La Huella de Dios...

Queridos amigos:

Esta fue mi predicación de hoy, Jueves 1 de enero de 2004, Solemnidad de María Madre de Dios y Jornada Mundial de la Paz, en la Misa que celebré en el Hogar Marín (de Ancianos), de las Hermanitas de los Pobres. Me basé en estas frases de las lecturas bíblicas del día:

 
Huellas de la Fiesta1. LAS VISITAS SIEMPRE DEJAN SUS HUELLAS EN NUESTRAS CASAS... Cuando recibimos visitas, y eso pasa con frecuencia en estos días, primero preparamos la casa, la ponemos en orden, quizás incluso arreglamos muchas cosas que, si no fuera porque llegan visitas, quedan rotas o desordenadas. Cuando termina la visita y se van los huéspedes, siempre quedan sus huellas...
 
En primer lugar, algunas cosas quedan sucias o fuera de lugar, porque es natural que hayamos usado mucha vajilla y muchos vasos, además de botellas y otra cantidad de cosas en el agasajo que les hemos dado. También quedan los regalos que posiblemente nos hayan traído, como signo y gesto de gratitud por haberlos invitado...
 
Pero además, también quedan las huellas más importantes que nos dejan las visitas, esas que permanecen en el corazón. La presencia de los amigos y de los familiares en nuestras casas son ocasión de intercambio, no sólo de noticias, sino también espiritual, y cuando se van los que nos han visitado, normalmente descubrimos que hemos crecido con lo que hemos recibido de ellos, no somos igual que antes que hayan estado...
 
Lo mismo pasa, y con mucha mayor razón, cuando es Dios quien nos visita, y eso es lo que ha pasado en aquella noche de Belén que hemos revivido en esta Navidad que pasó, hace una semana...
 
María, Madre de Dios2. SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS, LA MAYOR HUELLA DE DIOS EN EL MUNDO... Dios se hizo Hombre cuando viendo la postración en la que nos tenía el pecado, quiso salvarnos. Siendo Dios de verdad, quiso hacerse Hombre también de verdad, para salvarnos "desde adentro", siendo uno de nosotros. Para eso se eligió una Madre, y nació verdaderamente, como Hombre, y como Dios. Así María es, como Madre de Jesús, verdaderamente Madre de Dios...
 
Y esta es la mayor Huella que Dios ha dejado en el mundo, desde el momento en que decidió hacerse Hombre para salvarnos. Buscando esos brazos maternos que lo cobijaran, hizo de María su Madre. Y siendo María verdaderamente Madre de Dios, que acompañó su camino de salvación desde el Pesebre hasta la Cruz, y al pie de la misma participó del ofrecimiento con el que Jesús se entregó al Padre para salvarnos, nos las ha confiado también a nosotros como Madre nuestra...
 
Ya la oración más antigua que se conoce dirigida a María la llama de ese modo: "Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios. No desprecies las oraciones que te dirigimos en nuestras necesidades. Antes bien, líbranos de todo peligro. Virgen gloriosa y bendita". Y de la misma manera la llamamos en la oración con la que con más frecuencia nos dirigimos a ella, especialmente en el Rosario: "Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores...".
 
En María podemos ver la Huella de Dios, y lo que Él ha querido para nosotros. En su sencillez de mujer humilde y fiel, entregada del todo a los planes de Dios, en sus gestos de caridad y amor continuos, todos siempre encontramos no sólo amparo, sino también un modelo de nuestro propio camino que nos lleva a Dios. Es, así, un huella que siempre nos lleva a Jesús, su Hijo y nuestro Salvador y fuente de nuestra Paz...
 
Pesebre en el Corazón3. DIOS NOS DARÁ SU PAZ, SI LO RECIBIMOS EN EL CORAZÓN Y EN EL MUNDO... Por eso, hace ya 37 años los Papas (primero Pablo VI, y después Juan Pablo I y Juan Pablo II, han querido que el día en que comienza el año y se celebra la Solemnidad de María, Madre de Dios, sea también la Jornada Mundial de la Paz...
 
La Paz siempre surgirá de la sencillez del Pesebre, en el que nació Dios hecho Hombre, que fue recibido por María, José y los Pastores. El lema para la Jornada Mundial de la Paz que el Papa nos explica en su Mensaje para esta ocasión (http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/messages/peace/index_sp.htm), dice: "el derecho internacional, un camino para la Paz"...
 
Sin embargo, siendo el amor la forma más alta y más noble de relación de los seres humanos entre sí, no podemos olvidar que sólo encontraremos la Paz, para nosotros y para el mundo cuando nuestros corazones se abran como el de María, para recibir a Jesús, junto al Pesebre, en el que el Amor de Dios se ha entregado al mundo...


Un abrazo y mis oraciones.
 
P. Alejandro W. Bunge
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