Desde el
Pesebre...
Queridos amigos:
Esta fue mi predicación de hoy, Domingo 4 de enero de 2004, II Domingo
después
de Navidad, en el Hogar Marín. Me basé en estas frases de las lecturas bíblicas
del día:
- Dice la Sabiduría: El Creador de todas las cosas me dio una orden, el
que me creó me hizo instalar mi carpa, él me dijo: «Levanta tu carpa en Jacob
y fija tu herencia en Israel». El me creó antes de los siglos, desde el
principio, y por todos los siglos no dejaré de existir (Eclesiástico 24, 8-9).
- Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha
bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales en el
cielo, y nos ha elegido en él, antes de la creación del mundo, para
que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor... Que
él ilumine sus corazones, para que ustedes puedan valorar la esperanza a
la que han sido llamados, los tesoros de gloria que encierra su herencia
entre los santos (Efesios 1, 3-4 y 18).
- Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a
Dios, y la Palabra era Dios... En ella estaba la vida, y la vida era
la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas, y las
tinieblas no la percibieron. La Palabra era la luz verdadera que, al
venir a este mundo, ilumina a todo hombre... Y la Palabra si hizo carne y
habitó entre nosotros (Juan 1, 1. 4-5, 9 y 14).
1. ALGUNOS NO VEN BIEN DE CERCA, OTROS NO VEN BIEN DE
LEJOS... A partir de una cierta edad, aparece la presbicia, y se hace
difícil leer. Primero vamos al oculista, y le explicamos que las letras se ponen
muy chiquitas cuando hay poca luz, y después le decimos que, a veces, los brazos
nos quedan cortos, y no alcanzamos a leer, por más que alejemos el papel de
nuestros ojos. Finalmente, él nos explica que no es sólo un problema de luz, y
mucho menos que se nos hayan acortado los brazos. Lo que sucede es simplemente
que ya no nos alcanzan los ojos. Para otros el problema puede venir sin relación
con la edad, y simplemente sucede que no les alcanza la vista para ver de
lejos...
En ambos casos la cosa mejora si nos ponemos en algún lugar en el que haya
muy buena luz. Pero a veces esa solución no alcanza. Entonces aparece
la solución de los anteojos, para ver de cerca, o para ver de lejos, con todas
las combinaciones intermedias posibles. En algunos casos, la solución y la
propuesta del oculista puede ser una operación, con láser o con una cantidad de
nuevas técnicas que vienen en auxilio de nuestra vista limitada. Pero de todos
modos, siempre nuestra capacidad de ver estará relacionada con la cantidad de
luz que nos ilumine lo que queremos ver...
Sin embargo, más allá de la capacidad de nuestros ojos, hay cosas que no
alcanzamos a ver, porque se esconden detrás de la oscuridad, con la
mentira y con la falsedad. El mundo está lleno de estas
"tinieblas", que a todos nosotros nos rodean, y en las que estamos
envueltos, ya que a veces surgen de nuestro propio corazón, contagiado de o
fuente de oscuridad y tinieblas. Dios, que lo sabe quiso salvarnos de ellas
dándonos su Luz...
2. DESDE EL PESEBRE JESÚS NOS DA LA VIDA Y NOS ILUMINA...
Jesús, el Hijo de Dios, se hace Hijo del Hombre, para salvarnos a todos los
hombres. Para eso, sin dejar de ser lo que era (Dios), asumió lo que no era
(hombre), para darnos lo que no teníamos (la Vida eterna y la Luz)...
Por eso, aunque haga falta todo el camino que va desde el Pesebre hasta la
Cruz, para que a partir de su muerte y de su Resurrección nos abra a todos
nosotros las puertas del Cielo y de esa manera nos salve verdaderamente, ya
desde el Pesebre, en el que nació como Hombre, Jesús es para nosotros la fuente
de la Vida eterna, y desde allí pone luz sobre toda nuestra vida...
Jesús es esta Palabra de Dios, que estaba desde el principio junto a Dios,
y con la cual Dios ha hecho todas las cosas. Esta Palabra, de la que proviene
todo, es también la Luz que todo lo ilumina. Desde que se hizo hombre, Dios
pronuncia esta Palabra de un modo que nos resulta a todos accesible, porque
podemos oírla resonar humanamente, con toda la contundencia de su Verdad, hecha
no sólo de palabras sino también de hechos. Es una Palabra que se hace oír desde
el Pesebre hasta la Cruz, y especialmente en el Pesebre y en la Cruz. Es una
Palabra que ilumina desde el Pesebre hasta la Cruz, y especialmente en el
Pesebre y en la Cruz...
Esta Palabra de Dios, que se hizo carne, y nació en Belén, nos permite ver
de lejos y de cerca. De lejos, porque nos hace ver la Cruz ya desde el Pesebre,
y de esa manera, con la perspectiva que da la distancia, nos hace comprender el
sentido redentor que Él mismo le ha dado al dolor y al sufrimiento. De cerca,
porque nos dice algo sobre cada rincón del corazón humano. Nos dice hasta qué
punto Dios nos quiere, tanto que se nos ha acercado ofreciéndonos su amistad.
Nos dice también que quiere que vivamos todos como hermanos, hijos suyos,
miembros de una misma familia. Nos dice, como nos muestra hoy San Pablo, que Él
nos ha elegido y nos ha bendecido desde el Pesebre...
3. JESÚS NOS ELIGE DESDE EL PESEBRE, PARA SER SANTOS E
IRREPROCHABLES... Todos nosotros somos fruto de una elección de Dios, que se
manifiesta ya desde el Pesebre. Él nos ha elegido, antes de la creación del
mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia.
También nos ha mostrado, desde el Pesebre, el camino para serlo, el camino del
amor...
A nosotros nos falta, solamente, valorar la esperanza a la que hemos
sido llamados, el Cielo, dejar que Jesús nos ilumine desde la sencillez del
Pesebre y, prestando oídos a su Palabra, siempre viva en los Evangelios y en la
predicación de la Iglesia, buscar su Luz en el silencio elocuente del
Sagrario...
Un abrazo y mis oraciones.
Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge: