Para alcanzar la meta...

Queridos amigos:
 
Esta fue mi predicación de hoy, 15 de agosto de 2004, Solemnidad de la Asunción de la Virgen, en el Hogar Marín. Me basé en las siguientes frases de las lecturas bíblicas de la Misa del día:

 
Atenas 20041. NO SE SABE QUIÉN SE LLEVA LAS MEDALLAS HASTA QUE SE TERMINAN LAS OLIMPÍADAS... Se están desarrollando en Atenas los juegos olímpicos, para la que algunos se preparan durante muchos años. Algunos, incluso, participan en ellos una sola vez en la vida, así que puede decirse que toda su vida deportiva es una preparación para llegar a las Olimpíadas, sin garantía alguna, por supuesto, de alzarse con una medalla. Para nosotros pasan rápido, dentro de quince días estas Olimpíadas ya habrán terminado, pero para los que se preparan por largo tiempo para participar en ese acontecimiento, ya sea que ganen o no alguna medalla, se trata de una experiencia que, seguramente, los marcará para toda la vida...
 
La historia de las Olimpíadas (en su inicio eran encuentros deportivos de todas las ciudades vecinas en el Santuario de Olimpia, Grecia), empezó hace muchísimo tiempo. Ya desde el año 776 a.d.C. se lleva nota de quienes ganan las distintas disciplinas, aunque, por lo que se sabe, se realizaban desde antes de esa fecha. Tanta era su importancia, que, cada cuatro años, cuando llegaba el momento de las Olimpíadas, se suspendían las guerras para que todos pudieran participar (hoy, desgraciadamente, desde que volvieron a realizarse a partir del año 1896, es al revés, a veces se suspenden las Olimpíadas por causa de las guerras: 1916, 1940 y 1944)...
 
Antorcha OlimpicaPero, en realidad, las Olimpíadas representan una historia aún mucho más vieja. Podemos pensar que esas competencias, en las que cada cuatro años se concentran los mejores esfuerzos de deportistas de todas las naciones, son como un símbolo de la búsqueda de toda la humanidad que, desde el primer día de su existencia, se afana por alcanzar su meta...
 
No se trata de una meta a la que se llegue en forma automática. Dios nos ha hecho a su imagen, y por eso mismo capaces de alcanzar la meta para la que nos ha hecho, por nuestra propia decisión, con libertad. Por eso, aunque solos no podemos llegar a la meta a la que Dios nos llama, porque está muy por encima de nuestra capacidad, para alcanzarla hace falta, por una parte, querer hacerlo, y además es necesario "tomar la antorcha" que la invitación de Dios nos propone, y ponerse en camino...
 
Asuncion2. LA ASUNCIÓN DE MARÍA A LOS CIELOS NOS MUESTRA QUE ELLA LLEGÓ A LA META... La Solemnidad que hoy celebramos nos muestra a María, que ya ha llegado a la meta, ha sido llevada en cuerpo y alma al Cielo. Conviene saber por qué...
 
María es el "Arca de la nueva Alianza". Así como el Pueblo de Israel llevaba las Tablas de la Ley, que Moisés recibió de Dios con los mandamientos, en un cofre llamado "Arca de la Alianza", María llevó en su seno, desde el momento de la Anunciación, a Jesús, nuestro Salvador, que realiza nuestra Alianza salvadora con Dios. Jesús tomó su cuerpo del seno de María. De allí que resultara coherente que Él mismo quisiera que el cuerpo de María, del que tomó el suyo, no estuviera sometido a la corrupción del sepulcro. Por eso en María se anticipó el resultado, la meta para la que Dios nos ha hecho, y que la muerte y la Resurrección de Jesús nos permite alcanzar: María, después de su muerte, fue llevada en cuerpo y alma al Cielo. En ella se realizó anticipadamente lo que a nosotros nos espera en el fin de los tiempos...
 
AsuncionDe esta manera, María se ha convertido en una figura de la Iglesia. Por una parte, Ella dio a luz a Jesús, nuestro Salvador; y la Iglesia da a luz a los cristianos a través del Bautismo, para hacernos participar en esa salvación. Además, Jesús la llevó a Ella al Cielo; y la Iglesia nos da cada día los instrumentos para caminar hacia el Cielo, la Palabra de Dios y los Sacramentos, instrumentos de la salvación...
 
El encuentro definitivo de María con Jesús resucitado no tuvo demora, inmediatamente después de su muerte, fue llevada en cuerpo y alma al Cielo; el nuestro tendrá que pasar por ese tiempo de espera que se dará entre nuestra muerte y el fin del mundo. De todos modos, aunque la entrega de esa "medalla" deba esperar, ya desde el momento mismo de nuestra muerte sabremos si hemos alcanzado la meta, por el camino por el que Jesús nos llamó. Para que nos aliente en nuestra marcha, miramos con gozo la resurrección de María, mientras ansiamos y esperamos la nuestra...
 
Visitacion3. HAY QUE VIVIR COMO MARÍA PARA ALCANZAR LA META A LA QUE ELLA YA LLEGÓ... De María aprendemos no sólo cual es la meta, sino también el camino por el que se llega, ya que María, además de Madre, fue una fiel discípula del Señor...
 
María fue una Mujer de fe. Porque siempre le creyó a Dios, aceptando la propuesta que el Señor le presentó a través del Ángel en la Anunciación, abrió sus puertas al Misterio de Dios que en ella se hizo carne, y de esa manera abrió las puertas del mundo para que llegara nuestro Salvador...
 
Visita enfermoMaría fue una Mujer de esperanza. Por eso pudo ver cumplirse las promesas de salvación que Dios hizo a su Pueblo desde los primeros tiempos. Su visita a su prima santa Isabel fue la ocasión para que, con corazón lleno de gratitud y de confianza, cantara sus alabanzas a Dios en el Magnificat (es la parte del Evangelio de hoy que no hemos trascripto al inicio, Lucas 1, 46-56)...
 
Pero María es también una Mujer llena de amor. Por esta razón, enseguida después de recibir la Anunciación, partió sin demora para visitar a su prima santa Isabel, mujer anciana de quien nacería san Juan el Bautista. María nos muestra de esta manera que el camino no es sólo fe y esperanza, sino también y principalmente amor. Nos muestra que el servicio es el camino que nos lleva a Dios. Las Hermanitas de los Pobres nos muestran un modo de ese servicio, buscando el rostro de Jesús en los ancianos enfermos, y enseñándonos a servirlos con amor. De éste o de otro modo, sabemos que siempre el camino para alcanzar la meta será, como nos mostró con su vida María, mujer de fe, de esperanza y de caridad, el servicio en el amor...


Un abrazo y mis oraciones.
 
P. Alejandro W. Bunge
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