Para ser testigos de su amor...

Queridos amigos:
 
Esta fue mi predicación de hoy, 30 de mayo de 2004, Solemnidad de Pentecostés, en el Hogar Marín. Me basé en las siguientes frases de las lecturas bíblicas de la Misa del día:

 
Tristeza1. A VECES SE MULTIPLICAN LOS MOTIVOS PARA TENER MIEDO O PARA ESTAR TRISTES... Con un poco que hayamos caminado en la vida, es muy posible que rápidamente pensemos que no es todo lo que esperábamos, sobretodo cuando la soñábamos, de jóvenes, como una simple cosecha de triunfos y festejos que debían corresponder a nuestras especiales condiciones personales. La marcha nos hace ver que también a nosotros nos corresponden, al menos de vez en cuando, algunos fracasos, no sólo profesionales o laborales, sino también en nuestras aspiraciones de ser adalides de la fe, e incluso en los afectos. Las limitaciones que vamos experimentando nos pueden ir haciendo arquear hacia abajo las cejas y la comisura de los labios, al tiempo que se nos va cayendo el pelo. Nuestra mirada hacia el futuro se hace más triste, y el horizonte que tenemos por delante puede hacer que crezca en nosotros el miedo...
 
PirataPor otra parte, el mismo mundo en que vivimos alcanza para meternos miedo, y llenarnos de bronca o de temor. Con demasiada frecuencia nos toca experimentar que muchas veces las cosas parecen sonreírle más fácilmente a "los malos" que a "los buenos". También en nuestro tiempo se multiplican los que por la fuerza o por el engaño, y no por el derecho, o lo que es lo mismo, con derecho, se apoderan de lo que pertenece a otros. Y esto vale para los que usurpan el petróleo, acaparan la ciencia, malversan los bienes públicos, violentan la convivencia pacífica, retienen injustamente el salario que corresponde al que trabaja, o de cualquier otra manera se quedan con lo ajeno, lo destruyen o lo malversan...
 
Cristian BourdieuSin embargo, con ser grandes, pueden no ser éstos los mayores motivos de miedo y de tristeza que nos embarguen. Los que vivimos aquí, en el Hogar Marín, o los que vienen con frecuencia, conocíamos a Cristián Bourdieu, un hombre bueno y silencioso, fuerte y apuesto, de una fe firme y serena, de pocas palabras y de mucho amor. El año pasado, de golpe, se encontró enfermo, y todos lo vimos marcado por los límites que le impuso su enfermedad. Tuvo que cambiar su tarea de voluntario en el Hogar, que realizó hasta que pudo (conforme a cómo él era, no hacía lo más vistoso, por cierto, ya que ayudaba a bañar a los ancianos residentes), y aprender a dejarse ayudar, también con bondad y en el silencio. Su muerte, el pasado martes, nos ha hecho experimentar a todos no sólo la tristeza, sino también el temor y la incertidumbre. ¿Qué será de nosotros?...
 
Pero, con Cristián, también nosotros hemos aprendido a mirar a Jesús, que nos salva desde la Cruz. Por eso sabemos que no es la muerte la última palabra. Jesús resucitó, y con Él se abrió también para nosotros un camino de salvación. Y para que podamos recorrerlo, Jesús resucitado sopló sobre nosotros su Espíritu Santo...
 
Espíritu Santo2. JESÚS NOS DA, CON SU ESPÍRITU, LA VIDA, LA FUERZA Y EL AMOR DE DIOS... Esto es lo que estamos celebrando en esta Solemnidad de Pentecostés, cincuenta días después de haber celebrado en la Pascua la Resurrección de Jesús. La Resurrección de Jesús no es sólo para Él. Por eso, como fruto de la misma, Jesús nos deja su Espíritu, por el que su triunfo se hace también nuestro...
 
Con su Espíritu, el Espíritu de Dios, el Espíritu Santo, Jesús nos da la Vida de Dios. Y por Él, por su Resurrección, sabemos que esta Vida de Dios puede más que nuestra muerte. Jesús también nos da, con su Espíritu, la Fuerza de Dios. Y conociendo a Jesús, y lo que ha hecho y hace por nosotros, sabemos que esta Fuerza de Dios puede más que todas nuestras debilidades. Finalmente, con su Espíritu Jesús nos da también el Amor de Dios. Y nos muestra con su vida que ese Amor de Dios puede más que todos nuestros pecados...
 
Bautismo BourdieuEl Espíritu Santo, que todos nosotros, como Cristián, recibimos por primera vez en nuestro Bautismo, nos hace verdaderamente nuevos [aquí lo vemos junto con su hijo varón y su nuera en el Bautismo de uno de sus nietos, de quien fue padrino, con el significativo trasfondo de la imagen de la Beata Juana Jugan, fundadora de las Hermanitas de los Pobres e inspiradora del servicio de amor que él aquí realizaba]...
 
El temor, la tristeza y la desorientación en la que nos pueden sumir su muerte temprana, se disipan con Jesús resucitado, que nos entrega su Espíritu, y nos da con Él la seguridad, la alegría, la firmeza y la decisión con la que el mismo Cristián vivió su fe. Todos los sufrimientos, también los de Cristián, adquieren con esta luz un nuevo valor. Con el Espíritu de Dios, el amor da frutos de Vida eterna...
 
Con ese Espíritu, nos hacemos capaces de hacer lo que sólo Dios puede hacer. Al entregarles su Espíritu, Jesús confió a los Apóstoles una misión que los superaba del todo, y que sólo con el Espíritu de Dios pudieron hacer y transmitir a sus sucesores: el perdón de los pecados. Y nosotros también, como los Apóstoles, con la efusión del Espíritu Santo en nuestros corazones, que nos permite superar todo temor y tristeza, recibimos una misión...
 
Bautismo Bourdieu3. HEMOS RECIBIDO EL ESPÍRITU DE DIOS, PARA SER TESTIGOS DE SU AMOR... Con el Bautismo hemos recibido el Espíritu Santo, y Él encendió en nosotros el Amor de Dios. Nuestra fe vivida con silenciosa responsabilidad alimenta esa presencia del Espíritu Santo en nuestros corazones. Eso nos dice, también, la misión en la que participamos todos los que fuimos bautizados y recibimos el Espíritu Santo: transformar todas las cosas con la perseverancia en el lenguaje universal del amor, que a todos resulta claro y en el que todos podemos expresarnos...
 
CorazónEn realidad, animados por el Espíritu de Dios, todo se irá transformando, en la medida en que seamos testigos del Amor de Dios ante todos los hombres. Basta, para que estemos seguros de ello, que tomemos en cuenta el camino que, con su servicio silencioso, Cristián nos ha dejado marcado...
 
Posdata vespertina: Al final de la Misa María Amalia, la mujer de Cristián (en esta foto a su lado, con su hijo varón, su nuera y su nieto el día del Bautismo de este último), nos dejó su propio testimonio. Nos contó cómo Cristián, cada vez que volvía del Hogar, les decía cuánto más era lo que en él recibía que lo que daba. Esto nos muestra cómo funciona el Amor de Dios: cuanto más se lo da, más se lo tiene (no le pedí permiso a María Amalia para agregar esto aquí; espero que no me rete mucho por haberlo hecho)...


Un abrazo y mis oraciones.
 
P. Alejandro W. Bunge
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