Pastores y ovejas...
Queridos amigos:
1. SÓLO
NOS DEJAMOS CONDUCIR POR ALGUIEN QUE NOS INSPIRE CONFIANZA... Nadie
tiene tanta fortaleza como para conducirse siempre solo en todos
los ámbitos y en todos los momentos de su vida. Cuando
nacemos somos
las criaturas más indefensas del universo, y no
podríamos subsistir si
no no nos ayudaran. Desde el comienzo somos asistidos por nuestros
padres o quienes hacen sus veces. Nos dejamos conducir por ellos y nos
confiamos en ellos porque
desde
el primer
momento han sido nuestro mejor punto de apoyo: nos brindaron los
primeros cuidados, los primeros calores, los primeros
alimentos y las
primeras sonrisas...
Cuando
vamos creciendo nos vamos dando cuenta que con los padres no alcanza.
Ellos no lo saben todo, y si queremos aprender todo lo que nos hace
falta para desempeñarnos en la vida necesitamos de los
maestros y de los
profesores. Y entre todos ellos, depositamos nuestra confianza
y guardamos para siempre el recuerdo de aquellos de los que hemos
aprendido porque nos han
sabido conducir con su propia sabiduría en la dura
tarea del aprendizaje...
Cuando
ya hemos crecido lo suficiente (y a veces antes), vamos
perdiendo la
firmeza
de la salud. Las enfermedades nos van
enseñando a
confiar en los médicos y en los auxiliares de la
medicina, al menos
cuando
éstos tienen no sólo una buena ciencia, sino
además esa
cuota de humanidad y de amor que nos llevan a sentirnos seguros en sus
manos. Aquí, en el Hogar Marín, las
Hermanitas, los empleados y los voluntarios que colaboran con
ellas,
son los que nos brindan
el apoyo ante la debilidad a la que nos llevan las enfermedades y el
embate de los achaques que nos acosan. Por eso vamos aprendiendo a
descansar en ellos
con la mayor
confianza...
También para crecer en la vida espiritual necesitamos en quien
depositar nuestra confianza para que nos ayude a crecer. Y todos nos
hemos confiado en muchas ocasiones en los Pastores que nos han ayudado
a encontrar a Jesús. Por eso es tan grave el pecado y el delito que
aquellos Pastores que han traicionado a los fieles con su conducta.
Muchos fieles han corrido el peligro de perder la
confianza ante las debilidades de algunos Pastores que no sólo han
traicionado a Dios, sino que además han herido gravemente con su culpa
a víctimas que tenían derecho en poner en ellos su mayor confianza. Por
eso hay que tener siempre presente que necesitamos alguien
más en quien
podamos confiarnos, para alcanzar toda la altura y profundidad de la
vocación que recibimos de Dios, que va
más allá de lo que humanamente podemos alcanzar...
2. JESÚS
ES EL BUEN PASTOR, QUE CUIDA DE NOSOTROS Y QUIERE LLEVARNOS A LA VIDA
ETERNA... Jesús es el Buen Pastor que puede llevarnos a ese
gran
destino que nos ha preparado, porque Él es Dios.
Él y el Padre son una
misma cosa, nos dice hoy Jesús, y atrae así toda
nuestra confianza,
para
que nos pongamos totalmente en sus manos. Sólo Dios se ocupa
y se
preocupa por el verdadero bien de todos los hombres. Sólo
Él cumple
todas sus promesas, que son muchas y muy buenas. Sólo
Él atiende al
bien de todos, y por lo tanto sólo en Él podemos
poner toda nuestra
confianza, para que nos conduzca a donde Él quiera...
Jesús, como Buen Pastor, nos hace conocer su voz. Sabemos lo
que dice,
son claras sus Palabras y firmes las huellas por las que nos lleva.
Además, como Buen Pastor, nos da el alimento que nos hace
falta para
llegar a la Vida eterna. Es más, literalmente Él
mismo se hace nuestro
alimento en la Eucaristía, y se multiplica tanto cuanto haga
falta para
estar siempre en la Mesa en la que mejor se alimenta nuestra fe, en la
Misa...
Jesús, el Buen Pastor,
realiza hoy su tarea pastoral a través de los que
Él ha llamado a este
servicio. Benedicto XVI, sostenido por el Amor de Dios y por su fe,
preside hoy este servicio, y con él lo realizan todos los
Obispos del
mundo, con la colaboración de los sacerdotes y la ayuda de
los
diáconos. La tarea pastoral de todos nosotros (me incluyo,
como
sacerdote), es nada más y nada menos la que Jesús
nos ha confiado,
poniéndola en nuestras manos. Por eso, los fieles tienen
derecho a ser
exigentes con sus pastores (¡con nosotros!), tienen derecho a
esperar
de sus pastores (¡nosotros!) lo que Jesús les
quiere dar a través de
ellos. Se trata, sin la más mínima duda, y con toda gravedad, de un
derecho de los fieles y un deber de los pastores...
Los fieles tienen derecho a que los pastores los conozcan, como
Jesús
conoce a sus ovejas. Tienen derecho a esperar de los
pastores que se
desvivan para que a nadie le falte la Palabra de Jesús y sus
Sacramentos, porque para eso han sido llamados. Convendrá,
entonces,
que sean exigentes con nosotros, y al mismo tiempo que recen para que
el Señor nos dé cada día
más y mejores pastores para su rebaño (a esto
se dedica la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones
que se
celebra hace ya 47 años en el Domingo del Buen Pastor, por
iniciativa
de Pablo VI). El Papa, en su Mensaje para esta Jornada (
El
testimonio suscita vocaciones), nos recuerda la
exigencia para
los Pastores (y el derecho para los fieles), de encontrar en nosotros
verdaderos amigos de Jesús, una total entrega a Dios y la comunión con
la Iglesia. Por eso debe comprenderse en su verdadera magnitud todo
lo que Benedicto XVI, desde sus tiempos de Prefecto de la Congregación
para la Doctrina de la Fe, oficio para el que había sido llamado por el
Papa Juan Pablo II, insistió en tratar y trató con la mayor firmeza y
dureza la corrección y el castigo de los delitos más aberrantes
cometidos por algunos pastores. Pero más allá de ello, los fieles deben
tener siempre la confianza que Jesús es siempre el Buen Pastor, que
actúa a través de sus ministros o a pesar de ellos...
3. NO
BASTAN LOS BUENOS PASTORES, ADEMÁS HACE FALTA QUE SEAMOS
BUENAS
OVEJAS... De todos modos, si prestamos atención al texto
evangélico que
hemos proclamado hoy, que es el Domingo del Buen Pastor, enseguida nos
vamos a dar cuenta que, en realidad, en él Jesús
nos habla de las
ovejas...
Es que el
Buen Pastor no nos quiere llevar "a la rastra" hasta su Casa,
simplemente nos invita y espera que lo sigamos. Por eso, aunque
tengamos derecho a ello, no basta con exigirles a los pastores que sean
buenos. Todos, incluidos los pastores, tenemos que ser buenas ovejas, y
para eso tenemos que
esforzarnos. A todos nos hace falta escuchar la Voz de
Jesús, que no
deja de hablarnos. Todos tenemos que seguirlo a Jesús por
los caminos
por los que nos lleva, aunque a veces nos parezcan duros. De
allí que
cuando los pastores predicamos las palabras de Jesús,
éstas no son sólo
para quienes las escuchan, sino en primer lugar para quienes las
pronuncian. Todos tenemos
que estar atentos y despiertos, para que nadie nos arranque de las
manos de Jesús, el único Buen Pastor que puede
salvarnos. Todos tenemos
que alimentarnos siempre con los alimentos que Jesús nos da
(su Palabra
y sus Sacramentos), porque de esa manera nuestra fe estará
firme y
nuestro paso será seguro, para seguirlo a Jesús
hasta el Cielo, adonde
Él nos ha invitado. Y todos tenemos que estar abiertos a responder al
llamado de Jesús, que se manifiesta de diversas maneras, también
llamando a algunos jóvenes, hoy como ayer, al sacerdocio y a la Vida
consagrada. Sólo queda responder, cuando es Jesús quien llama...
Lecturas
bíblicas de la
Misa
del Domingo IV de Pascua del Ciclo C:
- En aquellos días: Pablo y Bernabé
continuaron su viaje, y de
Perge fueron a Antioquía de Pisidia. El sábado
entraron en la sinagoga
y se sentaron. Cuando se disolvió la asamblea, muchos
judíos y
prosélitos que adoraban a Dios siguieron a Pablo y a
Bernabé. Estos
conversaban con ellos, exhortándolos a permanecer fieles a
la gracia de
Dios. Casi toda la ciudad se reunió el sábado
siguiente para escuchar
la Palabra de Dios. Al ver esa multitud, los judíos se
llenaron de
envidia y con injurias contradecían las palabras de Pablo.
Entonces
Pablo y Bernabé, con gran firmeza, dijeron: «A
ustedes debíamos
anunciar en primer lugar la Palabra de Dios, pero ya que la rechazan y
no se consideran dignos de la Vida eterna, nos dirigimos ahora a los
paganos. Así nos ha ordenado el Señor: "Yo te he
establecido para ser
la luz de las naciones, para llevar la salvación hasta los
confines de
la tierra"». Al oír esto, los paganos, llenos de
alegría, alabaron la
Palabra de Dios, y todos los que estaban destinados a la vida eterna
abrazaron la fe. Así la Palabra del Señor se iba
extendiendo por toda
la región. Pero los judíos instigaron a unas
mujeres piadosas que
pertenecían a la aristocracia y a los principales de la
ciudad,
provocando una persecución contra Pablo y
Bernabé, y los echaron de su
territorio. Estos, sacudiendo el polvo de sus pies en señal
de protesta
contra ellos, se dirigieron a Iconio. Los discípulos, por su
parte,
quedaron llenos de alegría y del Espíritu Santo
(Hechos de los
Apóstoles 13, 14 y 43-52).
- Yo, Juan, vi una enorme muchedumbre, imposible de contar,
formada
por gente de todas las naciones, familias, pueblos y lenguas. Estaban
de pie ante el trono y delante del Cordero, vestidos con
túnicas
blancas; llevaban palmas en la mano. Y uno de los Ancianos me dijo:
«Estos son los que vienen de la gran tribulación;
ellos han lavado sus
vestiduras y las han blanqueado en la sangre del Cordero. Por eso
están
delante del trono de Dios y le rinden culto día y noche en
su Templo.
El que está sentado en el trono habitará con
ellos: nunca más padecerán
hambre ni sed, ni serán agobiados por el sol o el calor.
Porque el
Cordero que está en medio del trono será su
Pastor y los conducirá
hacia los manantiales de agua viva. Y Dios secará toda
lágrima de sus
ojos» (Apocalipsis 7, 9 y 14b-17).
- Jesús dijo: «Mis ovejas escuchan mi
voz, yo las conozco y ellas
me siguen. Yo les doy Vida eterna: ellas no perecerán
jamás y nadie las
arrebatará de mis manos. Mi Padre, que me las ha dado, es
superior a
todos y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre. El Padre y
yo somos una sola cosa» (Juan 10, 27-30).
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Predicaciones
del P. Alejandro W.
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