Dejar algo de lado...

Queridos amigos:

Todavía desde Roma, les envío la predicación que preparé para hoy, 26 de enero de 2003, III Domingo del Tiempo Ordinario, basado en estas frases de las lecturas bíblicas de hoy:

 
1. SIEMPRE QUE ELEGIMOS ALGO, TENEMOS QUE DEJAR MUCHAS OTRAS COSAS DE LADO... Esta mañana, todavía en Roma, después de celebrar Misa, sin fieles, en la Capilla privada del Cardenal Mejía, tuve que tomar una decisión: el día estaba muy soleado, y tenía el tiempo justo y adecuado para dar una vuelta en bicicleta por la Vía Appia Antica, seguramente muchas veces recorrida a pie por San Pedro y San  Pablo, y todos los que llegaban a Roma desde el Sur (conserva algunas piedras del pavimento de ese tiempo, con las huellas de los pesados carros que las gastaban...). Pero, de todos modos, estaba claro que, si hacía eso, quedaría para más tarde preparar el envío de esta predicación. Esto me recordó una vez más, que siempre que tomamos una decisión, elegimos una cosa y dejamos muchas otras de lado (en este caso, enviarles la predicación a las 10 de la mañana de Roma no servía de mucho, porque para la mayoría serían las 6 de la mañana en Buenos Aires, o más tarde en México o Estados Unidos; por lo tanto, me interné, con mucho gusto, en la Vía Appia Antica, 12 Km. de ida y otro tanto de vuelta, y llegué con el tiempo justo de acompañar al Cardenal Mejía a un almuerzo con uno de sus colaboradores en la Biblioteca Apostólica y su familia).
 
En general, siempre es más (al menos en cantidad, aunque raramente en calidad, entidad o peso específico, por lo menos cuando elegimos bien) lo que dejamos, que lo que elegimos. Pero, de todos modos, es la única manera de tomar decisiones y tener o hacer algo, porque no se puede tener ni hacer todo... eso sólo será posible al final, si alcanzamos la Vida Eterna, en la que nos espera la Plenitud a la que Dios no ha llamado, por su bondad y misericordia.
 
Por eso se hace difícil, a veces, tomar decisiones, y elegir bien, porque pueden distraernos o atraer más nuestra atención lo que dejamos atrás que lo que hemos elegido. Cuantas veces, en la vida matrimonial, se abre el abismo del fracaso y de la ruptura, porque en vez de centrar el corazón en aquel/la que se ha elegido renovando cada día la elección que se ha hecho desde un día para siempre, se dispersa la atención en fantasías ilusorias, detrás de sueños irreales, volviéndose a otras/s persona/s, que, al elegir con quien compartir para siempre la vida, hemos dejado de lado...
 
2. LA CONVERSIÓN A LA QUE JESÚS NOS LLAMA CONSISTE EN VOLVER A TOMAR EL BUEN CAMINO... Lo mismo que nos pasa con cualquier cosa que elegimos, nos sucede también con la vida de la fe. Aunque, quizás, la hemos recibido en el Bautismo, sin que se nos pidiera permiso, todos hemos llegado a un momento en que la hemos hecho propia por una libre elección, por la que hemos decidido responderle a Dios, que nos llama, por el camino de la fe, a la Vida Eterna. Esa decisión nos ha llevado a dejar muchas cosas de lado. Porque vivir cristianamente no nos permite vivir de cualquier modo y hacer cualquier cosa, sino que nos llama a vivir siempre según el Evangelio, y hacer lo que Jesús nos propone. Eso significa elegir un modo de vida, y dejar muchas cosas de lado...
 
A lo largo de la vida, sin embargo, muchas cosas vuelven a atraer nuestro corazón, y pueden desviarnos del camino. Hay una cantidad de cosas que aparecen como una atracción fascinante y que nos pueden alejar fácilmente del camino de la fe. Pero, como ya se daba cuenta San Pablo, su apariencia es pasajera, la felicidad que pueden ofrecernos sólo dura un instante, más o menos largo, y nos dejan, después, maltrechos o amargados por el camino. No hace falta pensar mucho para darse cuenta que se me cruzan por la mente en este momento los halagos de la fama o del reconocimiento servil de los aduladores, o el dinero, o las cosas que se pueden tener con sólo tener dinero...
 
Por eso, para seguir fielmente a Jesús, es necesario rectificar la marcha y volver al  buen camino... Es verdad, retomar la buena marcha suele hacerse "cuesta arriba", como parece sucederle al anciano de la foto. Sin embargo, Dios, en su misericordia, nos ha llenado de "bastones" que nos ayudan. Desde los amigos, que saben decirnos con amor nuestras propias incoherencias, para llevarnos a la reflexión y al cambio, hasta los buenos sacerdotes, que saben decirnos una palabra oportuna cuando nos hemos desviado de la marcha, hasta la ayuda impagable de la misericordia de Dios, que acude a nosotros visiblemente a través del sacramento de la reconciliación o confesión...
 
Es cierto que, si intentamos vivir cristianamente, es señal que hemos creído en la Palabra de Dios hecha carne, en Jesús, verdaderamente una Buena Noticia, que nos ha elegido, como a los Apóstoles, con una llamada personal, para la Vida Eterna. Pero también es cierto que cada día nos hace falta tomarnos un poco más en serio la Palabra de Dios, y conformar más a ella cada día nuestra vida...
 
3. PARA ELEGIR A JESÚS, Y CON ÉL LA VIDA ETERNA, TODOS TENEMOS QUE DEJAR ALGO DE LADO... Ya los Apóstoles tuvieron que hacerlo. Ellos eras pescadores, tenían un profesión, toda una vida hecha... Llegó Jesús, con su llamado, y les cambió el libreto. Ellos supieron comprender la importancia de la llamada, y dejaron por el camino lo que les impedía responder con fidelidad. La barca, las redes, el padre, los jornaleros...
 
La pregunta que cada uno de nosotros podemos hacernos es: "¿Qué me impide hoy responder con libertad al llamado que Jesús me hace?". Es importante encontrar la respuesta, porque precisamente eso es lo que tendremos que dejar por el camino...
 
No es posible tenerlo todo y hacer todo. Quedémonos, entonces, con Jesús, y no nos faltará nada, tendremos todo lo bueno...
 
Posdata: Espero que les haya parecido bien mi decisión del paseo de esta mañana, aún al precio de haber postergado un poco este envío...


Un abrazo y mis oraciones.
 
P. Alejandro W. Bunge
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