Sin demoras ni excusas...

Queridos amigos:
 
Esta fue mi predicación de hoy, 27 de junio de 2004, Domingo XIII del Tiempo Ordinario, en el Hogar Marín. Me basé en las siguientes frases de las lecturas bíblicas de la Misa del día:

 
Goloso1. HAY COSAS QUE SIEMPRE QUEDAN PARA MAÑANA, EL DÍA QUE NUNCA LLEGA... Lo dice el refrán, y lo confirma la experiencia: "mañana es el día que nunca llega", cuando se trata de hacer las cosas que dejamos para mañana...
 
Por ejemplo, si se trata de comenzar un régimen, nos pasamos varios días diciendo que convendrá comenzar "mañana", o "el lunes". Y en previsión de lo duro que pueda resultarnos, quizás nos despedimos de los alimentos que más vamos a extrañar, dándonos algunos cuantos gustos antes de comenzarlo...
 
Lo mismo sucede cuando se trata de poner orden en los papeles que misteriosamente, sin que nos demos cuenta, se nos van amontonando, uno tras otro, en el escritorio, o en esa cómoda que suele haber en la entrada de las casas. Cuentas que hay que pagar, invitaciones, cartas que hay que contestar, artículos que hay que leer, propagandas que hay que hojear. También se nos acumulan de ese modo las fotos, que "mañana", el día que nunca llega, nos vamos a poner a ordenar. Y mientras tanto se suman las del cumpleaños con las de las vacaciones, con las del aniversario, y con otras cuantas más...
 
El orden del placard sigue el mismo ritmo, y hasta que no nos llega el agua al cuello, cuando ya no encontramos nada de lo que necesitamos, no nos llega ese día de mañana en el que lo vamos a ordenar. A veces también nos queda para "mañana" esa llamada o esa visita a un pariente o a un amigo, que sabemos que lo está esperando y que realmente queremos ver, pero para el que no aparece el tiempo que necesitamos...
 
Sin embargo, hay cosas que no pueden esperar, porque no sólo son importantes, sino también urgentes, y no admiten postergación. Así pasa con la atención de la salud corporal. Y mucho más, entonces, hay que esperar que suceda con la salvación, que sólo Jesús nos puede dar. Él mismo nos llama para que, siguiéndolo, la podamos alcanzar...
 
Cruz2. JESÚS NOS LLAMA A SEGUIRLO, EN LA CRUZ Y EN LA GLORIA, SIN DEMORAS NI CONDICIONES... Jesús nos muestra el camino que nos lleva a Dios. Él lo recorre primero, y por eso puede llamarnos a seguirlo. Ese camino pasa por la Cruz, pero no se detiene allí, ya que nos lleva a la gloria. Y hoy nos muestra Jesús que, cuando se trata de seguirlo, no es posible hacerlo a medias, hace falta hacerlo con todo, sin condiciones...
 
Para seguirlo a Jesús hay que estar dispuestos a contar sólo con Él, porque con Él basta. No sirve apoyarse en "cuevas", como los zorros, o "nidos", como los pájaros. Tampoco sirve poner como condiciones para seguir a Jesús: contar con una casa, una jubilación, una pensión, un seguro social u otras seguridades terrenas. Todas estas cosas tienen su utilidad, pero no alcanzan para seguir a Jesús y llevarnos al Cielo...
 
BebiendoAdemás, hay que seguirlo "ya". No se puede pensar que primero tenemos que hacer otras cosas, y sólo después estaremos en condiciones de o dispuestos a seguirlo. No se puede pensar: "primero tengo que ocuparme de mis padres", o "ahora es el tiempo en que me toca estudiar", o "primero tengo que asegurarme una posición profesional", o "este es el corto tiempo que tengo para dedicarme más intensamente al deporte", o "ahora que soy joven es el tiempo de divertirme", y ya después llegará el tiempo de asentarme y seguir más de cerca a Jesús, o de tomarme más en serio la fe. Porque ese "después" llegará cuando ya sea tarde...
 
AradoEn realidad, todo esto (ocuparme de mis padres, el estudio, el desarrollo profesional, el deporte, el descanso o la diversión), son las ocasiones y lo ámbitos en los que se juega el seguimiento de Jesús...
 
Por eso, una vez que nos hemos decidido a seguir a Jesús, sabiendo que es el único que puede llevarnos a la gloria (por el camino de la Cruz), nos es posible volver la mirada atrás, añorando el pasado. El que pone la mano en el arado, tiene que mirar para adelante, porque sólo así podrá salir derecho el surco que se vaya haciendo...
 
También en la vida, el camino está por delante. Y Dios, que siempre nos acompañó en todo nuestro pasado, así como está con nosotros a cada instante en el presente, está esperándonos en el futuro. Confiados en Él, podemos lanzarnos hacia adelante, sabiendo que siempre nos precederá, preparándonos el camino...
 
3. PARA LLEGAR AL CIELO HAY QUE SEGUIRLO A JESÚS EN TODO, YA, SIN DEMORAS NI EXCUSAS... Aunque parezca que a veces no tenemos apuro en llegar, está claro que, siguiéndolo a Jesús, nuestra meta es el Cielo. El camino es tan largo como lo es nuestra vida. Y el seguimiento de Jesús, caminando hacia el Cielo, abarca todo los ámbitos de nuestra vida...
 
OraciónAradoPor una parte, entonces, para seguirlo a Jesús, será necesario que nuestra oración llegue a todos los ámbitos de nuestra vida. Será el oxígeno que nos mantenga respirando el Espíritu con el que Jesús alienta nuestra marcha...
 
Pero también hará falta, siguiéndolo a Jesús, que "pongamos la mano en el arado". Será necesario que nos comprometamos a vivir construyendo todos los ámbitos de nuestra vida siguiendo los pasos de Jesús. Ayudados con la fuerza con la que Jesús nos permite "tirar del arado" (su Palabra y sus Sacramentos), tendremos que ir "abriendo surcos", para que sus semillas den frutos de Vida eterna en todos los ámbitos de nuestra vida...
 
Cuando se lo sigue a Jesús, no caben las demoras o las excusas. Nada que valga la pena puede interferir nuestro camino con Jesús, porque Él nos llama a seguirlo, por la Cruz hacia la gloria, en todo lo que hacemos, en todo momento y en toda la vida...


Un abrazo y mis oraciones.
 
P. Alejandro W. Bunge
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