Por la causa de la paz...
Queridos amigos:
Esta fue mi predicación de hoy, 2 de marzo de 2003, VIII Domingo del
Tiempo Ordinario, en el Hogar Marín. Me basé en estas frases de la
Escritura:
- Yo te desposaré para siempre, te desposaré en la justicia y el
derecho, en el amor y la misericordia; te desposaré en la fidelidad, y tú
conocerás al Señor (Oseas 2, 21-22).
- El nos ha capacitado para que seamos los ministros de una Nueva
Alianza, que no reside en la letra, sino en el Espíritu; porque la letra
mata, pero el Espíritu da vida (2 Corintios 3, 6).
- Un día en que los discípulos de Juan y los fariseos, fueron a decirle
a Jesús: «¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacen los discípulos
de Juan y los discípulos de los fariseos?». Jesús les respondió:
«¿Acaso los amigos del esposo pueden ayunar cuando el esposo está con
ellos? Es natural que no ayunen, mientras tienen consigo al esposo.
Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán
(Mc 2, 18-20).
1.
¿QUÉ SE PUEDE HACER CUANDO SE NOS PIERDE O CUANDO NOS QUITAN ALGO? La primera
reacción puede ser enojarnos y hervir o quemarnos por dentro, hasta que nos
salga humos por las orejas. Pero generalmente no da buen resultado, porque con
sólo eso no aparecen las cosas que se nos han perdido, ni nos devuelven lo que
nos han quitado...
También es posible acudir al Santo apropiado para la ocasión, que según la
devoción popular es San Antonio (de Padua). Incluso los jóvenes o de mediana
edad suelen acudir a él para encontrar el/la novio/a que sueñan (alguna
efectividad he comprobado, ya que cuando peregriné a Roma con un grupo de
jóvenes para la Jornada Mundial de la Juventud 2000, rezamos una Misa en Padua,
en la Basílica de San Antonio, con esa intención, y al regreso, unos cuantos
comenzaron a ponerse de novios/as...). De todos modos, esto no alcanza para
todos los casos.
Muchas veces perdemos, o nos quitan, la paz. Es el caso de la crisis de
Oriente, y la amenaza de guerra contra Irak, en la lucha despiadada por la
posesión del petróleo... En todo caso, cuando se planea la guerra, es claro que
se lo ha sacado a Jesús, no se la ha dejado espacio, ya que Jesús es el príncipe
de la paz, y con Él no es posible la guerra.
Lo mismo podemos pensar que sucede en la lucha política, en ocasiones
también despiadada, que se acelera a medida que se acercan las definiciones de
las listas para la contienda electoral anunciada para fines de abril. Las luchas
mafiosas que se dan en ese ámbito enlutan y ensucian nuestra convivencia
ciudadana, y no dejan espacio para que Jesús esté presente, por eso falta tanto
la paz, y bajo el telón de la democracia se vive bajo la violencia y la
guerra...
Hoy Jesús nos propone un camino para cuando lo dejan afuera de los espacios
de la convivencia, y por eso se vive sin paz y sin fiesta...
2.
AYUNO Y ORACIÓN, PARA RECUPERAR A JESÚS CUANDO LO HEMOS PERDIDO... Los apóstoles
no ayunaban mientras estaban con Jesús, porque con él estaban de fiesta, como
cuando se está con el novio en una fiesta de bodas. Pero tendrían su momento de
ayuno, les anticipan, cuando Jesús les fuera quitado. Entonces, así también
podemos entenderlo nosotros: el ayuno y la oración nos sirven para recuperar a
Jesús, y traerlo a nuestras vidas, si lo hemos perdido o nos lo han
quitado...
Jamás podremos ser felices unos contra otros, decía el Papa el Domingo
pasado antes del rezo del Angelus, la oración del mediodía, en la Plaza de
San Pedro, y se refería a los azotes del terrorismo y de la guerra. Por eso,
seguía, nosotros los cristianos, somos por vocación y llamado de Dios,
centinelas de la paz, en todos los lugares donde vivimos y trabajamos.
La conclusión es inmediata. Todas las ocasiones en las que se cierne sobre
nosotros el flagelo del odio y de la violencia nos llaman a hacer penitencia,
también con el ayuno, y a rezar, pidiendo para todos el don de la paz.
Por eso el Papa nos invitó a unirnos a él en una jornada especial, el próximo
miércoles 5 de marzo, miércoles de ceniza y comienzo de la cuaresma:
3.
EL PAPA NOS LLAMA: ORACIÓN Y AYUNO POR LA CAUSA DE LA PAZ, EL 5 DE MARZO... Nos
pide que ofrezcamos nuestro ayuno de ese día como penitencia por el odio y la
violencia que nos amenazan, y que recemos el Rosario, en todos los santuarios
del mundo, y en cualquier lugar donde estemos, pidiendo a Dios el don de la
paz... Nosotros aquí, en Argentina, podemos agregar nuestras motivos especiales,
ya que tenemos también especiales amenazas a la paz, que todos conocemos y no
necesitan un análisis detallado.
Tengamos en cuenta que el ayuno no es sólo una práctica gimnástica de pasar
un poco de hambre comiendo menos que lo habitual. Es primeramente un modo de
expresar nuestro amor a Dios y al prójimo. Por lo tanto, un ayuno agradable a
Dios va siempre acompañado de la oración, y produce frutos y gestos de amor que
nos acercan a nuestros hermanos, especialmente a aquellos de quienes, por la
razón que sea, en algún momento nos hemos distanciado...
A esta altura, la paz en Irak parece prácticamente un milagro. Pues bien,
sumemos nuestro ayuno y oración, poniéndonos en las manos de Dios, en vez de
amargarnos o enojarnos...
Un abrazo y mis oraciones.
Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge: