También hoy hay quien pasa hambre...

Queridos amigos:
 
Esta fue mi predicación de hoy, 13 de junio de 2004, Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Jesús (Corpus Christi), en el Hogar Marín. Me basé en las siguientes frases de las lecturas bíblicas de la Misa del día:

 
Adán y Eva1. SI NO QUEREMOS HACERNOS CARGO DE UN PROBLEMA, ENSEGUIDA SE LO ENCAJAMOS A OTRO... Esto sucede desde hace ya mucho tiempo. En el paraíso terrenal, cuando Adán tuvo que explicarle a Dios por qué había comido del único árbol cuyos frutos no tenía que probar, la hizo responsable a Eva, que lo convidó. Y cuando ésta fue preguntada sobre su actitud, enseguida cargó la responsabilidad sobre "la serpiente", que la engañó (los únicos que parecen alarmarse, en esta simpática imagen de la escena, son los animales que, al ver que los inteligentes de la creación se decidieron por desobedecer las indicaciones de Dios, se dan cuenta que "estas no son buenas noticias")...
 
AcusadorPero no se trata de un comportamiento aislado. En muchas ocasiones me parece que muchos de nosotros respondemos de una manera similar. En muchas ocasiones, cuando algo nos sale mal, enseguida se nos dispara el dedo, antes que alguien nos diga algo, cargando la responsabilidad a los que no supieron ayudarnos a tiempo, o a los que no nos han tenido la paciencia que necesitábamos. Con mucha frecuencia, si no alcanzamos los éxitos esperados, enseguida o fácilmente lo atribuimos a que los demás no se han dado cuenta suficientemente de lo que realmente valemos...
 
ProtestaIncluso de esta manera reaccionamos cuando nos ponemos a conversar sobre las cosas que suceden en nuestra patria. Si no salimos adelante, si a pesar de todas nuestra posibilidades, que son muchas a la luz de nuestras riquezas naturales, seguimos enterrándonos en la mediocridad y en la decadencia, con problemas endémicos de corrupción y de pobreza, inmediatamente nos surge el reclamo a los políticos que hemos elegido para que se ocupen de "la cosa pública", como si ellos vinieran de otro universo y aterrizaran aquí, sin que tuvieran nada que ver con nosotros (en realidad, sería sencillo constatar que muchas de las inconductas y las corrupciones que les endilgamos y les reprochamos, en diversas medidas y proporciones, forman parte de nuestro modo de comportarnos en la convivencia cotidiana). Y por las dudas, para que nadie deje de oírnos (y de paso, no se anime a preguntarnos nada personal), cuando hablamos de estas cosas lo hacemos levantando muy alto la voz...
 
Hasta en el deporte, por ejemplo en el fútbol, con demasiada frecuencia la derrota de nuestro equipo preferido encuentra su justificación en la mala actuación del árbitro (aunque desgraciadamente, un deporte que se ha hecho un negocio demasiado grande, hace que a veces haya motivos suficientes que parecen justificar este reclamo)...
 
En realidad, ni los Apóstoles parecen haber estado a salvo de esta tendencia a cargar en otros las responsabilidades que no estamos dispuestos a asumir. Cuando se hizo tarde, ese día que Jesús se había pasado predicando el Reino de Dios y curando a los que necesitaban ser curados, le dijeron a Jesús que despidiera a la multitud, porque no tenían suficiente para darle a comer a todos. Jesús tiene la solución. Sin embargo, pretende involucrar también a los Apóstoles en lo que va a hacer...
 
Jesús Eucaristía2. JESÚS PUEDE SACIAR TODAS NUESTRAS NECESIDADES, ES EL PAN QUE DA LA VIDA ETERNA... Cinco mil hombres, con sus mujeres y niños, ciertamente no son un problema para Jesús. Y nos lo muestra con el milagro con el que dio de comer a todos ellos. Pero no podemos dejar de tomar en cuenta que éste, como los demás milagros que hizo Jesús, tiene un significado que va más allá del hecho con en ese momento se solucionó...
 
En realidad, Jesús pudo dar respuesta a esa necesidad que se presentó en ese momento, porque puede saciar todas nuestras necesidades, cualesquiera ellas sean. Él mismo se hace Pan, con el que alimenta nuestra vida. El encuentro con Jesús, cuando lo recibimos en la Eucaristía, es el encuentro con el mismo Jesús que murió en la Cruz, y venció en ella todas las consecuencias del pecado. Es el encuentro con Jesús resucitado. Por eso, nuestro encuentro con Jesús en la Eucaristía hace que nuestra vida se abra a la Vida eterna encuentre su destino en el Cielo...
 
Por eso, cuando Jesús nos alimenta, ya no hay necesidad humana que pueda quedar insatisfecha. Las cosas seguirán siendo las que son. Las enfermedades seguirán formando parte, dramáticamente, como lo hacen desde siempre, de nuestra condición humana. Seguiremos conociendo todas las limitaciones que hoy experimentamos, y nos parecerá tan lejana como hoy nos parece la paz que anhelamos. Pero, sin embargo, al mismo tiempo, tendremos todo lo que necesitamos, porque con Jesús, que se nos ofrece hecho alimento, tenemos un Pan que nos da todo lo que nos hace falta, ya que nos da la Vida eterna...
 
EucaristíaPor eso es que en este Domingo (y en los lugares en los que no hizo falta trasladar la fiesta al Domingo ya que tienen la posibilidad de celebrarla, como fue tradición, en el Jueves siguiente a Pentecostés), celebramos solemnemente el Cuerpo y la Sangre de Jesús, Sacramento de su entrega en la Cruz, para salvarnos con su Resurrección...
 
Vale la pena tener en cuenta que, a la luz del relato de la multiplicación de los panes realizada por Jesús que nos trae el Evangelio de San Juan (capítulo 6), Jesús nos alimenta en el Altar con una doble Mesa, una Mesa con dos platos fuertes: su Palabra, y el Sacramento de la Eucaristía. Con este alimento tenemos todo lo que nos hace falta. La Palabra que nos instruye, nos guía, nos corrige, nos consuela y nos orienta. Y la Eucaristía que nos nutre y nos hace participar en la Vida de Dios, y que reservamos en el Sagrario de las Iglesias, no sólo para poder llevarla a los enfermos, sino también para que, puestos a sus pies en humilde adoración, podamos experimentar casi sensiblemente la presencia consoladora de Jesús, que nos acompaña en nuestro camino al Cielo...
 
Eucaristía3. TAMBIÉN HOY HAY QUIEN PASA HAMBRE; JESÚS NOS DICE: DENLES USTEDES DE COMER... De todos modos, al tiempo que gozamos de este consuelo con el que Jesús nos alimenta, tenemos que tener en cuenta que, igual que a los Apóstoles, Jesús nos involucra en este don, que se convierte para todos nosotros también en una tarea...
 
Lo recibimos a Jesús, y Él nos pide que nosotros "le demos de comer" a todos los que acuden a buscarlo. Jesús en la Eucaristía es alimento para toda la humanidad, que tiene hambre de Dios. Él multiplica este Pan tanto cuanto haga falta. Pero espera que nosotros, que lo hemos conocido, seamos quienes les anunciemos a los que no lo saben que Él está allí esperándolos, como el alimento que da vida. Esta celebración del Cuerpo y la Sangre de Jesús ha tenido desde su inicio este sentido de manifestación pública de nuestra fe eucarística. Y el mismo sentido tiene el Congreso Eucarístico Nacional que se celebrará en Corrientes del 2 al 5 de septiembre, y para el que los Obispos de Argentina han elegido el lema "denles ustedes de comer".
 
PanSi embargo, la providencial coincidencia en este Domingo de esta celebración con la Colecta Nacional de Cáritas, nos hace recordar que también hoy hay quien pasa hambre en nuestra patria, porque no tiene el trabajo o el pan que necesita para su familia, y que hay muchos que quedan excluidos de la satisfacción de sus necesidades básicas...
 
Sabemos que Jesús acude en auxilio de todos los que lo necesitan, pero también que para ello cuenta con nosotros. Esta Colecta nacional de Cáritas, la organización con la que la Iglesia sale al encuentro de las necesidades de nuestros hermanos más despojados, se convierte en una ocasión y en un instrumento para que nuestra solidaridad nos comprometa con el servicio de amor al que Jesús nos llama...


Un abrazo y mis oraciones.
 
P. Alejandro W. Bunge
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