Vivir en familia...
Queridos amigos:
Esta fue mi predicación de hoy, Domingo 28 de diciembre de 2003, Fiesta
de la
Sagrada Familia, en la Misa que celebré en el Hogar Marín (de Ancianos), de las
Hermanitas de los Pobres. Me basé en estas frases de las lecturas bíblicas del
día:
- El niño era aún muy pequeño. Y después de inmolar el novillo, se lo
llevaron a Elí. Ella dijo: «Perdón, señor mío, ¡por tu vida, señor!, yo soy
aquella mujer que estuvo aquí junto a ti, para orar al Señor. Era este
niño lo que yo suplicaba al Señor, y él me concedió lo que le pedía.
Ahora yo, a mi vez, se lo cedo a él; para toda su vida queda cedido
al Señor». Después se postraron delante del Señor (1 Samuel 1, 24-28).
- Queridos míos, desde ahora somos hijos de Dios, y lo que seremos no
se ha manifestado todavía. Sabemos que cuando se manifieste, seremos
semejantes a él, porque lo veremos tal cual es (1 Juan 3, 2).
- Cuando el niño cumplió doce años, subieron como de costumbre, y acababa la
fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin
que ellos se dieran cuenta... Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en
busca de él. Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores
de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que los
oían estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas. Al ver, sus
padres quedaron maravillados y su madre le dijo: «Hijo mío, ¿por qué nos
has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados».
Jesús les respondió: «¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo
debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?». Ellos no entendieron lo que
les decía. El regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su
madre conservaba estas cosas en su corazón. Jesús iba creciendo en
sabiduría, en estatura y en gracia, delante de Dios y de los hombres
(Lucas 2, 42-43 y 45-52).
1. EN FAMILIA, TODOS SOMOS TAL COMO SOMOS DE
VERDAD... Cuando estamos en familia, descansamos de las poses, siempre un
poco prefabricadas, con las que acostumbramos a presentarnos con una imagen que
consideramos presentable ante los demás...
Cuando llegamos a casa, nos aflojamos la corbata, también aflojamos uno o
dos agujeros en el cinto del pantalón, tiramos los zapatos y nos ponemos en
patas o con chancletas, y hacemos otro montón de cosas para quedarnos más
cómodos. Pero no sólo cambiamos esas cosas más externas. Puede ser también que
dejemos de lado esa sonrisa más o menos armada con la que nos movemos en los
"lugares oficiales", y pongamos una cara más "casera", de mal humor. Puede ser
también que al llegar a casa dejemos de lado la actitud de entusiasmo y
emprendimiento que tenemos a fuera, y demos rienda suelta a nuestro cansancio.
Incluso puede pasarnos que al llegar a casa abandonemos los buenos modales del
"mundo civilizado" y comencemos a expresarnos a gritos, tanto cuando necesitamos
algo, o cuando no nos gusta lo que los otros hacen o dicen...
A veces los chicos en este tiempo se van de vacaciones con las familias de
sus amigos, y terminan sorprendiendo a sus padres. Cuando vuelven, los padres de
los amigos felicitan a los padres del que estuvo en sus casas, porque han sido
muy educados, ayudaban en la vida cotidiana cuando hacía falta cualquier cosa,
mantenían ordenado el cuarto donde dormían, todas cosas que, por supuesto, los
chicos de la propia casa no hacían. Los padres se sorprenden, pensando: "¿Cómo
puede ser? En nuestra casa nuestro hijo no es así, está siempre de mal humor
cuando se le pide algo, nunca tiene ordenado su cuarto, ¿qué le habrá
pasado?"...
Es que cuando estamos "en casa", o cuando vivimos "en familia", como se
hace aquí en el Hogar Marín, "somos como somos en verdad" porque estamos en
confianza, y no necesitamos aparentar. Por eso, es muy bueno, para conocer más y
mejor a Jesús, a quien hemos recibido en el Pesebre en esta Navidad, que podamos
mirarlo conviviendo "en familia", como lo hacemos hoy celebrando la Fiesta de la
Sagrada Familia, porque de esa manera tiene mucho que enseñarnos, mirándolo en
la convivencia diaria, "tal como es en verdad"...
2. DIOS NOS HA HECHO PARA VIVIR EN FAMILIA, COMO JESÚS...
Dios, hecho Hombre, nació y vivió durante largos treinta años de sus treinta y
tres, en su familia de Nazaret, con José y María. allí se nos mostró con toda
naturalidad, y mirando esa familia podemos verlo tal como es. Pero además, en
esa familia, que es para todos nosotros un verdadero modelo, vemos
reflejado como un espejo cómo nos ha hecho a todos nosotros, para
vivir en familia...
Jesús vivía sujeto a José y María, los padres de familia, nos dice hoy San
Lucas en el Evangelio. Él, que es Dios, y que es la máxima Autoridad (ya que es
el Autor de todo...), nos muestra que es obedeciendo como se aprende a
mandar...
¿No es justamente eso, el verdadero sentido de la obediencia y la
autoridad, lo que no está haciendo mucha falta a nosotros, en esta
Argentina a la vez anárquica y mafiosa, en la que la obediencia y la autoridad
se compra y se vende como una mercancía? ¿Dónde podremos aprenderlo mejor que
con nuestra mirada puesta en la Sagrada Familia?
Pero San Lucas nos muestra también que Jesús hacía caso primero a Dios,
antes que a cualquier otro, incluso José y María, y de esa manera se ocupaba de
su misión, la que tenía en el mundo, antes que de cualquier otra cosa. Ahora
bien, ¿no es justamente esto lo que nos hace falta en este siglo XXI en el que,
superando el decir del tango, el mundo es cambalache y medio, no sólo medio
cambalache? ¿No es volver a la obediencia a Dios y a la fidelidad de cada uno a
su propia misión en la gran familia del mundo lo que puede volver las cosas a un
orden que se ha perdido hace mucho y cada vez se acerca más al desorden total?
¿Dónde mejor que mirando a la Sagrada Familia vamos a aprender que el mundo es
de todos y para todos, como una gran familia, y que nadie tiene derecho a tratar
de pensarlo y construirlo marginando de él a los que no le gustan, ya sea con el
terrorismo armado o económico, con el manejo de la producción y del comercio, o
con el abuso o mal uso de la autoridad?...
3. LA SAGRADA FAMILIA ES NUESTRA MEJOR ESCUELA DE
HUMANIDAD... Para nosotros en nuestra vida cotidiana, y para todos los que
tienen la responsabilidad de construir nuestro mundo en sus grandes dimensiones
de la hoy llamada "aldea global", mirar a la Sagrada Familia será siempre una
escuela, y la mejor, de humanidad...
Seguramente muchos pensemos que necesitamos recuperar el respeto por la
palabra dada, el sentido de la obediencia a las reglas de juego y el compromiso
de cada uno con el bien de todos. ¿Y dónde podrá hacerse la experiencia de estos
valores, mejor que en la familia...?
Seguramente también nos parece imprescindible recuperar la confianza
en que el esfuerzo de cada uno será acompañado por el de todos los demás,
construyendo el bien común, es decir, un bien que es de todos, antes que la
ventaja particular. ¿Y dónde podrá hacerse esta experiencia de manera más
confiable que en la familia...?
En definitiva, si miramos cotidianamente la Sagrada Familia podremos
aprender todo esto, y al mismo tiempo estaremos preparando el Cielo, Fiesta de
la Familia de Dios, por toda la Eternidad...
Un abrazo y mis oraciones.
Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge: