Desde el Pesebre...

Queridos amigos:

Esta fue mi predicación de hoy, Domingo 4 de enero de 2004, II Domingo después de Navidad, en el Hogar Marín. Me basé en estas frases de las lecturas bíblicas del día:

 
Anteojos1. ALGUNOS NO VEN BIEN DE CERCA, OTROS NO VEN BIEN DE LEJOS... A partir de una cierta edad, aparece la presbicia, y se hace difícil leer. Primero vamos al oculista, y le explicamos que las letras se ponen muy chiquitas cuando hay poca luz, y después le decimos que, a veces, los brazos nos quedan cortos, y no alcanzamos a leer, por más que alejemos el papel de nuestros ojos. Finalmente, él nos explica que no es sólo un problema de luz, y mucho menos que se nos hayan acortado los brazos. Lo que sucede es simplemente que ya no nos alcanzan los ojos. Para otros el problema puede venir sin relación con la edad, y simplemente sucede que no les alcanza la vista para ver de lejos...
 
En ambos casos la cosa mejora si nos ponemos en algún lugar en el que haya muy buena luz. Pero a veces esa solución no alcanza. Entonces aparece la solución de los anteojos, para ver de cerca, o para ver de lejos, con todas las combinaciones intermedias posibles. En algunos casos, la solución y la propuesta del oculista puede ser una operación, con láser o con una cantidad de nuevas técnicas que vienen en auxilio de nuestra vista limitada. Pero de todos modos, siempre nuestra capacidad de ver estará relacionada con la cantidad de luz que nos ilumine lo que queremos ver...
 
Sin embargo, más allá de la capacidad de nuestros ojos, hay cosas que no alcanzamos a ver, porque se esconden detrás de la oscuridad, con la mentira y con la falsedad. El mundo está lleno de estas "tinieblas", que a todos nosotros nos rodean, y en las que estamos envueltos, ya que a veces surgen de nuestro propio corazón, contagiado de o fuente de oscuridad y tinieblas. Dios, que lo sabe quiso salvarnos de ellas dándonos su Luz...
 
Desde el Pesebre2. DESDE EL PESEBRE JESÚS NOS DA LA VIDA Y NOS ILUMINA... Jesús, el Hijo de Dios, se hace Hijo del Hombre, para salvarnos a todos los hombres. Para eso, sin dejar de ser lo que era (Dios), asumió lo que no era (hombre), para darnos lo que no teníamos (la Vida eterna y la Luz)...
 
Por eso, aunque haga falta todo el camino que va desde el Pesebre hasta la Cruz, para que a partir de su muerte y de su Resurrección nos abra a todos nosotros las puertas del Cielo y de esa manera nos salve verdaderamente, ya desde el Pesebre, en el que nació como Hombre, Jesús es para nosotros la fuente de la Vida eterna, y desde allí pone luz sobre toda nuestra vida...
 
Jesús es esta Palabra de Dios, que estaba desde el principio junto a Dios, y con la cual Dios ha hecho todas las cosas. Esta Palabra, de la que proviene todo, es también la Luz que todo lo ilumina. Desde que se hizo hombre, Dios pronuncia esta Palabra de un modo que nos resulta a todos accesible, porque podemos oírla resonar humanamente, con toda la contundencia de su Verdad, hecha no sólo de palabras sino también de hechos. Es una Palabra que se hace oír desde el Pesebre hasta la Cruz, y especialmente en el Pesebre y en la Cruz. Es una Palabra que ilumina desde el Pesebre hasta la Cruz, y especialmente en el Pesebre y en la Cruz...
 
Esta Palabra de Dios, que se hizo carne, y nació en Belén, nos permite ver de lejos y de cerca. De lejos, porque nos hace ver la Cruz ya desde el Pesebre, y de esa manera, con la perspectiva que da la distancia, nos hace comprender el sentido redentor que Él mismo le ha dado al dolor y al sufrimiento. De cerca, porque nos dice algo sobre cada rincón del corazón humano. Nos dice hasta qué punto Dios nos quiere, tanto que se nos ha acercado ofreciéndonos su amistad. Nos dice también que quiere que vivamos todos como hermanos, hijos suyos, miembros de una misma familia. Nos dice, como nos muestra hoy San Pablo, que Él nos ha elegido y nos ha bendecido desde el Pesebre...
 
Santidad desde el Pesebre3. JESÚS NOS ELIGE DESDE EL PESEBRE, PARA SER SANTOS E IRREPROCHABLES... Todos nosotros somos fruto de una elección de Dios, que se manifiesta ya desde el Pesebre. Él nos ha elegido, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia. También nos ha mostrado, desde el Pesebre, el camino para serlo, el camino del amor...
 
A nosotros nos falta, solamente, valorar la esperanza a la que hemos sido llamados, el Cielo, dejar que Jesús nos ilumine desde la sencillez del Pesebre y, prestando oídos a su Palabra, siempre viva en los Evangelios y en la predicación de la Iglesia, buscar su Luz en el silencio elocuente del Sagrario...


Un abrazo y mis oraciones.
 
P. Alejandro W. Bunge
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