La justicia de Dios y la nuestra...

Queridos amigos:
 
Esta fue mi predicación de hoy, 21 de octubre de 2007, Domingo XXIX del Ciclo Litúrgico C y Día de la Madre en Argentina, en el Hogar Marín:

Niño al agua1. NO SE PUEDE DEJAR DE RESPIRAR, SI QUEREMOS SEGUIR VIVIENDO... La respiración es absolutamente vital. Necesitamos respirar, porque el oxígeno que incorporamos a la sangre a través de los pulmones es necesario para mantener la vida; el oxígeno nos permite utilizar la energía que se almacena en nuestro organismo...

A los chicos les gusta jugar a ver quién puede aguantar más tiempo sin respirar (al menos a los varones; me parece que las chicas se entrenan más en ver cuánto tiempo pueden aguantar sin hablar, aunque nunca alcanzan resultados notables). Si es verano y tienen a mano una pileta o un estanque, allí van a parar, para probar quién aguanta más tiempo debajo del agua. Y si no es verano o no tienen agua donde echarse, les basta con taparse bien la nariz y cerrar bien lo boca (por supuesto, sin hacer trampa). Siempre uno afloja primero, pero al final siempre aflojan todos, ya que no es posible dejar de respirar...

Hombre al aguaYa cuando grandes, el intento de saber cuánto aguantamos sin respirar deja de ser un juego. Más bien comienzan a ser las situaciones de la vida las que nos cortan la respiración y nos dejan sumergidos en problemas más o menos graves. Y las cosas son más dramáticas, cuando no son los problemas que nos vienen desde afuera, sino las insuficiencias que vienen desde adentro, como una infección u otro tipo de enfermedad que deja sin aire a nuestros pulmones, o simplemente la carencia de oxígeno en un lugar que no está ventilado, las que nos dejan sin posibilidad de respirar. No es posible aguantar mucho de esa manera, ya que no se puede vivir sin respirar, el oxígeno es absolutamente necesario para mantener vivo nuestro organismo...

Sin embargo, con todo lo importante que es la respiración, hay algo que lo es todavía más: no es posible mantener viva en nosotros la vida de Dios sin la oración. Haciendo una semejanza, así como necesitamos respirar para oxigenar nuestro organismo, necesitamos rezar para mantener viva nuestra vida espiritual, que Dios alimenta en nosotros con inclaudicable amor. Por eso hoy Jesús, con la sorprendente parábola de un juez injusto, quiere exhortarnos a rezar sin claudicación...
 
2. HAY QUE REZAR SIEMPRE: DIOS HACE SU JUSTICIA "EN UN ABRIR Y CERRAR DE OJOS"... La oración alimenta en nosotros la vida de Dios y nos hace capaces de aprovechar toda la energía que hay en ella, para llevar adelante también nuestra vida terrenal. Lo podemos ver a través del drama que hoy nos presenta Jesús, con la parábola de un juez injusto...

El juez injusto de la parábola no temía a Dios, ni le importaban los hombres. Le faltaban virtudes indispensables para construir la justicia, que sólo se alcanza con mucha paciencia y esfuerzo, queriendo con todo el corazón a Dios, y ocupándonos con pasión de hacer el bien a todos. Muchas situaciones de hoy pueden hacernos pensar en este juez injusto, y podemos desanimarnos. Si miramos lo que sucede hoy a nuestro alrededor (aunque hay cosas que hacen especialmente dramático nuestro tiempo, no creo que haya sido muy distinto en otros anteriores), fácilmente puede desalentarnos la falta de justicia que vemos por todos lados y que afecta a tantas personas, y posiblemente a nosotros mismos, al menos en algún aspecto. Hoy nos hace falta la justicia. Hasta los procesos electorales, como el que en estos días vivimos, parecen dejarnos abatidos, ya que no vemos que puedan aportar mucho para que se realice una justicia desde hace ya mucho tiempo largamente esperada. ¿Cómo no perder la fe ante tanta injusticia que somete a veces a muchos inocentes que sufren sus consecuencias?...

BebeFrente a esto, Dios nos habla de su justicia, que es especial, es diferente. La justicia de Dios es la salvación. Consiste en que todo tenga, finalmente, un buen final, para los que aman a Dios y les importan los demás. Consiste, al fin de cuentas, en que todo el esfuerzo y la virtud del camino no caiga en saco roto y tenga un buen final, un buen sentido. La justicia de Dios es el Cielo. Por eso Dios nos dice que Él hace su justicia "en un abrir y cerrar de ojos"...

AncianoEl tiempo que se toma Dios para hacer su justicia no es ni más ni menos, sino justamente ése: "abrimos los ojos" al nacer, y los "cerramos" definitivamente en nuestra muerte. Para cada uno de nosotros, la justicia de Dios se toma el tiempo que va desde nuestro nacimiento hasta nuestra muerte, y se manifiesta más allá de esta frontera, en la eternidad. Y para realizar la justicia en el mundo entero, el tiempo que se toma Dios es el del mundo entero...

Mientras vamos transcurriendo este tiempo de Dios, pueden llegar los momentos de desaliento, en los que puede parecernos que nos quedamos sin aliento para llegar hasta el final, vencidos por el peso de las injusticias humanas. Por eso es que necesitamos siempre ese "oxígeno espiritual", que nos permite seguir creyendo que vale la pena el esfuerzo de hacer la parte de justicia que a cada uno de nosotros nos toca, mientras esperamos confiados la justicia de Dios. Los que están aquí, al lado, en mi casa, en mi mesa, en mi cuadra, en mi barrio, en mi ciudad, esperan de mí una justicia que sólo yo les puedo dar. Por eso la justicia empieza a construirse, como la paz, desde adentro hacia afuera. Sin embargo, lo que cada uno de nosotros haga en favor de la justicia seguramente no alcanzará para que el mundo pase de un momento a otro a ser todo lo justo que esperamos. Y por eso necesitamos rezar siempre...

Unidos en la oración3. HAY QUE REZAR SIEMPRE, SIN DESANIMARSE, CONFIADOS EN LA JUSTICIA DE DIOS... Para que no lleguen las horas de desaliento, nada puede ayudarnos más que la oración. Pero también cuando llegan los momentos de desaliento lo que más puede ayudarnos es entregarnos a la oración...

Manos de oraciónCuando Moisés bajaba los brazos en medio de la batalla, nos dice el libro del Éxodo en la primera lectura, la derrota caía sobre su pueblo. Con la ayuda de los que estaban con él volvía a levantar los brazos, y  de nuevo encontraban el camino de la victoria. Me parece que esta imagen nos habla hoy especialmente de la tarea de las madres que, junto con los padres, han sido especiales colaboradoras de Dios, que siembra la vida llamándonos a un destino de eternidad a todos los hombres y mujeres que hemos sido engendrados desde el inicio del mundo...

Perseveremos en la oración, sin desanimarnos, con los brazos en alto, "hasta la caída del sol". El momento de la muerte es como el atardecer de nuestra vida (dice San Juan de la Cruz), que puede asimilarse a la "caída del sol". Es en ese momento cuando seremos juzgados en el amor a Dios, y a los hombres. Perseverando en la oración, confiemos en la justicia de Dios, que nos ha llamado a todos a la vida eterna...


Lecturas bíblicas del Domingo XXIX del Tiempo Ordinario del Ciclo C:

Volver al inicio de la predicación...


Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge:
Todas las predicaciones: http://www.awbunge.com.ar/predicaciones/
Valid HTML 4.01!Para suscribirse: predicacionesawb-subscribe@gruposyahoo.com.ar
Para borrarse: predicacionesawb-unsubscribe@gruposyahoo.com.ar