Esta fue mi predicación de hoy, 17 de febrero de
2013,
Domingo I de Cuaresma del Ciclo
Litúrgico C, en la
Abadía Santa Escolástica y en el Hogar Marín:
I.- Vídeo, en
Youtube
y en
Facebook
II.- Versión escrita
III.- Lecturas bíblicas de la Misa
1. ALGUNAS MENTIRAS CONSISTEN EN
VERDADES QUE SE
DICEN A MEDIAS... Conviene aclarar desde el inicio que
no hay
mentiras piadosas, porque no es piadoso mentir. En todo caso
hay mentiras grandes y mentiras chicas, pero ni siquiera las más
chicas son "piadosas", En la Sagrada Escritura tenemos dicho con
claridad que el demonio es el padre de la mentira, el demonio está
detrás de todas las mentiras, las más grandes y las más chicas...
Hay mentiras más tramposas, porque aparecen escondidas,
disfrazadas con verdades a medias, que a veces incluso son
mentiras no por lo que dicen sino por lo que ocultan. Todas las
tentaciones, las que sufrió Jesús, las que le tocaron y le tocan a
Benedicto XVI en este tiempo y las nuestras, no son más que
mentiras disfrazadas con los colores de la verdad...
Es necesario el pan, y la
leche, y todas las cosas ricas con las que nos alimentamos para
reponer nuestras fuerzas. Pero el demonio tratará de hacernos
colar su mentira detrás de esta verdad, haciéndonos creer que lo
único importante es el pan y todo lo que el pan significa. Y
entonces tratará de hacernos creer que además del pan necesitamos
la carne, y por la tanto la vaca, y la leche y también el dulce de
leche. Detrás de la necesidad del pan vendrá la tentación de
pensar que tenemos derecho a tratar de sacarle la frutilla al que
está compartiendo con nosotros una torta. Y de la misma manera
vendrá la tentación de pensar que necesitamos muchas más cosas,
desde el pan hasta las computadoras más sofisticadas, con todo lo
que hay en el medio entre una cosa y otra. Y así se llegará a la
tentación de pensar que se puede llegar a hacer guerra y matar si
no tenemos todo el pan que queremos, o si no nos conformamos con
el pan y además queremos garantizar el futuro acaparando toda la
producción de semillas, o el agua, o todo el petróleo o las demás
fuentes de energía, o las maquinarias, o toda la tecnología. Es
más que seguro que el Papa no tiene que preocuparse por el pan que
tendrá hoy en su mesa, pero seguramente tendrá otras cosas por las
que se le cuele a través de la verdad del pan que necesitamos la
mentira de la tentación...
También hace falta el poder.
Sabemos que todo poder legítimo viene de Dios y es ciertamente
necesario para lograr algunas cosas, como por ejemplo organizar
una nación, un país o una comunidad. El mismo Dios ejerce su
poder
en favor de todos. Siendo Él quien hizo el mundo y el que nos ha
donado la vida, de Él depende todo y dependemos todos, a cada
instante y su poder Creador sostiene el mundo en el ser. Él nos ha
regalado este mundo y ha hecho de él nuestra casa, mientras
peregrinamos a la suya, que Él mismo nos ha preparado en el Cielo.
Pero el demonio tratará de colarnos detrás de esta verdad su
propia mentira, haciéndonos creer que es él quien nos puede
dar
el poder que ambicionamos, con la sola condición de someternos a
sus ídolos (la fama, el sexo, el dinero), para rendirles culto y
admiración. Para hacerlo tratará de ocultarnos una verdad
contundente, y es que fue derrotado para siempre por Jesús en la
Cruz. El Papa tiene el mayor poder en la Iglesia, y por lo tanto
no le puede ser ajena al Papa la tentación que puede esconderse
detrás de él y la tiene que haber tenido también Benedicto XVI,
como la tenemos también todos nosotros, aunque sea en pequeñas
medidas. El poder es una tentación cuando nos aleja de Dios...
Es evidente que Dios puede
hacer todos los milagros que quiera. No sólo está dentro de su
poder sino que se trata verdaderamente de una posibilidad. Aunque
con los milagros se va más allá de lo que dicen las leyes de la
naturaleza que Él mismo estableció, son muy conformes a la
grandeza de su Amor. Pero el demonio tratará de colarnos su
mentira detrás de esta verdad, haciéndonos creer que podemos
pedirle a Dios que haga siempre lo que nosotros queremos, y que de
esa manera una vida feliz consiste en sentarse a esperar que Dios
se haga cargo milagrosamente de todo para satisfacer nuestros
gustos y necesidades, de modo tal que si Dios no hace los milagros
que a nosotros se nos ocurre tenemos derecho a presentarle
nuestras quejas por no querernos lo suficiente. ¡Cuántas
tentaciones de este tipo puede haber tenido en este tiempo
Benedicto XVI, en la fachada de la Basílica de San Pedro tiene una
altura mayor que la del Templo de Jerusalén desde la que tirarse
esperando que Dios lo salve...
Así fueron las tentaciones de Jesús, a quien el demonio quiso
sacarlo del camino que Dios su Padre le había trazado, haciéndolo
ambicionar el pan, y poder y los milagros, para solucionar todas
las dificultades que se le presentaron en el desierto, símbolo de
la vida en la tierra...
2. JESÚS NOS ENSEÑA A VENCER LAS TENTACIONES CON LA PALABRA DE
DIOS... Es posible vencer las tentaciones. Jesús, en el desierto,
nos enseñó a hacerlo. La Palabra de Dios, es decir, Jesús mismo
(Palabra de Dios que se hizo Hombre para salvarnos), nos tiene
siempre preparada la respuesta que desenmascara la mentira que se
encierra en toda tentación, para que podamos superarla...
Ante
las
tentaciones que se esconden detrás de la necesidad del pan,
es decir, todas aquellas que se resumen en la ambición de tener,
tener cada vez más, tener todo, tener aunque sea quitándole a
otros, tener a costa de los excluidos que no tienen ni siquiera lo
más básico para atender sus necesidades más primarias, Jesús nos
recuerda con la Palabra de Dios que "No sólo de pan vive el
hombre". Jesús responde así al demonio en el desierto, y hoy a la
tarde
comienza
Benedicto XVI un Retiro que se le predicará a él y a todos
sus colaboradores de la Curia Romana, para aprender en el
"desierto de la oración a vivir no sólo de pan, sino especialmente
de toda Palabra que sale de la boca de Dios...
Ante las tentaciones que se
esconden detrás de la atracción del poder, es decir, todas
aquellas que se resumen en el deseo de ser como Dios, de poder
disponer de nuestra vida y de la vida de los demás según nuestro
gusto y antojo de cada momento al precio de rendirnos a los ídolos
que se nos presentan en el lugar de Dios, Jesús nos recuerda con
la Palabra de Dios: "Sólo a Dios rendirás culto". Esto ha tenido
que aprenderlo también Benedicto XVI para vencer las tentaciones
del poder. Nosotros, ante tantos ídolos que hoy se nos presentan,
prometiéndonos la felicidad plena y la saciedad de todas nuestras
necesidades, ante tantas propuestas que pretenden ocupar el lugar
de Dios, absorbiendo nuestra atención, nuestro tiempo y nuestro
corazón, hace falta descubrir su falsedad...
Ante las tentaciones que se
esconden detrás del deseo de milagros que simplifiquen
nuestra vida haciéndonos superar todas las dificultades que en
ella se presentan y soñando con que Dios pueda hacerse cargo de
todo lo que no podemos hacer personalmente y queremos ver
solucionado de forma inmediata, en nuestra vida personal y en
nuestra organización social, Jesús nos recuerda con la Palabra de
Dios: "No tentarás al Señor tu Dios". Benedicto XVI también ha
aprendido de Jesús a no esperar que Dios haga lo que le toca a él.
Por eso este hombre de fe, con la misma fe y con la misma
confianza en Dios con la que cuando fue elegido le dijo a Dios
"sí, aquí estoy para llevar tu barca, porque Tú me lo pides,
ahora,
revisando
delante de Dios reiteradamente su conciencia a la luz de la
fe, viendo que ya no tiene las fuerzas que le hacen falta, ahora
renuncia. Haciéndolo, responde con la misma fe al mismo Dios, para
no tentarlo y quedarse esperando de Dios los milagros. Podía
haberse quedado dedicándose en su oración a pedirle a Dios que se
hiciera cargo Él, dándole los colaboradores justos para el puesto
justo en cada lugar de la Curia Romana, tan difícil y compleja.
Sin embargo, dándose cuenta de sus propias limitaciones escapa a
la tentación...
Si siempre la Cuaresma es un tiempo de conversión, lo es de una
manera especial esta Cuaresma, en cuyas puertas el Papa
Benedicto
XVI nos ha anticipado su renuncia. ...
3. CON JESÚS
PODEMOS DESCUBRIR LAS MENTIRAS Y VENCER LAS TENTACIONES... Las
tentaciones existen, hoy como ayer, y estarán también mañana. A
Dios Padre le pedimos en nuestra oración que nos libre del mal,
pero no que nos libre de las tentaciones, sino que nos ayude a
superarlas. Las tentaciones no pueden con nosotros más que lo que
nosotros queramos que puedan. Y para superarlas, lo que hace falta
es descubrir la mentira que encierran...
Aprenderemos a hacerlo en el
desierto de la oración. Así lo hace Benedicto XVI, y por eso puede
poner toda su confianza en Dios. Y con eso nos enseña a no perder
el tiempo en estos días buscando, como hacen algunos, buscando
descubrir el "identikit" del Papa que tiene que venir. Benedicto
XVI se confía en el amor de Dios, como lo hizo siempre, al punto
tal que ni siquiera va a participar del Cónclave en el que se
elegirá a su sucesor. Simplemente se entrega al silencio de la
oración, porque en ese silencio puede responder a Dios...
Este tiempo es para alimentarse de la Palabra de Dios, como nos
invita a hacer el Papa. Hoy mismo
Benedicto
XVI antes del rezo del Angelus hizo a la Iglesia entera, y
por lo tanto a los Cardenales y también a nosotros, un llamado a
la conversión, para dejar que la Palabra de Dios modele siempre
nuestra vida, y de esa manera tengamos la libertad que él tuvo y
él tiene para responderle a Dios diciéndole siempre que sí, como
lo hizo en su momento para aceptar la tarea de sucesor de Pedro, y
decirle también sí a Dios con su renuncia...