El que alegra nuestra fiesta...
Queridos amigos:
Esta fue mi predicación de hoy, 18 de enero de 2004, Domingo II del Tiempo
Ordinario. Me basé en las siguientes frases de las lecturas bíblicas de la Misa
del día:
- Las naciones contemplarán tu justicia y todos los reyes verán tu
gloria; y tú serás llamada con un nombre nuevo, puesto por la boca del
Señor. Serás una espléndida corona en la mano del Señor, una diadema real
en las palmas de tu Dios. No te dirán más «¡Abandonada!», sino que te
llamarán «Mi deleite», y a tu tierra «Desposada» (Isaías 62, 2-4).
- Ciertamente, hay diversidad de dones, pero todos proceden del
mismo Espíritu. Hay diversidad de ministerios, pero un solo Señor. Hay
diversidad de actividades, pero es el mismo Dios el que realiza todo en
todos. En cada uno, el Espíritu se manifiesta para el bien común... en
todo esto, es el mismo y único Espíritu el que actúa, distribuyendo sus
dones a cada uno en particular como él quiere (1 Corintios 12, 4-7 y 11).
- Tres días después se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y
la madre de Jesús estaba allí. Jesús también fue invitado con sus
discípulos. Y como faltaba vino, la madre de Jesús le dijo: «No tienen vino».
Jesús le respondió: «Mujer, ¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no
ha llegado todavía». Pero su madre dijo a los sirvientes: «Hagan
todo lo que él les diga». Había allí seis tinajas de piedra destinadas a los
ritos de purificación de los judíos, que contenían unos cien litros cada
una. Jesús dijo a los sirvientes: «Llenen de agua estas tinajas». Y
las llenaron hasta el borde. «Saquen ahora, agregó Jesús, y lleven al
encargado del banquete». Así lo hicieron. El encargado probó el agua
cambiada en vino... (Juan 2, 1-9).
1. HACEN FALTA VARIAS COSAS CUANDO QUEREMOS PREPARAR UNA
FIESTA... La fiesta es parte de la vida, por eso nos gusta hacer, de vez en
cuando, una fiesta. Sin embargo, las fiestas no se hacen así nomás. Hacen falta
algunas cosas...
En primer lugar, nadie puede hacer una fiesta estando solo. Necesitamos
otros con quienes organizarla, con quienes compartirla, a quienes invitar, que
estén disponibles y dispuestos a participar en ella. Además, ya que toda fiesta
es, de alguna manera, una celebración de la vida, normalmente necesitaremos algo
que poner sobre la mesa, para comer y beber, ya que es compartiendo algo tan
vital como el alimento y la bebida, como mejor se celebra la vida. También
necesitaremos acomodar un poco el lugar de la fiesta, para que todos los que
vengan quepan bien y estén cómodos, al resguardo del agua si llueve, y en lo
posible también del frío y del calor...
Pero, de todos modos, con todo eso no alcanza. Porque, cuando queremos
preparar una fiesta, lo primero que hace falta es un buen motivo para festejar,
ya que no puede haber fiesta, si no hay algo que pueda ser festejado, algo que
sea capaz de unir los corazones en una común alegría, algo que tenga que
ver con el núcleo de toda fiesta y toda celebración, que es el don de la
vida...
Es por eso que la presencia de Jesús en las Bodas de Caná hizo
especialmente feliz esa fiesta. No sólo porque cambió el agua en vino, sino, y
especialmente, porque movido por María, su Madre, allí comenzó Jesús a hacer los
signos con los que nos mostró que Él podía darnos los verdaderos motivos de
fiesta y alegría...
2. ES JESÚS EL QUE ALEGRA NUESTRA FIESTA, ÉL NOS HA DADO LA
VIDA... A partir del pecado, nuestro destino, como el de todos los hombres, era
la muerte. Y si ese es el horizonte que tenemos por delante, no es posible, o
tiene poco sentido, la fiesta y a la alegría. Pero Jesús no quiso dejarnos en
semejante desamparo. Por eso, se hizo hombre y nació de María. Llegada su Hora,
se entregó a Dios nuestro Padre en el supremo acto de Amor de la Cruz, y con su
Resurrección, nos abrió las Puertas del Cielo, para que podamos pasar de la
muerte a la Vida...
Así como en Caná transformó el agua en vino, y del mejor, para que pudiera
continuar la fiesta, Jesús en la Cruz transformó el dolor en camino de
salvación, perdonó los pecados con la misericordia de Dios, y transformó, con la
Resurrección, la muerte en Vida. Esos son los milagros que realmente importan, y
que nos permiten tener verdaderos, profundos y permanentes motivos de fiesta y
alegría...
3. COMO EN CANÁ, MARÍA NOS PIDE QUE HAGAMOS TODO LO QUE
JESÚS NOS DIGA... Jesús no estuvo solo en las Bodas de Caná. María también
estaba, y gracias a ella Jesús hizo el primero de los signos que nos permiten
identificar en Él a nuestro Salvador. El Evangelio recoge sólo dos frases
propias de María. Cuando el Ángel le anuncia la Encarnación, ella responde
"Hágase en mí según tu Palabra". Y en Caná dice, mirando a Jesús, "Hagan todo lo
que Él les diga" (el Magnificat lo canta María tomando frases del Antiguo
Testamento). Son frases claves, que señalan el camino de nuestra
salvación...
Basta hacer todo lo que Jesús nos dice, para que siempre tengamos motivos
de fiesta, ya que tendremos con Él la salvación y la Vida. Tendremos que ir al
Evangelio para encontrar lo que Jesús nos dice, y hacerlo. Podemos estar
seguros que, si hacemos siempre lo que Jesús nos dice, tendremos siempre
motivos de fiesta y estará siempre asegurada nuestra alegría. Si, en cambio,
dejamos de hacerlo, no podrán ser nunca duraderas nuestras alegrías...
Un abrazo y mis oraciones.
Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge: