El Rostro de la Paz...

Queridos amigos: 

Esta fue mi predicación de hoy, 1 de enero de 2010, Solemnidad de Santa María Madre de Dios y Jornada Mundial de la Paz, en el Hogar Marín:

Sonrisa1. CUANDO VIENEN VISITAS A CASA, LOS RECIBIMOS CON UNA SONRISA... Cuando recibimos visitas, tal como sucede con frecuencia en estos días de fiesta, el mejor modo de recibirlos siempre será un sonrisa. Sin duda hemos tenido que trabajar, y quizás bastante, para preparar la casa, pero no serán los detalles de una loable prolijidad lo primero que ellos buscarán con su mirada. Si encuentran una sonrisa en nuestro rostro, ya se sentirán homenajeados desde el primer instante...
 
AbrazoLlegará después el momento de los abrazos. Pero no hace falta apurarse demasiado para ello. Quizás valga la pena, sobre todo si hace mucho que no vemos a quien nos visita, que le dediquemos un tiempo a mirar su rostro, ya que en el rostro es donde mejor se refleja lo que pasa en el corazón de una persona. Los ojos son el reflejo, el espejo, la ventana o puerta del alma, según dice la sabiduría popular el as diversas formas de expresar su capacidad de permitirnos conocer al otro. Pero además de los ojos, están todos los matices de los gestos, los movimientos faciales, que nos hablan más que muchas palabras. Puede ser que a veces el apuro por dar un abrazo no sea más que la urgencia por no mostrar el rostro, y la serenidad de mirarse a los ojos sin apuro el lujo que pueden darse los que no tienen nada que ocultarse mutuamente...
 
PazEstas tres niñas que forman en conjunto un mensaje de Paz son un buen ejemplo, el día en que celebramos con toda la Iglesia la 43° Jornada Mundial de la Paz, instituida por Pablo VI y celebrada por primera vez el 1 de enero de 1968. Si miramos el rostro de la primera niña de la izquierda, veremos que su rostro nos habla de su picardía, y en seguida podemos imaginar que no sólo quiere la paz, sino que tiene una especial astucia, potencialmente muy útil para trabajar por ella. En el rostro de la segunda, en cambio, es posible adivinar la expresión de una niña cargada de inocencia, que seguramente también podrá contribuir a la paz. Y finalmente en la tercera su rostro despertará en nosotros, seguramente, una ternura especial, porque aunque está igual que las otras dos mirando hacia la cámara, algo en ella nos habla de preocupaciones que parece llevar en el corazón...

En la Misa celebrada esta mañana en la Basílica de San Pedro, en el Vaticano, el Papa nos recordaba el modo muy especial de dar una bendición muy apropiada para el comienzo del año, cargada de un deseo que se llena de sentido para quien quiere verdaderamente quiere un buen año para aquél a quien saluda. Lo hacía retomando la expresión del Libro de los Números, de donde se toma la primera lectura de la Misa de este día: "Que el Señor te descubra su rostro y te conceda la paz"...

Anunciación2. SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS, PERCIBE Y NOS MUESTRA EL ROSTRO DE DIOS... Dios se hizo Hombre cuando, viendo la postración en la que nos había dejado el pecado, quiso salvarnos. Siendo Dios de verdad, quiso hacerse Hombre también de verdad, para salvarnos "desde adentro", asumiendo nuestra condición humana y siendo uno de nosotros. Para eso se eligió una Madre, y nació verdaderamente, como Hombre, y como Dios. Así María es, como Madre de Jesús, verdaderamente Madre de Dios...

Mirar el rostroDios invisible asumió un rostro visible y se dejó ver. Como dice San Agustín, María la Virgen la engendró en su seno porque primeramente le había abierto, y desde el primer instante de su concepción. Por eso, podemos decir, ella vio desde siempre el rostro de Dios, y cuando nació de ella, hecho hombre, el Belén, tuvo también el privilegio de ser la primera en ver su rostro humano...
 
Emociona imaginar a María con su mirada fijada en el Rostro del Niño, admirada y cargada de fe, aprendiendo a conocer a Dios de una manera nueva, a partir del momento en que se dignó tomar en ella su rostro humano. Y emociona también imaginar al Niño del Pesebre ver en el Rostro de María, Su Madre, aquella que ha sido y será la más capaz en toda la humanidad de reflejar el rostro de Dios, en su propio rostro y en toda su vida...

Presentación en el TemploEn este sentido podemos decir con verdad que María es la mayor Huella que Dios ha dejado en el mundo, desde el momento en que decidió hacerse Hombre para salvarnos y vino a visitarnos. María, verdaderamente Madre de Dios, acompañó su camino de salvación desde el Pesebre hasta la Cruz, y al pie de la misma participó del ofrecimiento con el que Jesús se entregó al Padre para salvarnos, y nos refleja el Rostro de Dios a todo lo largo del camino porque el que nos ha traído su salvación...

La oración más antigua que se conoce dirigida a María la llama Madre de Dios: Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios. No desprecies las oraciones que te dirigimos en nuestras necesidades. Antes bien, líbranos de todo peligro. Virgen gloriosa y bendita. Con el mismo título la llamamos al final de la oración con la que con más frecuencia nos dirigimos a ella, especialmente en el Rosario, el Ave María: Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Presentando al Niño en el Templo a los ocho días de su nacimiento para ser circuncidado y recibir el nombre de Jesús, es decir, Dios que salva, María nos muestra con los hechos una vida que siempre fue dócil y obediente a los planes de Dios. Por eso todo en María nos habla de Jesús, nos muestra su Rostro, y todo en María se encamina hacia Jesús, todo en María nos lleva hacia Él, la fuente desde la que surge la Luz y la Paz para el mundo entero...

Creación3. SI QUIERES PROMOVER LA PAZ, PROTEGE LA CREACIÓN... Por eso, hace ya 43 años los Papas (primero Pablo VI, después Juan Pablo II y ahora Benedicto XVI), han querido que el día en que comienza el año y se celebra la Solemnidad de María, Madre de Dios, sea también la Jornada Mundial de la Paz. La Paz siempre surgirá de la sencillez del Pesebre, en el que nació Dios hecho Hombre, que fue recibido por María, José y los Pastores...

El Papa Benedicto XVI, siguiendo las huellas de Pablo VI y Juan Pablo II, nos ha dado un lema para la Jornada Mundial de la Paz de este año: "Si quieres promover la paz, protege la creación". Y además, como hicieron cada año desde 1968 sus predecesores, nos ha escrito un Mensaje. Por supuesto, cuando Benedicto XVI nos invita a todos los que queremos promover la paz a proteger la creación no está pensando sólo en el medio ambiente. El Papa nos invita en cambio a valorar la creación como un don de Dios a la humanidad, y por lo tanto quiere ayudarnos a comprender la vocación y el valor del hombre dentro de la creación...

BebeAsí nos recordaba que el Venerable Juan Pablo II cuando nos hablaba de la «crisis ecológica» destacaba que ésta tiene un carácter predominantemente ético, y nos hacía notar «la urgente necesidad moral de una nueva solidaridad». Por eso nos dice el Papa en el n. 7 de su Mensaje que la humanidad necesita una profunda renovación cultural; necesita redescubrir los valores que constituyen el fundamento sólido sobre el cual construir un futuro mejor para todos, ya que las situaciones de crisis por las que está actualmente atravesando son también, en el fondo, crisis morales relacionadas entre sí, y «toda decisión económica tiene consecuencias de carácter moral» (Benedicto XVI, Carta encíclica Caritas in veritate, n. 37)...

PesebreDe todos modos el Papa pone siempre en el centro de la atención la persona. Nos dice en su Mensaje (n. 12) que los deberes respecto al ambiente se derivan de los deberes para con la persona, y por eso alienta la educación de una responsabilidad ecológica que, como ya dijo en la Encíclica Caritas in veritate, nn. 28, 51 y 61, salvaguarde una auténtica ecología humana y, por tanto, afirme con renovada convicción la inviolabilidad de la vida humana en cada una de sus fases, y en cualquier condición en que se encuentre, la dignidad de la persona y la insustituible misión de la familia, en la cual se educa en el amor al prójimo y el respeto por la naturaleza (n. 12)...

La Paz será siempre un don de Dios, que comienza en la creación, el regalo que Dios nos ha hecho de un universo ordenado y armonioso, y se continúa en la redención. La ternura del Pesebre podrá enseñarnos a reconocer el Rostro de Jesús que ha venido a salvarnos del pecado y de la muerte con su Resurrección, y ayudarnos a asumir la tarea de respetar a cada persona humana, imagen de Dios, para promover la Paz...


Lecturas bíblicas de la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios:

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Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge:
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