Queridos amigos:
Esta fue mi predicación de hoy, 18 de julio de 2004, Domingo XVI del
Tiempo Ordinario, en el Hogar Marín. Me basé en las siguientes frases de las
lecturas bíblicas de la Misa del día:
- El Señor se apareció a Abraham junto al encinar de Mamré, mientras
él estaba sentado a la entrada de su carpa, a la hora de más calor...
Abraham inclinó hasta el suelo diciendo: «Señor mío, si quieres hacerme un
favor, te ruego que no pases de largo delante de tu servidor. Yo haré que
les traigan un poco de agua. Lávense los pies y descansen a la sombra del
árbol. Mientras tanto, iré a buscar un trozo de pan, para que ustedes
reparen sus fuerzas antes de seguir adelante. ¡Por algo han pasado junto
a su servidor!» (Génesis 18, 1-5).
- Ahora me alegro de poder sufrir por ustedes, y completo en mi carne
lo que falta a los padecimientos de Cristo, para bien de su Cuerpo, que
es la Iglesia (Colosenses 1, 24).
- Mientras iban caminando, Jesús entró en un pueblo, y una mujer que
se llamaba Marta lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María,
que sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra. Marta, que muy
estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: «Señor,
¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que
me ayude». Pero el Señor le respondió: «Marta, Marta, te inquietas y te agitas
por muchas cosas, y sin embargo, pocas cosas, o más bien, una sola es
necesaria, María eligió la mejor parte, que no le será quitada» (Lucas
10, 38-42).
1. CUANDO SE RECIBEN VISITAS, HAY QUE OCUPARSE DE PREPARAR
LA CASA... Es muy bueno, de vez en cuando, recibir visitas. Además del gusto de
tenerlas en casa, sirve, entre otras cosas, para poner la casa en orden...
Alguno varón puede ser que, al recibir visitas, tome la
iniciativa y se dedique a cocinar, tomando conciencia de que él también puede
entrar en la cocina (es cierto que la presencia del varón puede acarrear, al
menos en algunos casos, trabajo extra, ya que dejará la cocina "patas para
arriba", y hay que ponerla en orden para cuando lleguen las visitas)...
Para recibir visitas, habrá que recoger toda la ropa que, con el paso de
los días, se va amontonando en el perchero, arriba de una silla o detrás de la
puerta, con el inocente pero fatal pensamiento: "mañana la ordeno". Hay que
limpiar bien la platería, y sacarle brillo. Hay que sacudir los almohadones,
para que queden bien inflados. Hay que barrer hasta en los rincones, hay que
recoger todos los papeles que están dando vueltas por todos lados, y ponerlos en
su lugar. Hay que poner la mesa con la mejor vajilla... Hay tarea para todos
cuando se reciben visitas, y es un buen ejercicio para toda la familia....
Será
por esto, quizás, que el Hogar Marín está siempre reluciente, como sucede
también en el resto de los
Hogares
de las Hermanitas de los Pobres en los que
residen tantos ancianos.
Porque en estos Hogares siempre se reciben muchas visitas, y todos, las
Hermanitas, los ancianos residentes y los empleados, con un férrea y al mismo
tiempo aceitada organización, tienen siempre todo en su lugar...
Pero todas estas cosas, con ser muy importantes y además necesarias, no
alcanzan para recibir visitas. Además, es necesario lo fundamental, que es
recibir con calidez y verdadero amor a los que llegan a nuestra casa. Porque no
se trata sólo de abrirles las puertas de nuestra casa, para que la encuentren
limpia y ordenada, y nos digan: "¡qué bien que está todo!". Se trata también, y
principalmente, de abrirles las puertas del corazón, de cada uno y de la
familia...
Ahora bien, ¿qué es lo que tendremos que hacer, cuando es el mismo Dios el
que golpea a la puerta, y viene de visita a nuestra casa? Es lo que Jesús nos
enseña hoy, con su visita a las hermanas Marta y María...
2. NADA ES MÁS IMPORTANTE QUE ESCUCHAR A JESÚS, QUE NOS
HABLA... "Obras son amores, y no buenas razones", decía Pascal, y quería
expresarnos de esa manera el camino que Jesús nos ha señalado para alcanzar
nuestra meta, que es el Cielo. Nada de teorías, algo bien práctico, obras que
pongan en evidencia el amor a Dios y a nuestros hermanos, el servicio a Dios y a
nuestros hermanos al que nos lleva un amor comprometido, ya que, como decía San
Juan de la Cruz en el siglo XVI, al atardecer de la vida (es decir, a la hora de
nuestra muerte), seremos juzgados por el amor...
Todas las cosas a las que nos lleva el amor son cosas que hay que hacer.
Hay que arreglar el cuarto, hay que poner la mesa, hay que servir bien una buena
comida, hay que limpiar y secar los platos, hay que ayudar al que no puede comer
o no puede caminar solo, hay que lavar y tender la ropa, y luego plancharla y
guardarla, para que la casa esté siempre en orden para recibir visitas. Esto lo
hacen todos los días los residentes del Hogar Marín, los que trabajan en él, las
Hermanitas de los Pobres y los que brindan su colaboración como
voluntarios...
Todas estas cosas son el modo de servir al Señor, que nos
visita a través de cada hermano que nos reclama un servicio de amor. Pero nada
de esto puede hacerse como un servicio de amor, si no se empieza por escuchar al
Señor, y aprender de Él el camino del servicio...
Abraham, nos muestra la primera lectura, reconoció en los viajeros que
golpearon a su puerta, una visita de Dios a través de sus mensajeros. Y se
deshizo en atenciones, para estuvieran a gusto y siguieran contentos su viaje.
Pero nada de eso hubiera sido posible si no se daba cuenta, primero, que se
trata de Dios que golpeaba a su puerta a través de sus mensajeros. Sabemos que
Abraham era un hombre de fe, es más, lo llamamos "nuestro padre en la fe". Pues
bien, eso mismo nos dice que era un hombre de oración, porque sólo rezando se
puede mantener viva la llama de la fe, ya que, sin oración, va languideciéndose,
hasta apagarse...
3. PARA VIVIR EN EL AMOR, EL ALIMENTO NECESARIO ES ESCUCHAR
A JESÚS... El camino que nos lleva al Cielo es el camino del servicio y del
amor, a Dios y a nuestros hermanos. Pero esto no significa que lo más importante
sea las cosas que hagamos. Nadie va a obtener el "Cielo" como si fuera un
"premio" que se gana si uno llega a una cantidad determinada de "puntos" que se
suman por el tamaño de los actos de amor que realiza...
Llegaremos al Cielo por gracia y regalo de Dios, por una
vida de amor perseverante que se vuelque a Dios y a nuestros hermanos con actos
de amor que se realizan uno a uno, todos los días. Pero para vivir de esta
manera en el amor, es necesario un alimentos que sólo el mismo Dios nos puede
dar. Se trata simplemente de escuchar a Jesús, que nos habla con su Palabra
salvadora...
Aunque ya no puede hacerlo con el mismo ritmo con la que lo hacía cuando
era más joven, el Papa realiza todavía un servicio de amor a Dios y a sus
hermanos que resulta impresionante. Todavía sigue viajando, predica aquí y allá.
Y sorprende con una fortaleza que va más allá de lo que los médicos que lo
atienden pueden justificar. Yo creo que Juan Pablo II nos muestra con su vida
lo que Jesús nos dice hoy con toda claridad en el Evangelio, con su visita
a las hermanas Marta y María: es muy importante vivir en el amor al que Jesús
nos llama, pero escuchar a Jesús y aprender de Él en la oración, es más
importante todavía...
Un abrazo y mis oraciones.
Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge: