También hoy
hay quien
pasa hambre...
Queridos amigos:
Esta fue mi predicación de hoy, 13 de junio de 2004, Solemnidad del Cuerpo
y la Sangre de Jesús (Corpus Christi), en el Hogar Marín. Me basé en
las siguientes frases de las lecturas bíblicas de la Misa del día:
- En aquellos días, Melquisedec, rey de Salem, que era sacerdote de Dios, el
Altísimo, hizo traer pan y vino, y bendijo a Abram, diciendo: «¡Bendito
sea Abram de parte de Dios, el Altísimo, creador del cielo y de la
tierra! ¡Bendito sea Dios, el Altísimo, que entregó a tus enemigos en
tus manos!». Y Abram le dio el diezmo de todo (Génesis 14, 18-20).
- Lo que yo recibí del Señor, y a mi vez les he transmitido, es
lo siguiente: El Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó el pan,
dio gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi Cuerpo, que se entrega
por ustedes. Hagan esto en memoria mía». De la misma manera, después de
cenar, tomó la copa, diciendo: «Esta copa es la Nueva Alianza que se
sella con mi Sangre. Siempre que la beban, háganlo en memora mía» (1
Corintios 11, 23-25).
- Al caer la tarde, se acercaron los Doce y le dijeron: «Despide a
la multitud, para que vayan a los pueblos y caseríos de los alrededores
en busca de albergue y alimento, porque estamos en un lugar desierto». El
les respondió: «Denles de comer ustedes mismos»... Jesús tomó los cinco
panes y los dos pescados y, levantando los ojos al cielo, pronunció sobre
ellos la bendición, los partió y los fue entregando a sus discípulos para
que se los sirviera a la multitud. Todos comieron hasta saciarse y con lo que
sobró se llenaron doce canastas (Lucas 9, 12-13 y 16-17).
1. SI NO
QUEREMOS HACERNOS CARGO DE UN PROBLEMA, ENSEGUIDA SE LO ENCAJAMOS A OTRO... Esto
sucede desde hace ya mucho tiempo. En el paraíso terrenal, cuando Adán tuvo que
explicarle a Dios por qué había comido del único árbol cuyos frutos no tenía que
probar, la hizo responsable a Eva, que lo convidó. Y cuando ésta fue preguntada
sobre su actitud, enseguida cargó la responsabilidad sobre "la serpiente", que
la engañó (los únicos que parecen alarmarse, en esta simpática imagen de la
escena, son los animales que, al ver que los inteligentes de la creación se
decidieron por desobedecer las indicaciones de Dios, se dan cuenta que "estas no
son buenas noticias")...
Pero no se trata de un comportamiento aislado. En muchas ocasiones me
parece que muchos de nosotros respondemos de una manera similar. En muchas
ocasiones, cuando algo nos sale mal, enseguida se nos dispara el dedo, antes que
alguien nos diga algo, cargando la responsabilidad a los que no supieron
ayudarnos a tiempo, o a los que no nos han tenido la paciencia que
necesitábamos. Con mucha frecuencia, si no alcanzamos los éxitos esperados,
enseguida o fácilmente lo atribuimos a que los demás no se han dado cuenta
suficientemente de lo que realmente valemos...
Incluso de esta manera reaccionamos cuando nos ponemos a conversar sobre
las cosas que suceden en nuestra patria. Si no salimos adelante, si a pesar de
todas nuestra posibilidades, que son muchas a la luz de nuestras riquezas
naturales, seguimos enterrándonos en la mediocridad y en la decadencia, con
problemas endémicos de corrupción y de pobreza, inmediatamente nos surge el
reclamo a los políticos que hemos elegido para que se ocupen de "la cosa
pública", como si ellos vinieran de otro universo y aterrizaran aquí, sin que
tuvieran nada que ver con nosotros (en realidad, sería sencillo constatar que
muchas de las inconductas y las corrupciones que les endilgamos y les
reprochamos, en diversas medidas y proporciones, forman parte de nuestro modo de
comportarnos en la convivencia cotidiana). Y por las dudas, para que nadie deje
de oírnos (y de paso, no se anime a preguntarnos nada personal), cuando hablamos
de estas cosas lo hacemos levantando muy alto la voz...
Hasta en el deporte, por ejemplo en el fútbol, con demasiada
frecuencia la derrota de nuestro equipo preferido encuentra su justificación en
la mala actuación del árbitro (aunque desgraciadamente, un deporte que se ha
hecho un negocio demasiado grande, hace que a veces haya motivos suficientes que
parecen justificar este reclamo)...
En realidad, ni los Apóstoles parecen haber estado a salvo de esta
tendencia a cargar en otros las responsabilidades que no estamos dispuestos a
asumir. Cuando se hizo tarde, ese día que Jesús se había pasado predicando el
Reino de Dios y curando a los que necesitaban ser curados, le dijeron a Jesús
que despidiera a la multitud, porque no tenían suficiente para darle a comer a
todos. Jesús tiene la solución. Sin embargo, pretende involucrar también a los
Apóstoles en lo que va a hacer...
2. JESÚS PUEDE SACIAR TODAS NUESTRAS NECESIDADES, ES EL PAN
QUE DA LA VIDA ETERNA... Cinco mil hombres, con sus mujeres y niños, ciertamente
no son un problema para Jesús. Y nos lo muestra con el milagro con el que dio de
comer a todos ellos. Pero no podemos dejar de tomar en cuenta que éste, como los
demás milagros que hizo Jesús, tiene un significado que va más allá del hecho
con en ese momento se solucionó...
En realidad, Jesús pudo dar respuesta a esa necesidad que se presentó en
ese momento, porque puede saciar todas nuestras necesidades, cualesquiera ellas
sean. Él mismo se hace Pan, con el que alimenta nuestra vida. El encuentro con
Jesús, cuando lo recibimos en la Eucaristía, es el encuentro con el mismo Jesús
que murió en la Cruz, y venció en ella todas las consecuencias del pecado. Es el
encuentro con Jesús resucitado. Por eso, nuestro encuentro con Jesús en la
Eucaristía hace que nuestra vida se abra a la Vida eterna encuentre su
destino en el Cielo...
Por eso, cuando Jesús nos alimenta, ya no hay necesidad humana que pueda
quedar insatisfecha. Las cosas seguirán siendo las que son. Las enfermedades
seguirán formando parte, dramáticamente, como lo hacen desde siempre, de nuestra
condición humana. Seguiremos conociendo todas las limitaciones que hoy
experimentamos, y nos parecerá tan lejana como hoy nos parece la paz que
anhelamos. Pero, sin embargo, al mismo tiempo, tendremos todo lo que
necesitamos, porque con Jesús, que se nos ofrece hecho alimento, tenemos un Pan
que nos da todo lo que nos hace falta, ya que nos da la Vida eterna...
Por eso es que en este Domingo (y en los lugares en los que
no hizo falta trasladar la fiesta al Domingo ya que tienen la posibilidad de
celebrarla, como fue tradición, en el Jueves siguiente a Pentecostés),
celebramos solemnemente el Cuerpo y la Sangre de Jesús, Sacramento de su entrega
en la Cruz, para salvarnos con su Resurrección...
Vale la pena tener en cuenta que, a la luz del relato de la multiplicación
de los panes realizada por Jesús que nos trae el Evangelio de San Juan (capítulo
6), Jesús nos alimenta en el Altar con una doble Mesa, una Mesa con dos
platos fuertes: su Palabra, y el Sacramento de la Eucaristía. Con este alimento
tenemos todo lo que nos hace falta. La Palabra que nos instruye, nos guía, nos
corrige, nos consuela y nos orienta. Y la Eucaristía que nos nutre y nos hace
participar en la Vida de Dios, y que reservamos en el Sagrario de las Iglesias,
no sólo para poder llevarla a los enfermos, sino también para que, puestos a sus
pies en humilde adoración, podamos experimentar casi sensiblemente la presencia
consoladora de Jesús, que nos acompaña en nuestro camino al Cielo...
3. TAMBIÉN HOY HAY QUIEN PASA HAMBRE; JESÚS NOS DICE:
DENLES USTEDES DE COMER... De todos modos, al tiempo que gozamos de
este consuelo con el que Jesús nos alimenta, tenemos que tener en cuenta que,
igual que a los Apóstoles, Jesús nos involucra en este don, que se convierte
para todos nosotros también en una tarea...
Lo recibimos a Jesús, y Él nos pide que nosotros "le demos de comer" a
todos los que acuden a buscarlo. Jesús en la Eucaristía es alimento para toda la
humanidad, que tiene hambre de Dios. Él multiplica este Pan tanto cuanto haga
falta. Pero espera que nosotros, que lo hemos conocido, seamos quienes les
anunciemos a los que no lo saben que Él está allí esperándolos, como el alimento
que da vida. Esta celebración del Cuerpo y la Sangre de Jesús ha tenido desde su
inicio este sentido de manifestación pública de nuestra fe eucarística. Y el
mismo sentido tiene el Congreso Eucarístico Nacional que se celebrará en
Corrientes del 2 al 5 de septiembre, y para el que los Obispos de Argentina han
elegido el lema "denles ustedes de comer".
Si embargo, la providencial coincidencia en este Domingo de
esta celebración con la Colecta Nacional de Cáritas, nos hace recordar que
también hoy hay quien pasa hambre en nuestra patria, porque no tiene el trabajo
o el pan que necesita para su familia, y que hay muchos que quedan excluidos de
la satisfacción de sus necesidades básicas...
Sabemos que Jesús acude en auxilio de todos los que lo necesitan, pero
también que para ello cuenta con nosotros. Esta Colecta nacional de Cáritas, la
organización con la que la Iglesia sale al encuentro de las necesidades de
nuestros hermanos más despojados, se convierte en una ocasión y en un
instrumento para que nuestra solidaridad nos comprometa con el servicio de amor
al que Jesús nos llama...
Un abrazo y mis oraciones.
Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge: