Artífices de nuestro destino...

Queridos amigos:

Esta fue mi predicación de hoy, 22 de agosto de 2004, Domingo XXI del Tiempo Ordinario, en el Hogar Marín. Me basé en las siguientes frases de las lecturas bíblicas de la Misa del día:

 
Pregunta1. A TODOS NOS GUSTARÍA SER UN POCO ADIVINOS, PARA CONOCER EL FUTURO... Hay una cantidad de preguntas sobre el futuro que tenemos pendientes, y que quisiéramos poder responder sin necesidad de esperar. Por ejemplo, es posible que queramos saber cómo será la muerte. Hay libros enteros que se escriben con narraciones de los que cuentan haber estado cerca, pero que no dejan de ser historias que, en el mejor de los casos, hablan de la cercanía de la muerte, pero no de la experiencia de la misma, ya que de ella, por definición, no se vuelve, es un punto sin retorno. También quizás quisiéramos saber: ¿Cuándo y de qué manera será el fin del mundo? ¿Cómo será la vida después de la muerte?...
 
Pregunta
Pero además, cosas más terrenas despiertan nuestra ansiedad y nuestra curiosidad, ya que no nos resulta fácil o cómodo la espera a las que nos someten. ¿Quién será el que gane el campeonato de fútbol que se está disputando? ¿Cuál será el país que se lleve más medallas en estas Olimpíadas? ¿Cuántas medallas cosecharán los argentinos? ¿Cómo será el clima de los próximos días?...
 
AdivinaTodas estas, y otras cosas del futuro, de las que no conocemos el resultado hasta que suceden, son las que mueven a más de uno a hacer previsiones, en el mejor de los casos de una manera más o menos científicas, con planificación y los pronósticos, y en el peor de los casos acudiendo a una cantidad de cosas raras que se nos ponen a la mano con una gran divulgación, incluso a través de los medios de comunicación más serios: los horóscopos, la tirada de las cartas, los adivinos o adivinas...
 
Hasta a Jesús le hacen preguntas sobre el futuro: "¿es verdad que son pocos los que se salvan?" Seguramente si Jesús respondía con un número, el que hizo la preguntaría hubiera seguido con otra pregunta: "¿yo estoy entre ellos?". Es que a veces nos pesa tanto el futuro (no podemos conocerlo, porque depende de nuestra libertad y la de otros), que aún al precio de actuar irracionalmente, queremos que alguien nos diga, sin necesidad de esperar, que será lo que pasará. Es como si nos pesara tanto la libertad, que a veces preferiríamos conocer el futuro, para no depender de ella. Pero eso no es posible, ya que Dios nos ha hecho a su imagen, y eso incluye necesariamente nuestra libertad...
 
Alternativas distintas2. DIOS NOS HA HECHO LIBRES; SOMOS LOS ARTÍFICES DE NUESTRO DESTINO... Hechos a imagen de Dios, nuestra libertad es lo que nos hace más semejantes a Él, aún con todas las diferencias que nos separan, ya que Dios tiene una libertad absoluta, y la nuestra es una libertad limitada, creada...
 
Dios nos hizo capaces de caminar, por nuestra propia decisión, a la meta para la que nos ha creado. Nos ha hecho capaces de alcanzar la salvación que Jesús nos ganó en la Cruz y con su Resurrección, y de hacerlo por nuestra propia decisión. Por eso, no hay nada automático y mecanizado en la salvación. Ya lo decía San Agustín: "Dios, que me creó sin mí [es decir, sin pedirle permiso para darle la vida], no puede salvarme sin mí [es decir, sin su decisión y su colaboración]"...
 
PuertaNuestra vida puede tener resultados distintos. Uno bueno, que Jesús describe en el Evangelio de hoy como el banquete del Reino de Dios. Y uno desastroso, que Jesús describe con toda vivacidad como llanto y rechinar de dientes. Y entre uno y otro resultado está nuestra decisión, nuestra libertad, por la que elegimos el camino por el que queremos ir, y en consecuencia también el destino al que llegamos...
 
La exhortación de Jesús, a que pasemos por la puerta estrecha, nos dice con toda claridad que para alcanzar la salvación necesitamos una decisión. Hay que ponerse en marcha, y elegir cómo y hacia dónde. Para alcanzar la salvación, por otra parte, no basta haber "comido y bebido" con Jesús, y haber "oído sus enseñanzas". Yo creo que esto que Jesús dice a los curiosos que preguntan sobre la cantidad de los que salvarán es una referencia clara a que no será la cantidad de comuniones que hayamos hecho o la cantidad de Misas en las que hayamos participado, ni la cantidad de predicaciones o conferencias, o charlas o "sermones" que hayamos escuchado las que nos garantizarán la salvación. Lo que importará a la hora de la verdad, que a todos llega, será lo que hayamos hecho. Eso será lo que definirá nuestra suerte. Es a través de lo que hacemos como se pone en evidencia lo que estamos eligiendo cada día, cuando se nos presenta la encrucijada entre lo que está bien, lo que está menos bien y lo que decididamente está mal. San Juan de la Cruz lo expresaba con claridad cuando nos decía que al atardecer de la vida (es decir, a la hora de la muerte), seremos juzgados en el amor...
 
Visita a enfermo3. HAY QUE VIVIR EN EL AMOR PARA ENTRAR EN EL BANQUETE DEL REINO DE DIOS... Es en el amor donde nuestra fe se muestra viva. Es muy importante la Misa y la oración. Ellas son, en realidad, el alimento y el oxígeno de nuestra fe, que nos permiten mantenerla viva y despierta. En ese sentido, resultan de una eficacia que no podemos desperdiciar si no es con temeridad. Pero es el amor el que nos mostrará que la fe está viva y es eficaz...
 
CorazonesSólo de esa manera se entra en el Reino de Dios, a fuerza de una fe vivida en forma comprometida, que se manifiesta en el amor, con el que cada uno de nosotros puede ocuparse de los demás. Será en el amor donde Jesús podrá reconocernos. Él nos salvó en la Cruz y con la Resurrección por la fuerza y la eficacia del amor de Dios, y nos invita a alcanzar la salvación por ese mismo camino eficaz del amor. La beata Juana Jugan, que inspira y anima la tarea de las Hermanitas de los Pobres, decía que, cuando iba de Hogar en Hogar, visitando todos los que había ido creando en Francia, lo hacía siempre alabando a Dios. Eso nos muestra que la animaba una fe alegre y manifiesta. Pero no se trataba de una fe vacía, sino colmada de amor, que se hacía eficaz en la atención de los ancianos. Así también nosotros, con una fe bien alimentada, podremos vivir en el amor, pasando por la puerta estrecha que nos hace entrar en el Reino de los Cielos...


Un abrazo y mis oraciones.
 
P. Alejandro W. Bunge
Consultas o comentarios, aquí:Correo



Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge: