Un lugar para que se encuentre a gusto...

Queridos amigos:
 
Esta fue mi predicación de hoy, 16 de mayo de 2004, VI Domingo de Pascua, en el Hogar Marín. Me basé en las siguientes frases de las lecturas bíblicas de la Misa del día:

 
Basílica1. ¿PODEMOS HACERLE UN LUGAR A DIOS PARA QUE SE ENCUENTRE A GUSTO?... Es una sana preocupación, y a veces muy dramática, que deja a muchos en la calle en nuestra patria, la de encontrar el propio techo, donde sentirse seguros. Quizás sea una herencia que hayamos recibido de los italianos que inmigraron a nuestra tierra (en la primera parroquia en la que estuve, recién ordenado, había muchos descendientes de italianos, y era común ver las casas que construían, con su trabajo manual, a veces durante muchos años, en el fondo de los terrenos de sus padres, y ayudados por ellos)...
 
Pero también tenemos la sana aspiración de hacerle una casa a Dios. A lo largo de todos los siglos los templos cristianos y los de las otras religiones han expresado este deseo de hacerle una casa visible al mismo Dios, en el que sea posible encontrarse con Él. Los primeros templos cristianos siguieron la estructura de las basílicas romanas, que eran edificios muy amplios, en los que se desarrollaban muchos aspectos de la vida pública. En las basílicas romanas que administraba justicia, en ellas tenían sus lugares de encuentro los gremios, también funcionaban en ella los mercados, y en ella se encontró el modelo para hacerle casas amplias a Dios...
 
LujánPasaron muchos siglos, y aparecieron los templos góticos. En ellos toda la arquitectura expresa no sólo el lugar en el que queremos encontrarnos con Dios, sino también y principalmente nuestra búsqueda de Dios, a quien ponemos en la mayor altura. Las agujas de los templos góticos, como pretende ser la Basílica de Nuestra Señora de Luján, dirigen nuestra mirada hacia Dios. Y todos sus arcos, esbeltos y elevados, al tiempo que nos hacen sentir pequeños ante la inmensidad de Dios, elevan todo nuestro espíritu hacia el que habita "en lo alto" (las Iglesias modernas, quizás con menos inspiración y con criterios más prácticos que miran al fácil desplazamiento de los fieles, al alcance con la mirada, desde cualquier lugar, al centro visual de la celebración, y a la mejor acústica posible, con el apoyo de los elementos técnicos de nuestro tiempo)...
 
Pero además es bueno que también en nuestras casas busquemos armar un lugar en el que, con una Cruz u otra imagen religiosa, marquemos que se trata de un rincón destinado a nuestro encuentro con Dios, un rincón de oración, un sencillo "altar de la familia", al que sea posible acudir para encontrarse en la intimidad con Dios...
 
Belén2. EN REALIDAD, ES DIOS EL QUE QUIERE PONER SU MORADA ENTRE NOSOTROS... De todos modos, aunque todas estas preocupaciones para buscarle el lugar a Dios en nuestra vida son importantes, conviene que no nos olvidemos que es el mismo Dios el que quiere buscarse un lugar entre nosotros. En eso consiste, precisamente, el misterio de la Encarnación. Dios, que está más allá del tiempo y del espacio, nació en Belén para tener su morada entre nosotros...
 
Sepulcro vacíoPero Jesús no se limitó a quedarse en Belén (tierra en la que vio la luz el Príncipe de la Paz, y que hoy sigue sometida al absurdo de la guerra). Para salvarnos, murió en la Cruz, venciendo allí el poder del pecado y de la muerte, y habiendo resucitado, viene con el Padre y el Espíritu Santo a poner su morada en el corazón de cada uno de los que lo aman...
 
CorazónNuestro amor a Dios nos hace vivir en comunión con Jesús, y Él viene al que lo ama, junto con el Padre y el Espíritu Santo. Y el amor humano, como el amor divino, es diálogo y servicio. Para que nuestro amor, entonces, le habrá la puertas de nuestro corazón a Dios, que quiere poner en él su morada, nos hace falta rezar, ya que la oración es la forma que toma nuestro diálogo cuando se dirige a Dios. Pero además, hace falta que nos pongamos en disposición de servicio, como Él mismo se puso al servicio de cada uno de nosotros desde la Cruz y resucitando desde el sepulcro, que por la fuerza del Amor de Dios se vio derrotado y quedó vacío. Y con esta disposición al servicio seremos capaces de hacer lo que Él nos dice...
 
Esa será, entonces, nuestra secuencia salvadora, tal como hoy nos lo anuncia Jesús: si realmente lo queremos a Jesús, ese amor nos hará capaces de ser fieles a su Palabra, ya que Él mismo nos hará capaces de esa fidelidad. De esta manera, habitará en nosotros y sus presencia nos hará cada vez más capaces de quererlo y serle fieles. Su presencia salvadora nos introducirá en el círculo virtuoso del Amor, que surge y se alimenta de la Cruz y de la Resurrección de Jesús...
 
Corazón latiente3. HAY QUE AMAR Y RESPETAR A TODOS, PORQUE DIOS QUIERE HACER EN TODOS SU MORADA... Por otra parte este amor que nos hace vivir en comunión con Dios nos hace comprender también la parte que más nos cuesta del llamado al amor con el que Dios nos exhorta, con su Palabra más comprometedora, el amor fraterno hacia todos los hombres...
 
Puede ser que muchas veces hayamos encontrado muchos motivos para no querer a alguien, pero si tenemos en cuenta que Dios quiere hacer en todos su morada, también en quien nosotros no encontramos motivos que nos muevan al amor o la compasión, quizás logremos darnos cuenta que, habiendo sido redimidos por el Amor de Dios, que quiso poner su morada en nosotros y todos los demás, nuestro corazón será un lugar donde Dios se encuentre a gusto si no excluimos a nadie de nuestro amor...


Un abrazo y mis oraciones.
 
P. Alejandro W. Bunge
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