Queridos amigos:
Esta fue mi predicación de hoy, 11 de enero de 2004, Solemnidad del
Bautismo del Señor. Me basé en las siguientes frases de las lecturas bíblicas
de
la Misa del día:
- Una voz proclama: ¡Preparen en el desierto el camino del Señor, tracen en
la estepa un sendero para nuestro Dios!¡Que se rellenen todos los valles y se
aplanen todas las montañas y colinas; que las quebradas se conviertan en
llanuras y los terrenos escarpados, en planicies! Entonces se revelará la
gloria del Señor y todos los hombres la verán juntamente, porque ha hablado la
boca del Señor (Isaías 40, 3-5).
- Pero cuando se manifestó la bondad de Dios, nuestro Salvador, y su amor a
los hombres, no por las obras de justicia que habíamos realizado, sino
solamente por su misericordia, él nos salvó, haciéndonos renacer por el
bautismo y renovándonos por el Espíritu Santo. Y derramó abundantemente ese
Espíritu sobre nosotros por medio de Jesucristo, nuestro Salvador, a fin de
que, justificados por su gracia, seamos en esperanza herederos de la Vida
eterna (Tito 3, 4-7).
- [Juan el Bautista] tomó la palabra y les dijo: «Yo los bautizo con agua,
pero viene uno que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de
desatar la correa de sus sandalias; él los bautizará en el Espíritu Santo
y en el fuego... Todo el pueblo se hacía bautizar, y también fue bautizado
Jesús. Y mientras estaba orando, se abrió el cielo. y el Espíritu Santo
descendió sobre él en forma corporal, como una paloma. Se oyó entonces una voz
del cielo: «Tú eres mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi
predilección» (Lucas 3, 15-16 y 21-22).
1. EL AGUA ES PODEROSA Y VITAL, PERO NO PUEDE HACERLO
TODO... En este tiempo de enero, en las sierras de Córdoba, basta una lluvia
repentina para que los lechos de los arroyos que bajan de la sierra, pasen de un
momento a otro desde la calma inicial al torrente arrollador que barre con todo
lo que se encuentra por el camino. De esta y muchas otras maneras, sobretodo en
las inundaciones, pero también en los maremotos y otra cantidad de fenómenos, el
agua nos muestra su poder. Sin embargo, no lo puede todo. Las sierras cordobesas
hace muchos siglos que reciben ese torrente de agua que corre por ellas
barriendo con todo lo que encuentra, y siguen allí, prácticamente inmutables,
sin moverse visiblemente de lugar y sin ser arrastradas por el agua...
De tal modo resulta vital el agua, que cuando los norteamericanos
aterrizaron en la luna, entre las cosas más importantes que realizaron fue
verificar si era posible encontrar allí agua. Como no la encontraron, dejó de
ser un lugar de interés (a pesar de que ahora vuelva a hablarse de ir nuevamente
a la luna, probablemente con inconfesables fines bélicos...). También en los
intentos de estos días de conocer algo más sobre el planeta Marte, con la zonda
que allí se mueve, el interés mayor es saber si allí hay agua, porque sería el
signo de la posibilidad de la vida...
El agua resulta tan importante y vital, que, según dicen los que saben, el
70 % de nuestro cuerpo está compuesto por agua. Será por eso que, cuando hace
mucho calor y transpiramos mucho, enseguida tenemos una sed abrasadora que nos
impulsa a reponer el agua perdida. Sin embargo, el agua no lo puede todo. De
nada serviría tomar sólo agua, si no incorporáramos de vez en cuando alimentos.
De hecho, cada tanto lo hacemos de modo especial (como lo hicimos aquí en el
Hogar Marín el pasado 6 de enero, con un asado para todos los ancianos
residentes, los empleados y algunos voluntarios). En esas ocasiones parece no
alcanzar sólo el agua, y agregamos algún otro líquido que ayude a "disolver las
grasas" y gustar el asado o lo que hayamos comido...
El agua, además, es muy útil para la limpieza, pero también allí tiene sus
límites. Hay cosas que no se pueden limpiar con agua. Si se nos ha caído aceite
en la camisa, o se nos ha manchado con grasa, por más que le pasemos agua, y la
dejemos sumergida en ella mucho tiempo, la mancha no saldrá. No se mezclan el
agua y el aceite, y el agua resbala sobre la grasa...
De la misma manera, el agua que utilizaba Juan el Bautista para bautizar en
el Río Jordán no alcanzaba a "lavar" ni "perdonar" los pecados de los que, por
medio de dicho Bautismo, se preparaban a recibir al salvador, el Mesías, que
sabían que estaba por llegar. Por eso Jesús se dejó bautizar por el mismo Juan
Bautista en el Río Jordán, para transformar el Bautismo, y darle al agua una
capacidad que hasta ese momento no tenía...
2. JESÚS SE BAUTIZÓ EN EL JORDÁN, PARA QUE EL AGUA PUEDA
HACERNOS RENACER... Jesús, siendo el Hijo de Dios, estaba unido al Padre desde
toda la eternidad. Pero se hizo hombre para participar de nuestra condición
humana, y de esa manera hacernos participar de su condición divina...
Habiendo nacido de María en Belén, como hemos celebrado recientemente en
Navidad, creció silenciosamente durante treinta años en Nazaret, junto a María y
a José. Y en el momento en que inició su "vida pública", quiso comenzar
haciéndose bautizar por Juan el Bautista en el Río Jordán. No porque le
hiciera falta, en Él no había nada que limpiar, ni ninguna conversión que
realizar. No había en Él nada que cambiar o completar. Haciéndose bautizar,
Jesús quiso transformar el Bautismo mismo. Dios, su Padre, se hizo oír,
manifestando toda su predilección, y el Espíritu Santo se hizo ver, en forma de
paloma. Y desde ese momento, cuando somos bautizados "en el nombre del Padre y
del Hijo y del Espíritu Santo", derramándose sobre nosotros el signo del agua,
somos penetrados por la gracia de Dios y somos llamados por el
Bautismo a participar de la vida de Dios, pasando a ser sus hijos. Por eso somos
llamados a participar de su eternidad, y a vencer la muerte para resucitar como
Jesús, al fin de los tiempos...
El Bautismo hace posible que nuestra vida no tenga fin. Nos abre un destino
de eternidad. Por eso le dice San Pablo a Tito, y a nosotros, que Jesús nos
salvó haciéndonos renacer por el Bautismo y renovándonos por el Espíritu Santo,
haciéndonos herederos, como hijos suyos, de lo que pertenece sólo a Dios,
la Vida eterna...
Pero como sucede siempre con los dones de Dios, el Bautismo es
al mismo tiempo un don y una tarea, es decir, un don que conlleva una
tarea, que consiste en responder al don recibido. Para que el don del Bautismo
pueda obrar con toda su fuerza en nosotros, es necesario, con palabras del
profeta Isaías, "que se rellenen todos los valles y se aplanen todas las
montañas y colinas; que las quebradas se conviertan en llanuras y los terrenos
escarpados en planicies". Es decir, que saquemos todos los obstáculos y pongamos
de nuestra parte todo lo que hace falta, para que Dios pueda obrar en nosotros.
Como decía San Agustín: "Dios, que te creó sin ti [sin pedirte permiso], no
puede salvarte sin ti [sin pedirte permiso]"...
Dios Padre se hace presente en el Bautismo de Jesús y nos llama su atención
sobre Él, para que prestemos atención a su Palabra, que nos señala con
claridad el camino que nos lleva a la meta a la que nos ha invitado. El Espíritu
Santo también se manifiesta ese día en forma de paloma, para que no tengamos
duda que Dios, con toda la frescura de su amor, nos ha hecho sus hijos y nos ha
llamado a compartir su Vida...
3. EL BAUTISMO NOS HACE A TODOS HIJOS DE DIOS, PARA VIVIR
EN SU AMOR... Dios se ha manifestado en el Bautismo de Jesús, y ha transformado
el Bautismo en el instrumento con el que la Iglesia, a lo largo de los siglos,
hace renacer como hijos de Dios a todos los que lo reciben, y son llamados a
vivir como hijos de Dios...
Y así como Dios, en su intimidad, es puro Amor y donación de sí, los hijos
de Dios somos llamados a vivir en su amor. Miguel Angel, cuando pintó el techo
de la Capilla Sixtina, imaginó el poder creador de Dios representado en el "dedo
de Dios". También tenemos que tener en cuenta que somos animados por el amor de
Dios, cuando somos "tocados" por Él en el Bautismo, y somos llamados a vivir
fielmente comprometidos en el amor, con el que su Vida da frutos en nosotros...
Un abrazo y mis oraciones.
Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge: