La verdadera alegría...

Queridos amigos: 

Esta fue mi predicación de hoy, 14 de marzo de 2010, Domingo IV de Cuaresma del Ciclo Litúrgico C, en la Abadía Santa Escolástica y en el Hogar Marín (la predicación en el Hogar Marín se puede ver y oír en Youtube, haciendo clic aquí):

Fiesta1. LA FIESTA ES PARTE DE LA VIDA, AUNQUE A VECES FALTEN MOTIVOS PARA FESTEJAR... La fiesta es parte de la vida. En realidad, la vida misma ha sido hecha para la fiesta. El Cielo, que es la fiesta completa y total, es la meta de la vida, a la que Dios nos ha llamado...

AmarguraAunque a veces  nuestro estado de ánimo habitual parece desmentirlo. Nos ganan el corazón los motivos de tristeza y amargura, y nos vamos acostumbrando a andar con las cejas arqueadas de arriba para abajo, y con la comisura de los labios en esa misma posición, con una expresión inequívoca de que no encontramos los motivos que nos permitan festejar la vida y en la vida. En los lugares de culto nos reunimos muchas veces personas cargadas de esperanza y movidas por la fe, pero al mismo tiempo doblegadas o arqueadas por el peso de los años, o de las enfermedades, o de la vida o simplemente de los propios pecados...

¡Cuántas veces recién despertados nos comienza a doler el cuerpo en algún lado, y ahí mismo comienzan nuestras quejas! O en un momento recordamos algo que nos han dicho los vecinos, o que hemos visto en los diarios, o simplemente porque nos a disgustamos con el clima, porque no nos gusta que esté nublado, o porque hace demasiado calor, o porque llueve, o porque hace mucho que no llueve, enseguida nos envuelven los motivos que van gestando en nosotros una cara llena de tristeza, de enojo o de amargura...

AncianosSin embargo, no son estos los motivos más graves que nos apartan de la fiesta. Muchos males que nos tocan sufrir encuentran su causa en nuestras propias rebeldías o pecados, que nos apartan de Dios, y en los de otros hombres y mujeres de nuestro tiempo y espacio, son los que no nos dejan vivir la fiesta, que es siempre y necesariamente parte de la vida...

En realidad, muchas veces la vida nos resulta más amarga que feliz y encontramos a lo largo de nuestro camino muchos más motivos para lamentarnos que para sonreír porque nos hemos tomado la vida por nuestra cuenta, olvidándonos de Dios como si nos perteneciera de tal manera que podemos hacer de ella lo que se nos antoje (así hizo el hijo de la parábola que pidió a su Padre la parte de la herencia que le corresponde y se la gastó licenciosamente como si fuera suya; conviene tener en cuenta que la herencia no pertenece a los herederos mientras el Padre vive). Y otras veces, aunque estemos muy cerca de Dios, no alcanzamos a darnos cuenta que con Él no nos puede faltar nunca la alegría (como el otro hijo de la parábola, que se quedó en la casa con su Padre, y no fue capaz de darse cuenta de todo lo que tenía casa para alegrarse). Para uno y otro caso, hoy Jesús nos muestra, a través de esta parábola, cuáles son los motivos de la verdadera alegría...

Padre-hijo2. DIOS, PADRE MISERICORDIOSO, ES LA FUENTE DE LA VERDADERA ALEGRÍA... Cualquiera sea el motivo que nos impide vivir la vida como una fiesta, encontraremos el remedio de la misma manera que se les ofreció a los hijos de la parábola: Dios, Padre misericordioso, está siempre con los brazos abiertos, a la espera, para brindarnos su perdón y recibirnos cálidamente en su casa...

Padre misericordiosoEn realidad todos, de alguna manera, hemos tomado el camino del hijo que reclamó la herencia (aunque en realidad todavía no le pertenecía), para mal gastarla sin frutos, quedándose "en la calle", muriéndose de hambre. Así estamos cuando, con todos los dones que hemos recibido de Dios, gastamos nuestro tiempo, nuestras capacidades, nuestros dones (no hay que olvidarse: todos, sin excepción alguna, los tenemos, en diversas medidas), sin dar los frutos que de ellos podemos esperar, y el mismo Dios tiene derecho a esperar...

MisericordiaSi nos faltan sonrisas, fiesta y alegría en nuestra vida, no es porque no tengamos motivos para tenerlas. Simplemente sucede que no las buscamos en el lugar indicado. Dios, Padre misericordioso, es la fuente de la verdadera alegría. Él siempre está dispuesto a recibirnos nuevamente, siempre está ansioso por vernos retomar el buen camino cuando lo hemos perdido, siempre nos está esperando, y corre hacia nosotros apenas le mostramos que estamos dispuestos a retomar la buena senda...

Por otra parte, no basta con ser "piadosos", y estar siempre "cerca de Dios", para tener los verdaderos motivos de alegría. En la parábola de Jesús, uno de los hijos se quedó siempre en la casa de su Padre, pero vivía amargado. Se quejó a su padre porque, a pesar de que "ese hijo suyo" (el otro) había malgastado sus bienes, cuando volvió lo recibió con fiesta, como si nada hubiera pasado. En realidad, no había nada de qué quejarse, el Padre hacía lo que correspondía, no podía ser de otra manera, pero el "hijo bueno" no era capaz de la alegría. De la misma manera, se puede decir, no basta con ir puntualmente a la Misa, hace falta ponerse de rodillas, con las manos y el corazón abiertos a la misericordia de Dios, suplicando el fuego de su Amor...

Hijo pródigo3. LA FIESTA ES PARA TODOS, NOS TIENE QUE ALEGRAR EL PERDÓN DE LOS DEMÁS... La fiesta, de la que está salpicada la vida entera, es siempre signo y anticipo, cuando viene de Dios, de la gran Fiesta a la que Él nos ha invitado, que es el Cielo. Esa fiesta del Cielo, de la que la vida no es más que un camino de acceso y de preparación, es para todos. Dios, que no obliga a nadie a ir a esa Fiesta, ya que sólo invita, no quiere, sin embargo, dejar a nadie afuera de ella. Por esta razón, no basta hacer nuestro camino con "buena letra". Además, para participar de la Fiesta, hay que tener un corazón a la medida de las alegrías de Dios, es decir, un corazón que se alegre también cuando nuestros hermanos que han errado el camino, se arrepienten y se animan a retomar el buen camino. Hasta un perrito es capaz de animarse cuando retorna un hijo, y a veces a nosotros se nos hace difícil tan sencilla alegría...

PerdónPara que podamos participar de la alegría del Cielo no basta con que "seamos buenos" o estemos dispuestos a "pedir perdón" cuando no lo hacemos. También hace falta que seamos capaces de alegrarnos cuando los demás lo hacen...

Para decirlo con toda la crudeza que esta Palabra de Dios implica: Dios llama también al Cielo, y quiere que lleguen por el camino de la conversión, los terroristas que tiran bombas, y también los otros que, sin el título de terroristas, también las tiran y matan hombres, mujeres y niños. Dios también llama al Cielo a los que secuestran, y a los que nos hacen trampa, robándonos futuro, ilusiones y dinero desde las funciones de gobierno. Dios llama a todos a la Fiesta del Cielo, y seremos capaces de participar en ella si somos capaces de alegrarnos, no sólo cuando Dios nos perdona, sino también cuando lo hace a los demás...


Lecturas bíblicas del Domingo IV de Cuaresma del Ciclo Litúrgico C:

Volver al inicio de la predicación...


Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge:
Todas las predicaciones: http://www.awbunge.com.ar/predicaciones/
Valid HTML 4.01!Para suscribirse: predicacionesawb-subscribe@gruposyahoo.com.ar
Para borrarse: predicacionesawb-unsubscribe@gruposyahoo.com.ar