Todo lo que nos hace falta...

Queridos amigos:
 
Esta fue mi predicación de hoy, 9 de septiembre de 2007, Domingo XXIII del Ciclo Litúrgico C, en la Abadía Santa Escolástica y en el Hogar Marín:

Tirar lo inútil1. NO SE PUEDE TENER SIEMPRE TODO, NO HAY MÁS REMEDIO QUE ELEGIR... A lo largo de la vida nos pasamos eligiendo, y no puede ser de otra manera. No se puede tener todo. Por eso resulta muy útil, de vez en cuando, mudarse. En ese momento, a la hora de preparar la mudanza, es muy seguro que encontraremos una cantidad de cosas que hemos ido guardando, que en realidad no hemos usado nunca o a lo sumo muy poco. En verdad, basta volver a verlas para que nos demos cuenta que podemos prescindir de ellas, sin que por eso nos falte nada que tenga importancia. A la hora de la mudanza nos convendrá separar aquellas cosas que de algún modo y en algún momento nos podrán resultar útiles, de todas aquellas que no lo serán y que podremos dejar...

De viajeLo mismo sucede cuando tenemos que hacer un viaje, también en este caso es necesario elegir. No cabe todo en la valija, y hay que optar por aquellas cosas que nos parecen más importantes, según el lugar donde vamos y el tipo de viaje que estamos por emprender, para que no nos carguemos de peso con cosas que no vamos a necesitar, ni se nos queden sin llevar las que más nos harán falta...

En realidad, cuando elegimos, siempre es más lo que dejamos de lado que aquello por lo que optamos. Aquellos de ustedes que se han casado, han elegido un cónyuge, y necesariamente han dejado de lado muchos otros que lo hubieran podido ser. Para elegir, siempre hay que dejar cosas de lado. Por eso se hace más difícil elegir, si sólo o preferentemente nos quedamos mirando lo que dejamos, en vez de fijar nuestra mirada en lo que elegimos...

Nuestra vida, en la que nos toca dar una respuesta a Dios que nos ha llamado a seguirlo por el camino de Jesús, reclama elecciones y decisiones fundamentales. Por eso, hoy Jesús nos quiere enseñar a elegir...

Jesús de Nazaret2. PARA SEGUIRLO A JESÚS, HACE FALTA ESTAR DISPUESTOS A TODO... Podemos decir que toda la vida cristiana siempre es un misterio de elección. No se lo sigue a Jesús sólo por seguir la corriente, porque eso no nos llevaría a ningún lado. Cuando elegimos personalmente seguirlo a Jesús, entonces el camino de la fe se hace un camino apasionante, con una meta precisa a la que somos llamados. Pero Jesús nos aclara hoy que si elegimos seguirlo, nos vamos a encontrar con un camino muy exigente. Para seguirlo no basta tener una imagen fantasiosa de Jesús, hace falta una mirada de fe, a la que nos ayuda el libro que nos acaba de ofrecer el Papa Benedicto XVI, Jesús de Nazaret (Editorial Planeta, Buenos Aires 2007). Y eso reclama una decisión llena de compromiso...

PeregrinoDios nos ha hecho para la vida Eterna, y hacia allí vamos cuando con nuestra decisión nos proponemos seguirlo a Jesús. Somos, de esa manera, peregrinos que marchamos hacia el Cielo. Jesús nos habla hoy de tres cosas fundamentales, sin las cuales no podremos ser capaces de seguirlo por su camino y hacia su meta de eternidad, que Él ha querido que sea también la nuestra...

En primer lugar, para seguirlo a Jesús hay que estar dispuestos a cargar con la propia Cruz. Ya en tiempos de Jesús, y antes que Él fuera clavado en ella, la Cruz representaba el sufrimiento y la muerte. Pero nosotros no podemos olvidar que desde allí, desde la Cruz, Jesús hizo surgir la Vida con mayúscula, que nace de la Resurrección. Entonces, seguirlo a Jesús reclamará de nosotros la aceptación del sufrimiento y de la muerte como un camino de salvación...

Cruz compartida 1A veces podrá parecernos que cuando se acerca el sufrimiento e incluso la muerte, nos encontramos ante un precipicio, que no sabemos cómo superar. Pero en ese momento convendrá que tengamos en cuenta que Jesús no nos llama a cada uno en forma aislada a recorrer este camino. Como sucede con los chicos de este dibujo, si vamos hacia la Cruz cargándola junto con otros, veremos cuánto podemos hacer unos por otros en el camino de la Cruz. Habrá momentos en que nos toque a nosotros poner más el hombro para cargar con la Cruz, la propia y la de los otros. Pero también llegarán momentos en que los otros lleven el peso mayor, y nosotros podamos, simplemente colgados de la Cruz que los otros llevarán sobre sus hombros, sostenernos gracias a ellos en las partes más difíciles del camino...

Cruz compartida 2Por otra parte, sólo el amor puede hacernos seguir a Jesús con decisión, por el camino que lleva a la Vida eterna. Y Jesús nos recuerda que el amor que nos lleva a seguirlo nunca podrá estar en un segundo lugar. El amor de Jesús sólo admite el primer lugar. El amor a Dios sólo es tal si está por encima de cualquier otro, ya que nadie puede estar por encima de Dios. De todos modos, no hay por qué inquietarse. El Amor es uno solo. Y por eso, el amor a Dios siempre integra a los otros, aunque no necesariamente suceda al revés. Si queremos a Dios más que a nadie, ese amor podrá integrar de manera ordenada nuestro amor filial (al padre y a la madre), matrimonial (al cónyuge), paternal y maternal (a los hijos), fraternal (a los hermanos), social (a nuestros hermanos en el sentido más amplio del término) y hasta a nuestra propia vida, ya que justamente en Dios todo esto adquirirá su sentido...

Por eso, para seguirlo a Jesús, Él mismo nos dice que hace falta renunciar a todo. Porque cualquier persona o cualquier cosa que pusiéramos por delante de Jesús, y consideráramos más importante que Él, nos impediría verdaderamente seguirlo...

Cruz y Resurrección3. CONFIEMOS EN JESÚS. CON ÉL TENEMOS TODO LO QUE NOS HACE FALTA... La confianza es el gran paso al que nos llama la fe. Y ante el desprendimiento al que Jesús nos llama, para que nada ni nadie se nos ponga delante de Él y nos tape el camino de la salvación, hace falta que, con mucha confianza, tengamos la certeza de que con Jesús, nada nos falta...

Buen PastorPodemos decir que lo que más anhelamos es la vida, que es la vez un signo y un resumen de todos los dones que nos vienen de Dios. Del mismo modo, a lo que más le tememos es al sufrimiento y a la muerte, que se oponen a la vida. Por eso, para crecer en nuestra confianza hace falta que recordemos que detrás de la Cruz está la Resurrección. Si lo que necesitamos ante las horas que nos tocan vivir, que en más de un sentido nos pueden parecer horas y días de oscuridad, hace falta que tengamos en cuenta hasta qué punto detrás de todo el sufrimiento que se representa la Cruz, está la luz que surge del sepulcro vacío, de Jesús resucitado...

En definitiva, podemos confiarnos en Jesús, el Buen Pastor, que nos lleva siempre en sus brazos. Podemos renunciar a todo, confiados en que no nos faltará nada. Podemos animarnos a cualquier sufrimiento, porque no estaremos solos cuando llegue. Podemos estar seguros que, si Jesús está verdaderamente en el centro, si le damos a Él el lugar central que le corresponde, si nos dejamos guiar siempre por su Palabra y ponemos en Él toda nuestra confianza, todo el amor que surja en nuestro corazón, ya se trate del amor social, filial, fraternal, matrimonial, paternal o maternal, siempre vendrá de Dios y nos llevará a Él, por el camino por el que Él mismo nos llama y acompaña...


Lecturas bíblicas del Domingo XXIII del Tiempo Ordinario del Ciclo C:

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Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge:
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