Esta fue mi predicación de hoy, 20 de diciembre de
2009,
Domingo IV de Adviento del Ciclo
Litúrgico C, en la
Abadía Santa
Escolástica y en el Hogar
Marín:
1.
TODOS HEMOS APRENDIDO EN NUESTRAS FAMILIAS
CÓMO CELEBRAR LA NAVIDAD... Por esta razón,
aunque en Navidad hay traiciones que son de todos, otras son
propias de cada lugar, y algunas incluso son propias de cada
familia. Por ejemplo, en las familias en las que hay
varios que cantan bien y cultivan el gusto por esta capacidad es
posible que
exista la costumbre de unirse rezando en algún momento de la
Nochebuena cantando Villancicos u otros cantos apropiados para la
ocasión. Otras familias
se limitarán a otros modos de
oración o a una simple bendición de la mesa familiar...
Algunas costumbres van cambiando en los últimos tiempos.
En Argentina ya es muy difícil
encontrar que en las Parroquias se celebre la tradicional "Misa de
Gallo". Ha sido reemplazada por Misas celebradas un
poco más temprano. Cada familia tiene que hacer su propia opción:
la Misa del 24 a la noche o del 25, ya sea a la mañana o a la tarde
(todo "se complica más" si el 24 cae en Domingo, porque comienzas las
preguntas, cuando no las peleas: si la Misa del 24 a la noche "vale"
para el Domingo o si también vale para la Navidad, y si hay que ir a
una Misa o a dos, como si Dios quisiera resolver con álgebra la
salvación).
También hay que decidir si primero va la comida navideña y
después la entrega de los regalos, o al revés. Habrá que decidir si se
celebrará con la familia entendida en un sentido
amplio (primos, abuelos, parientes de un lado o de otro, un
año con unos y otro año los otros), o sólo padres e
hijos. En fin, en cada
familia hay un modo de celebrar este fiesta especial...
En el
Hogar Marín todos venimos quizás de tradiciones distintas, pero vamos
aprendiendo año tras año de las
Hermanitas de los Pobres un sentido especial de la fiesta, que ellas
recibieron de su fundadora, santa Juana Jugan. Su devoción mariana la
ponía siempre cerca de la Virgen María, como hace ahora con nosotros el
Adviento. Precisamente a la hora de
aprender a celebrar la Navidad conviene acudir a quien más sabe sobre
ella. Por eso el cuarto Domingo de Adviento, el
último Domingo antes de la Navidad,
nos presenta a María como la figura central, ya que de ella
es de quien mejor podemos aprender a celebrar la Navidad...
2. MARÍA
NOS
ENSEÑA CÓMO RECIBIR A JESÚS, QUE YA VIENE: DISPUESTOS Y HUMILDES...
María
fue una mujer pobre, de verdad y de corazón, y por eso mismo sin
ataduras. Su pobreza le enseñó a ser humilde y a estar siempre
disponible para Dios, pronta para responderle con fidelidad. Así se
la vio cuando el Angel Gabriel le anunció el misterio
de Dios hecho
Hombre que quiso nacer de ella. Así también partió embarazada, con
José, sobre un burro, hacia Belén, donde nació Jesús en un pesebre,
porque no había lugar para ellos en las casas y en los albergues. Y
nos enseña, entonces, a estar siempre dispuestos, para recibirlo a
Jesús siempre y del modo que Él quiera acercarse a nosotros...
María
fue también una mujer de
fe, con la que respondía a Dios, que la había hecho Inmaculada desde el
primer instante de su concepción (por esta razón el Angel
la saluda llamándola "llena de gracia"). Porque era una mujer de fe, no
dudó ante el anuncio del Angel. Preguntó cómo sucedería lo que Dios
había dispuesto para
ella,
porque quería ser fiel al desposorio que ya había celebrado con José.
Pero esa pregunta no dejaba espacio para la duda ya que, movida por la
fe, desde el primer momento se puso humildemente en manos de
Dios, para que se hiciera en ella según "Su (de Dios) Palabra",
disponiéndose libremente como servidora...
Siendo
hombres y mujeres de fe, también nosotros podremos ser lo
suficientemente humildes como para asumir lo que nos toca en la vida,
especialmente en las circunstancias en las que por una u otra razón se
nos caen o se nos deshacen los sueños que nos hemos construido pensando
que todo debía ser con color y perfume de rosas en nuestra vida,
olvidándonos que éstas crecen protegidas por las espinas (en realidad
las circunstancias más duras nos ayudan a no vivir envueltos o rodeados
por
fantasmas, ídolos o fantasías). La realidad que tenemos
por delante, a veces llorosa y empobrecida, es la realidad del mundo a
la que Jesús sigue viniendo, como cada vez que celebramos la Navidad,
para traernos la salvación.
Simplemente, basta estar presentes en el lugar y en el momento en Jesús
viene...
Y María fue también una mujer llena de caridad. Por eso aún estando
embarazada partió sin demora a atender a su prima santa Isabel, que
también lo estaba, y de quien nacería san Juan el Bautista. Con un
corazón como el de María, humildes y por lo tanto dispuesto, creyente y
por lo tanto abierto a Dios, y caritativo y por lo tanto abierto a
nuestros hermanos para servirlos con amor, podremos recibir a Jesús que
viene a salvarnos...
3. HAY
QUE ESTAR
JUNTO AL PESEBRE, COMO MARÍA
Y JOSÉ, PARA RECIBIR A JESÚS... Ya sabemos que en nuestra sociedad de
consumo la Navidad sufre por
desgracia una especie de "contaminación" comercial, que nos lleva a
correr el riesgo
de perder su espíritu auténtico, que reclama silencio, recogimiento y
sobriedad para alcanzar una alegría que nazca el corazón...
Esta contaminación existe desde hace tiempo y puede llevar al absurdo
de vaciar del todo la
Navidad. Pero también es posible tomar la iniciativa para no
perder el sentido de esta fiesta. A san Nicolás, un
Obispo del siglo IV que se destacó por su amor a los niños, a
quienes visitaba con sus regalos para socorrerlos en su pobreza y
ayudarlos a celebrar la Navidad, nos lo han querido transformar en un
simpático e inofensivo Papa Noel. Pero nosotros podemos devolverlo
al Pesebre, ya que seguramente allí, como
fiel cristiano, puesto de rodillas
ante Jesús venido en un Pesebre, él aprendió a celebrar la Navidad...
El
Pesebre nos hace
retornar al recogimiento y a la sobriedad propios de la Navidad. El
Pesebre que armamos en nuestras casas nos permite volver a una alegría
que no es
exterior sino íntima y profunda. Porque el
Pesebre es el lugar Jesús encontró disponible cuando vino a nosotros, y
donde María, José y los Pastores lo recibieron. Por eso las
Hermanitas de los Pobres en sus Hogares, no sólo ponen adornos que nos
recuerdan la fiesta que se acerca. Sobre todo, y especialmente,
ponen Pesebres en todos los lugares de la Casa. Empezando por el que
está en la Iglesia, pero también los que están en cada uno de los
comedores, en los pasillos más transitados, y en todos los lugares que
más frecuentamos. Para que no se nos olvide que el Pesebre y la
Navidad van de la mano, ya que en un Pesebre nació Jesús...
El Pesebre es el lugar donde el misterio del amor de Dios se hizo
visible en la pobreza y en la sencillez de la gruta de Belén, y sigue
siendo el lugar donde nosotros, hombres y mujeres del siglo XXI,
podemos encontrar a Jesús, por quien hay Navidad. Junto al Pesebre
nuestra actitud puede ser
verdaderamente acogedora, como la de María y la de José, para que
Jesús, que viene, además, se quede con nosotros...