El que alegra nuestra fiesta...

Queridos amigos:
 
Esta fue mi predicación de hoy, 18 de enero de 2004, Domingo II del Tiempo Ordinario. Me basé en las siguientes frases de las lecturas bíblicas de la Misa del día:

 
Fiesta1. HACEN FALTA VARIAS COSAS CUANDO QUEREMOS PREPARAR UNA FIESTA... La fiesta es parte de la vida, por eso nos gusta hacer, de vez en cuando, una fiesta. Sin embargo, las fiestas no se hacen así nomás. Hacen falta algunas cosas...
 
En primer lugar, nadie puede hacer una fiesta estando solo. Necesitamos otros con quienes organizarla, con quienes compartirla, a quienes invitar, que estén disponibles y dispuestos a participar en ella. Además, ya que toda fiesta es, de alguna manera, una celebración de la vida, normalmente necesitaremos algo que poner sobre la mesa, para comer y beber, ya que es compartiendo algo tan vital como el alimento y la bebida, como mejor se celebra la vida. También necesitaremos acomodar un poco el lugar de la fiesta, para que todos los que vengan quepan bien y estén cómodos, al resguardo del agua si llueve, y en lo posible también del frío y del calor...
 
Pero, de todos modos, con todo eso no alcanza. Porque, cuando queremos preparar una fiesta, lo primero que hace falta es un buen motivo para festejar, ya que no puede haber fiesta, si no hay algo que pueda ser festejado, algo que sea capaz de unir los corazones en una común alegría, algo que tenga que ver con el núcleo de toda fiesta y toda celebración, que es el don de la vida...
 
Es por eso que la presencia de Jesús en las Bodas de Caná hizo especialmente feliz esa fiesta. No sólo porque cambió el agua en vino, sino, y especialmente, porque movido por María, su Madre, allí comenzó Jesús a hacer los signos con los que nos mostró que Él podía darnos los verdaderos motivos de fiesta y alegría...
 
Tumba vacía2. ES JESÚS EL QUE ALEGRA NUESTRA FIESTA, ÉL NOS HA DADO LA VIDA... A partir del pecado, nuestro destino, como el de todos los hombres, era la muerte. Y si ese es el horizonte que tenemos por delante, no es posible, o tiene poco sentido, la fiesta y a la alegría. Pero Jesús no quiso dejarnos en semejante desamparo. Por eso, se hizo hombre y nació de María. Llegada su Hora, se entregó a Dios nuestro Padre en el supremo acto de Amor de la Cruz, y con su Resurrección, nos abrió las Puertas del Cielo, para que podamos pasar de la muerte a la Vida...
 
Así como en Caná transformó el agua en vino, y del mejor, para que pudiera continuar la fiesta, Jesús en la Cruz transformó el dolor en camino de salvación, perdonó los pecados con la misericordia de Dios, y transformó, con la Resurrección, la muerte en Vida. Esos son los milagros que realmente importan, y que nos permiten tener verdaderos, profundos y permanentes motivos de fiesta y alegría...
 
Caná3. COMO EN CANÁ, MARÍA NOS PIDE QUE HAGAMOS TODO LO QUE JESÚS NOS DIGA... Jesús no estuvo solo en las Bodas de Caná. María también estaba, y gracias a ella Jesús hizo el primero de los signos que nos permiten identificar en Él a nuestro Salvador. El Evangelio recoge sólo dos frases propias de María. Cuando el Ángel le anuncia la Encarnación, ella responde "Hágase en mí según tu Palabra". Y en Caná dice, mirando a Jesús, "Hagan todo lo que Él les diga" (el Magnificat lo canta María tomando frases del Antiguo Testamento). Son frases claves, que señalan el camino de nuestra salvación...
 
Basta hacer todo lo que Jesús nos dice, para que siempre tengamos motivos de fiesta, ya que tendremos con Él la salvación y la Vida. Tendremos que ir al Evangelio para encontrar lo que Jesús nos dice, y hacerlo. Podemos estar seguros que, si hacemos siempre lo que Jesús nos dice, tendremos siempre motivos de fiesta y estará siempre asegurada nuestra alegría. Si, en cambio, dejamos de hacerlo, no podrán ser nunca duraderas nuestras alegrías...


Un abrazo y mis oraciones.
 
P. Alejandro W. Bunge
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