor consiste no en un vago sentimiento, sino en la voluntad decidida de contribuir al bien de aquel a quien se ama, está claro que no puede tener límites, porque por mucho que hayamos hecho por el bien de alguien, siempre podremos hacer algo más...
 
Pero además, el amor al que Jesús nos llama no tiene límites porque nadie puede quedar fuera de él. Por eso Jesús nos plantea hoy esta exigencia, que puede parecer a primera vista que va más allá de lo que somos capaces, del amor a los enemigos...
 
Sin embargo, es una exigencia muy coherente y muy posible. Muy coherente, porque se supone que nuestros enemigos quieren nuestro daño, nuestro mal. Lo mejor que puede pasarnos, entonces, es que fracasen en su intento. Ahora bien, si nuestros enemigos fracasan en su intento de hacernos mal, habrán comenzado a hacer algo bueno, o al menos habrán dejado de hacer algo malo. Por lo tanto, amar a nuestros enemigos, trabajar por su bien, será, en definitiva, también hacerlo por el nuestro...
 
Podríamos preguntarnos, sin embargo, hasta qué punto somos capaces de amar a nuestros enemigos. En primer lugar, hay que tener en cuenta que, sólo cuando llegan las exigencias, cada uno sabe todo lo que puede. Por lo tanto, tampoco en esta propuesta de Jesús, que parece tan por encima de nuestras fuerzas, de amar a los enemigos, podemos achicarnos antes de tiempo. Pero además, no sólo es una exigencia muy coherente, decías más arriba, sino también muy posible...
 
Amor y Cruz3. CON EL AMOR DE JESÚS EN NOSOTROS, TODO ES POSIBLE, NO HAY LÍMITES... San Pablo nos dice hoy que "el primer hombre" procede de la tierra y es terrenal, pero "el segundo hombre" procede del cielo. El "primer hombre" es nuestra condición humana antes de la redención. Podríamos decir que consiste en nuestra semejanza con Adán. Pero el "segundo hombre" es la humanidad asumida y redimida por Jesús...
 
Nosotros no somos ya sólo terrenales. La nuestra es la condición del hombre celestial. Lo que no pueden nuestras fuerzas terrenales para vivir con entusiasmo y compromiso un amor sin límites en el que entren también todos los que por algún motivo podemos llamar "nuestros enemigos", lo podemos con el amor de Jesús, que Él infunde en nuestros corazones. Dejemos, por lo tanto, que lleguen las exigencias. Ellas no dirán todo lo que podemos, aunque no seamos capaces de imaginarlo...


Un abrazo y mis oraciones.
 
P. Alejandro W. Bunge
Consultas o comentarios, aquí:Correo



Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge: