Esta fue mi predicación de hoy, 9 de diciembre de
2012, Domingo
II de Adviento del Ciclo Litúrgico C, en el Hogar Marín:
I.- Vídeo,
en
Youtube y
en
Facebook
II.- Versión escrita
III.- Lecturas bíblicas de la Misa
1. CUANDO
RECIBIMOS VISITAS, TENEMOS QUE PONER EN ORDEN LA CASA... Es bueno,
de
vez en cuando, recibir visitas en nuestra casa. Y prepararla bien
lleva tiempo. Podemos pensar que los 58 años de profesión
religiosa perpetua hechos en 1954 por la Hermanita Laura, que
falleció hoy aquí en el Hogar, consistieron precisamente en eso,
en la preparación de su corazón, su casa, donde recibir de manera
definitiva al Señor...
La Hermanita se
preparó siempre para recibir al Señor, mientras lo reconocía en
los Hogares de las Hermanitas donde le tocó cumplir su entrega
religiosa. Providencialmente, los últimos días que la Hermanita
vivió activamente fueron los de su Retiro anual de ocho días,
dedicados como cada año de manera especial a la oración. Terminado
ese tiempo de Retiro, que siempre nos da la oportunidad de
"limpiar la casa" y quitar los obstáculos que impiden que el Señor
venga a nosotros, tuvo la prueba de la enfermedad, con el
accidente cardiovascular que la tuvo postrada durante estos días
previos a su muerte, haciendo de sus últimos días una entrega
silenciosa al Señor que todo lo puede...
Su rostro
renovado por esos días de oración intensa se reflejan hoy, más
allá de los sufrimientos de la enfermedad, que pudo elevar como
ofrenda a Dios con frutos de salvación, como todos los
sufrimientos que unidos a la Cruz de Jesús se suman al tesoro de
la Iglesia para el bien de todos...
En resumen, cuando tenemos invitados en casa, hay que
facilitarles
la entrada, quitándoles los obstáculos y poniendo todo lo que
puede
ayudarles a sentirse cómodos. Incluso si no saben cómo llegar a
nuestra
casa, necesitaremos darles un plano, para hacerles más fácil el
camino.
A veces nos hará falta arrasar con un montón de cosas, y
ansiaremos
tener una topadora que nos permita hacerlo rápidamente...
Ahora, en este tiempo de Adviento, es Jesús el que se acerca
a
nosotros, porque viene en esta Navidad, y tenemos que
prepararnos para
recibirlo...
2. PARA PREPARARLE
NUESTRA CASA A JESÚS, NECESITAMOS CONVERTIRNOS... Jesús viene a
nosotros como en la primera Navidad, aquella de Belén, con sólo
un
Pesebre para recibir a Dios hecho hombre. En realidad, volvemos
a
celebrarla cada año, para que en Navidad podamos recibirlo
nuevamente a
Jesús, como María, José y los Pastores en aquella primera
Navidad...
Jesús viene para todos los hombres de todos los tiempos. El que
vino en
aquella primera Navidad de Belén, y vendrá al final de los
tiempos,
viene cada vez de nuevo y celebramos una nueva Navidad para
poder
recibirlo. La predicación de San Juan Bautista nos ayuda a tener
en
cuenta que, para prepararnos a recibirlo, necesitamos
convertirnos. Esa
es la manera de prepararle un lugar a Jesús...
Como siempre,
Jesús
viene a nosotros pero no impone su presencia. Para que llegue a
nosotros tenemos que abrirle el corazón, cuya puerta sólo tiene
llave
desde adentro. Para que pueda entrar, tenemos que quitar las
barreras,
tenemos que allanarle los caminos, nos dice San Juan el
Bautista, con
su predicación en el desierto...
Recibirlo a Jesús cuando viene requiere que estemos
preparados. Y prepararse para reconocer y atender a Jesús cada
día es lo que hacen las Hermanitas de los Pobres, con sus votos
de pobreza, castidad y obediencia, y el característico y
especial que las distingue, de hospitalidad, con el que se
comprometen a reconocer y a recibir a Jesús en los ancianos
pobres que llegan a sus casas. La Hermanita Laura no pudo hacer
ayer, junto con todas las demás Hermanitas, su renovación de los
votos, pero el Señor le tenía preparada ya la fiesta completa en
su Casa, a la que hoy, el día de su muerte, seguramente ya
llegó. Su Adviento es entonces ya Navidad, el Señor ahora no
sólo nació para ella, sino que ahora ella nació para el Señor en
la vida del Cielo...
3. JESÚS VENDRÁ AL
PESEBRE QUE LE HAGAMOS EN NUESTRO CORAZÓN, CON AMOR... Nosotros
estamos todavía de camino, y seguimos necesitando prepararnos
para recibir al Señor. En definitiva,
para preparar esta Navidad, convendrá tener en cuenta que no son
palacios ni grandes mansiones las que buscará Jesús para
alojarse. Le
bastará un sencillo Pesebre. Jesús vino en un tiempo
determinado, que
el Evangelio según San Lucas no presenta con precisión,
señalándonos
las autoridades que había en cada lugar. También ahora lo
recibimos en
una situación determinada, con las cosas como están y con todas
las
circunstancias propias de nuestro tiempo...
En estas
circunstancia nos toca recibirlo y prepararnos para hacerlo de
la mejor
manera. La Corona de Adviento nos va señalando la brevedad y la
urgencia de este tiempo. La semana pasada teníamos encendida una
sola
vela, hoy son dos (a la que agregamos hoy el Cirio Pascual en
este Misa exequial de la Hermanita Laura), y quedan para agregar
sólo otras dos más. El tiempo
urge, no lo podemos perder, no nos podemos demorar...
Nosotros tendremos que armar ese Pesebre en nuestro corazón,
haciéndolo a la medida del amor de Dios, con nuestra conversión
de cada día. El amor de Dios, hecho se hizo Vida, para que
nosotros participemos de la vida del amor de Dios, por nuestra
conversión cotidiana, mientras estemos de camino y sea nuestro
tiempo...