Padre bueno...

Queridos amigos:
 
Esta fue mi predicación de hoy, 25 de julio de 2010, DomingoXVII del Ciclo Litúrgico C, en la Abadía Santa Escolástica y en el Hogar Marín (clic aquí para verla y oírla en Youtube):

River - Boca1. ¿CÓMO HACE DIOS PARA RESPONDER A TODOS LOS QUE LE PIDEN ALGO?... Sería muy difícil para Dios, y hasta contradictorio, si tuviera que responder afirmativamente a todos los que acuden a Él con su oración pidiéndole algo. En este mes que ahora termina hubo varias competencias deportivas internacionales (la Copa América de fútbol, los Juegos Panamericanos, el Mundial de fútbol en la categoría sub 20), en las que seguramente muchos de cada lugar le pidieron a Dios por el triunfo de su propio equipo. Y en el mes que está por iniciarse comenzará un nuevo Campeonato de fútbol en Argentina, y es posible que muchos quieran a ver a Dios de su lado, con la camiseta del propio equipo (con lo cual Dios debería ponerse varias o todas al mismo tiempo). En realidad, es posible que cada día que se juega un partido de fútbol un grupo de aficionados de cada uno de los clubes que juegan se dirija a Dios para involucrarlo en el resultado, cada uno a su favor...

Dos equiposDe todos modos, el fútbol no es el único motivo de oración que puede llevar hacia Dios con intenciones contrapuestas. Hace mucho tiempo existen también algunas costumbres "no muy piadosas" respecto de la oración, que cada tanto se hacen sentir, y que podríamos describir como una "oración piquetera". Tiempo atrás se hacían cadenas por cartas, que prácticamente nos obligaban a continuarlas enviándolas a un determinado número de personas porque en caso contrario podían sucedernos especiales males u ocurrirnos determinados daños. También se acostumbró en un tiempo hacer verdaderos "piquetes" de oración, con cadenas, novenas o repeticiones determinadas de oraciones, con las que los santos se veían obligados a responder a nuestro pedido, bajo la pena de que su imagen fuera puesta boca abajo si no respondía según nuestro buen querer (o nuestro capricho). Hoy, con los nuevos medios de comunicación, se ha multiplicado estos tipos de oración "piquetera" que pretenden poner a los santos contra la espada y la pared, obligados a responder a nuestra oración. Muchas veces recibimos correos electrónicos sobre determinadas oraciones que hay que dirigir a determinados santos, en los que se nos conmina: "no rompan esta cadena, es milagrosa", y se nos manda: "debes hacer X copias, repartirlas en los siguientes X días a X personas y a cambio recibirás"...

Pero, como no hay que rezar de cualquier manera y pidiendo cualquier cosa, hoy Jesús, con su ejemplo y con su Palabra, quiere enseñarnos a rezar "como Dios manda", es decir, bien...

Padre e hijos2. DIOS ES UN PADRE BUENO, Y SÓLO DA LO QUE ES BUENO PARA SUS HIJOS... La enseñanza de Jesús comienza mostrándonos que Dios es nuestro Padre, y por lo tanto es posible y necesario dirigirse a Él como lo hace un hijo. Las palabras del Padrenuestro, que San Lucas nos presenta en una versión más breve que la que habitualmente usamos (que está en el capítulo 6 de San Mateo), no son las únicas con las que podemos y debemos dirigirnos a Dios, pero sí  la confianza y el espíritu filial que impregnan esta oración será siempre los que deberán alentar la nuestra...

Dios tiende su mano Un padre bueno no puede decir siempre que sí a sus hijos. Se le harían caprichosos, y además terminaría causándoles daño. Los hijos tienen necesidad de ser ayudados por sus padres para crecer rectamente y para aprender a conducirse con su propia libertad para alcanzar el bien para el que Dios los ha hecho. Y así como el padre no les da todo lo que piden, sino aquello que los conduce al bien, así también hace Dios con nosotros. Seguro que Dios no siempre responderá con lo que esperamos a nuestra oración, y menos mal que es así. Porque Él mira las cosas de una manera más completa que nosotros. El sabe que nos ha hecho para el Cielo, y en lo que de Él depende, nos guía y ayuda para que alcancemos, por nuestra propia decisión y libertad, esa meta. A veces nos convendrá la salud, pero a veces podrá ser la enfermedad la que nos ayude. Será la vida prolongada la que nos lleve mejor al Cielo, o será la muerte no deseada. Será la riqueza la que convenga a nuestra meta (aunque es difícil, porque el amor y la justicia son más difíciles en esa condición), o será la pobreza la que nos enseñe a depender de Dios, sabiendo que teniéndolo a  Él, nada nos falta.

Dios sabe lo que nos conviene en cada caso y en cada momento, y nos da lo que nos hace falta para alcanzar nuestra meta. Por eso es que, estando atentos a la respuesta de Dios a nuestra oración, podemos aprender mucho sobre lo que nos hace falta pedir, y sobre lo que no resulta tan necesario. En todo caso, Jesús nos enseña, además del espíritu de toda oración que anima el Padrenuestro, y que nos pone en manos de Dios como un hijo se pone en manos de su Padre bondadoso, otras características de nuestra oración, a través de parábolas y ejemplos...

Oración3. JESÚS NOS ENSEÑA A REZAR CON INSISTENCIA, SIN CAPRICHOS Y CON CONFIANZA... En primer lugar, nos enseña a rezar con insistencia. Como dijimos recién, Dios sabe lo que nos conviene. La insistencia en la oración, entonces, no es para que Dios se entere de lo que nos hace falta. Como dice San Agustín, si por eso fuera nuestra oración bien podría bastarse con el silencio. Es a nosotros, sigue San Agustín, a quienes nos hace bien que nuestra oración se traduzca en palabras. Somos nosotros los que aprendemos de este modo cuánto dependemos de Dios, y cómo necesitamos ponernos siempre en sus manos...

El PapaPor otra parte, con la respuesta de Dios a nuestra oración, aprendemos a distinguir qué nos hace bien y qué es lo que en verdad necesitamos, para dejar de lado lo superfluo (¿cuántas veces hemos tomado a Dios como un especial almacenero o proveedor, al que podemos pedirle lo que se nos viene en mente, y quien nos tiene que responder en tiempo y forma, bajo nuestra velada amenaza de enojarnos con Él?). Tengamos siempre en cuenta que Dios, como Padre bueno, sólo puede dar cosas buenas a su hijos, y sólo Él sabe verdaderamente lo que para cada uno de nosotros es bueno. Hagamos la prueba: pidamos a Dios que nos dé el Espíritu Santo, que es el maestro interior de toda oración...
 
Además de la enseñanza de Jesús, nada nos mostrará mejor el valor de la insistencia en la oración que mirar a los que rezan de esa manera. El Papa nos da el ejemplo, tomándose sus vacaciones como un momento especial de oración, que por otra parte es su tarea principal todos los días. Con la confianza que surge de una vida entregada a Dios, es posible y además resulta imprescindible, rezar siempre. Así como la respiración es necesaria para renovar con oxígeno la sangre, así con nuestra oración Dios renovará siempre nuestro espíritu con el don de su Espíritu...


Lecturas bíblicas del Domingo XVII del Tiempo Ordinario del Ciclo C:

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Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge:
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