Lo más importante...

Queridos amigos:
 
Esta fue mi predicación de hoy, 18 de julio de 2004, Domingo XVI del Tiempo Ordinario, en el Hogar Marín. Me basé en las siguientes frases de las lecturas bíblicas de la Misa del día:

 
Cocinero1. CUANDO SE RECIBEN VISITAS, HAY QUE OCUPARSE DE PREPARAR LA CASA... Es muy bueno, de vez en cuando, recibir visitas. Además del gusto de tenerlas en casa, sirve, entre otras cosas, para poner la casa en orden...
 
BarriendoAlguno varón puede ser que, al recibir visitas, tome la iniciativa y se dedique a cocinar, tomando conciencia de que él también puede entrar en la cocina (es cierto que la presencia del varón puede acarrear, al menos en algunos casos, trabajo extra, ya que dejará la cocina "patas para arriba", y hay que ponerla en orden para cuando lleguen las visitas)...
 
Para recibir visitas, habrá que recoger toda la ropa que, con el paso de los días, se va amontonando en el perchero, arriba de una silla o detrás de la puerta, con el inocente pero fatal pensamiento: "mañana la ordeno". Hay que limpiar bien la platería, y sacarle brillo. Hay que sacudir los almohadones, para que queden bien inflados. Hay que barrer hasta en los rincones, hay que recoger todos los papeles que están dando vueltas por todos lados, y ponerlos en su lugar. Hay que poner la mesa con la mejor vajilla... Hay tarea para todos cuando se reciben visitas, y es un buen ejercicio para toda la familia....
 
Será por esto, quizás, que el Hogar Marín está siempre reluciente, como sucede también en el resto de los Hogares de las Hermanitas de los Pobres en los que residen tantos ancianos. Porque en estos Hogares siempre se reciben muchas visitas, y todos, las Hermanitas, los ancianos residentes y los empleados, con un férrea y al mismo tiempo aceitada organización, tienen siempre todo en su lugar...
 
Pero todas estas cosas, con ser muy importantes y además necesarias, no alcanzan para recibir visitas. Además, es necesario lo fundamental, que es recibir con calidez y verdadero amor a los que llegan a nuestra casa. Porque no se trata sólo de abrirles las puertas de nuestra casa, para que la encuentren limpia y ordenada, y nos digan: "¡qué bien que está todo!". Se trata también, y principalmente, de abrirles las puertas del corazón, de cada uno y de la familia...
 
Ahora bien, ¿qué es lo que tendremos que hacer, cuando es el mismo Dios el que golpea a la puerta, y viene de visita a nuestra casa? Es lo que Jesús nos enseña hoy, con su visita a las hermanas Marta y María...
 
Jesús, Marta y María2. NADA ES MÁS IMPORTANTE QUE ESCUCHAR A JESÚS, QUE NOS HABLA... "Obras son amores, y no buenas razones", decía Pascal, y quería expresarnos de esa manera el camino que Jesús nos ha señalado para alcanzar nuestra meta, que es el Cielo. Nada de teorías, algo bien práctico, obras que pongan en evidencia el amor a Dios y a nuestros hermanos, el servicio a Dios y a nuestros hermanos al que nos lleva un amor comprometido, ya que, como decía San Juan de la Cruz en el siglo XVI, al atardecer de la vida (es decir, a la hora de nuestra muerte), seremos juzgados por el amor...
 
Jesús, Marta y MaríaTodas las cosas a las que nos lleva el amor son cosas que hay que hacer. Hay que arreglar el cuarto, hay que poner la mesa, hay que servir bien una buena comida, hay que limpiar y secar los platos, hay que ayudar al que no puede comer o no puede caminar solo, hay que lavar y tender la ropa, y luego plancharla y guardarla, para que la casa esté siempre en orden para recibir visitas. Esto lo hacen todos los días los residentes del Hogar Marín, los que trabajan en él, las Hermanitas de los Pobres y los que brindan su colaboración como voluntarios...
 
Todas estas cosas son el modo de servir al Señor, que nos visita a través de cada hermano que nos reclama un servicio de amor. Pero nada de esto puede hacerse como un servicio de amor, si no se empieza por escuchar al Señor, y aprender de Él el camino del servicio...
 
Abraham, nos muestra la primera lectura, reconoció en los viajeros que golpearon a su puerta, una visita de Dios a través de sus mensajeros. Y se deshizo en atenciones, para estuvieran a gusto y siguieran contentos su viaje. Pero nada de eso hubiera sido posible si no se daba cuenta, primero, que se trata de Dios que golpeaba a su puerta a través de sus mensajeros. Sabemos que Abraham era un hombre de fe, es más, lo llamamos "nuestro padre en la fe". Pues bien, eso mismo nos dice que era un hombre de oración, porque sólo rezando se puede mantener viva la llama de la fe, ya que, sin oración, va languideciéndose, hasta apagarse...
 
Oración3. PARA VIVIR EN EL AMOR, EL ALIMENTO NECESARIO ES ESCUCHAR A JESÚS... El camino que nos lleva al Cielo es el camino del servicio y del amor, a Dios y a nuestros hermanos. Pero esto no significa que lo más importante sea las cosas que hagamos. Nadie va a obtener el "Cielo" como si fuera un "premio" que se gana si uno llega a una cantidad determinada de "puntos" que se suman por el tamaño de los actos de amor que realiza...
 
Juan Pablo II rezaLlegaremos al Cielo por gracia y regalo de Dios, por una vida de amor perseverante que se vuelque a Dios y a nuestros hermanos con actos de amor que se realizan uno a uno, todos los días. Pero para vivir de esta manera en el amor, es necesario un alimentos que sólo el mismo Dios nos puede dar. Se trata simplemente de escuchar a Jesús, que nos habla con su Palabra salvadora...
 
Aunque ya no puede hacerlo con el mismo ritmo con la que lo hacía cuando era más joven, el Papa realiza todavía un servicio de amor a Dios y a sus hermanos que resulta impresionante. Todavía sigue viajando, predica aquí y allá. Y sorprende con una fortaleza que va más allá de lo que los médicos que lo atienden pueden justificar. Yo creo que Juan Pablo II nos muestra con su vida lo que Jesús nos dice hoy con toda claridad en el Evangelio, con su visita a las hermanas Marta y María: es muy importante vivir en el amor al que Jesús nos llama, pero escuchar a Jesús y aprender de Él en la oración, es más importante todavía...


Un abrazo y mis oraciones.
 
P. Alejandro W. Bunge
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