Con insistencia, sin caprichos...

Queridos amigos:
 
Esta fue mi predicación de hoy, 25 de julio de 2004, Domingo XVII del Tiempo Ordinario, en el Hogar Marín. Me basé en las siguientes frases de las lecturas bíblicas de la Misa del día:

 
Futbolistas brasileros1. ¿CÓMO HACE DIOS PARA RESPONDER A TODOS LOS QUE LE PIDEN ALGO?... Debe ser muy difícil para Dios arreglárselas para responder a todos los que acuden a Él con su oración, pidiéndole algo. Hoy, por ejemplo, seguramente muchos de los ciento treinta millones de brasileros le habrán pedido en su oración que el festejo de la Copa Futbolistas argentinosAmérica de fútbol que se juega en Perú se vista de color amarillo. Y  muchos de los treinta y siete millones de argentinos habrán acudido a Él pidiendo que la fiesta sea de color albiceleste (es una cantidad menor, pero sólo en número, no en fervor futbolístico). En realidad, es posible que cada día que se juega un partido de fútbol, un grupo de aficionados de cada uno de los clubes que juegan se dirija a Dios para involucrarlo en el resultado, cada uno a su favor...
 
De todos modos, el fútbol no es el único motivo de oración que puede llevar hacia Dios con intenciones contrapuestas. También es posible, y muy probable, que todos recemos para que les vaya mal a nuestros enemigos, incluso pidiéndole que desaparezcan de nuestro horizonte. Si nuestra oración es muy piadosa, hasta podemos llegar a pedirle a Dios para que algún enemigo en especial se vaya pronto al Cielo, "sin demora", para lo cual hace falta que se muera, y deje, por lo tanto, de ser un enemigo del cual preocuparse (quizás, si Dios siempre hiciera caso de ese tipo de oraciones, no quedaría nadie sobre la tierra, porque es muy probable que a cada uno de nosotros al menos alguien nos considere "su" enemigo)...
 
Hace mucho tiempo existen también algunas costumbres "no muy piadosas" respecto de la oración, que cada tanto se hacen sentir. Tiempo atrás se hacían cadenas por cartas, que prácticamente nos obligaban a continuarlas, enviándolas a un determinado número de personas, porque en caso contrario podían sucedernos especiales males u ocurrirnos determinados daños. También se acostumbró en un tiempo hacer prácticamente "piquetes" de oración, con cadenas, novenas o repeticiones determinadas de oraciones, con las que los santos se veían obligados a responder a nuestro pedido, bajo la pena de que su imagen fuera puesta boca abajo si no respondía según nuestro buen querer (o nuestro capricho). Hoy, con los nuevos medios de comunicación, se ha multiplicado este tipo de oración "piquetera" que pretende poner a los santos contra la espada y la pared, obligados a responder a nuestra oración. Muchas veces recibimos correos electrónicos sobre determinadas oraciones que hay que dirigir a determinados santos, en los que se nos conmina: "no rompan esta cadena, es milagrosa", y se nos manda: "debes hacer X copias, repartirlas en los siguientes X días a X personas y a cambio recibirás"...
 
Pero, como no hay que rezar de cualquier manera y pidiendo cualquier cosa, hoy Jesús, con su ejemplo y con su Palabra, quiere enseñarnos a rezar "como Dios manda", es decir, bien...
 
Padre bueno2. DIOS ES UN PADRE BUENO, Y SÓLO DA LO QUE ES BUENO PARA SUS HIJOS... La enseñanza de Jesús comienza mostrándonos que Dios es nuestro Padre, y por lo tanto es posible y necesario dirigirse a Él como lo hace un hijo. Las palabras del Padrenuestro, que San Lucas nos presenta en una versión más breve que la que habitualmente usamos (que está en el capítulo 6 de San Mateo), no son las únicas con las que podemos y debemos dirigirnos a Dios, pero sí será siempre la confianza y el espíritu filial que impregnan esta oración los que deberán alentar la nuestra...
 
Un padre, si es bueno, no puede decir siempre que sí a sus hijos. Se le harían caprichosos, y además terminaría haciéndoles daño muchas veces. Los hijos tienen necesidad de ser ayudados por sus padres para crecer rectamente y para aprender a conducirse con su propia libertad para alcanzar el bien para el que Dios los ha hecho. Y así como el padre no les da todo lo que piden, sino aquello que los conduce al bien, así también hace Dios con nosotros...
 
VocacionesSeguro que Dios no siempre responderá con lo que esperamos a nuestra oración, y menos mal que es así. Porque Él mira las cosas de una manera más completa que la que nosotros tenemos. El sabe que nos ha hecho para el Cielo, y en lo que de Él depende, nos guía y ayuda para que alcancemos, por nuestra propia decisión y libertad, esa meta. A veces nos convendrá la salud, pero a veces podrá ser la enfermedad la que nos ayude. Será la vida prolongada la que nos lleve mejor al Cielo, o será la muerte no deseada. Será la riqueza la que convenga a nuestra meta (aunque es difícil, por el amor y la justicia se hacen en esa condición mucho más complicadas), o será la pobreza la que nos enseñe a depender de Dios, sabiendo con Él, nada nos falta...
 
Dios sabe lo que nos conviene en cada caso y en cada momento, y nos da lo que nos hace falta para alcanzar nuestra meta. Por eso es que, estando atentos a la respuesta de Dios a nuestra oración, podemos aprender mucho sobre lo que nos hace falta pedir, y sobre lo que no resulta tan necesario. En todo caso, Jesús nos enseña, además del espíritu de toda oración que anima el Padrenuestro, y que nos pone en manos de Dios como un hijo se pone en manos de su Padre bondadoso, otras características de nuestra oración, a través de parábolas y ejemplos...
 
Oración3. JESÚS NOS ENSEÑA A REZAR CON INSITENCIA, SIN CAPRICHOS Y CON CONFIANZA... En primer lugar, nos enseña a rezar con insistencia. Como dijimos recién, Dios sabe lo que nos conviene. La insistencia en la oración, entonces, no es para que Dios se entere de lo que nos hace falta. Como dice San Agustín, si por eso fuera, nuestra oración bien podría bastarse con el silencio. Es a nosotros, sigue San Agustín, que nos hace bien traducir nuestra oración en palabras. Somos nosotros los que aprendemos así cuánto es que dependemos de Dios, y en qué es que nos ponemos en sus manos, así como también la oración hecha en palabras nos muestra en cuántos ámbitos de nuestra vida no lo tenemos en cuenta a Dios, y quedan fuera de nuestra oración...
 
Juan Pablo II rezaPor otra parte, con la respuesta de Dios a nuestra oración, aprendemos a distinguir lo que nos hace bien y lo que no necesitamos, porque, mirando a nuestra meta celestial, nos resulta superfluo. ¿Cuántas veces hemos tomado a Dios como un especial almacenero o proveedor, al que podemos pedirle lo que se nos viene en mente, y quien nos tiene que responder en tiempo y forma, bajo nuestra velada amenaza de enojarnos con Él? Tengamos siempre en cuenta que Dios, como Padre bueno, sólo puede dar cosas buenas a su hijos, y sólo Él sabe verdaderamente lo que para cada uno de nosotros es bueno. Hagamos la prueba: pidamos a Dios que nos dé el Espíritu Santo, que es el maestro interior de toda oración...
 
Además de la enseñanza de Jesús, nada nos mostrará mejor el valor de la insistencia en la oración que mirar a los que rezan de esa manera. Con la confianza que surge de una vida entregada a Dios, es posible y además resulta imprescindible, rezar siempre. Así como la respiración es necesaria para renovar con oxígeno la sangre, así con nuestra oración Dios renovará siempre nuestro espíritu con el don de su Espíritu...


Un abrazo y mis oraciones.
 
P. Alejandro W. Bunge
Consultas o comentarios, aquí:Correo



Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge: