Sin medida...

Queridos amigos:

Esta fue mi predicación de hoy, 12 de octubre de 2003, XXVIII Domingo del Tiempo Ordinario. Me apoyé en las siguientes frases de las lecturas bíblicas de la Misa del día:

 
Margarita1. MUCHAS VECES NOS PONEMOS A DESHOJAR LA MARGARITA... Lo hacen, ciertamente, en primer lugar, los muchachos enamorados y las muchachas enamoradas. Pensando en el amado, comienzan a quitar hoja por hoja, mientras aplican una palabra por hoja: "Me quiere mucho, poco, poquito, nada", y según sea la última, tienen resuelto un acertijo sobre la cantidad del amor que les dispensa el amado...
 
Pero puede ser que también en otras ocasiones apliquemos un sistema similar. Por ejemplo, puede ser que a la hora de decidir si vamos a hacerle caso a las leyes, deshojemos una margarita diciendo: "Mucho poco, poquito nada...", y la suerte de nuestra obediencia al principio de legalidad quede sometida a la cantidad de hojas de una flor. También cuando decidimos si vamos a pagar los impuestos, a alguien puede ocurrírsele someterlo al deshoje de la margarita: "Mucho poco, poquito nada...". O al decidir cuanto nos vamos a ocupar de la familia, podemos, margarita en mano, echarlo a suerte pensando: "Mucho poco, poquito nada...". Finalmente (para no seguir por todos los ámbitos de la vida), para decidir cuánto vamos a ocuparnos del amor al prójimo, puede ser que se nos ocurra recurrir a la margarita: "Mucho poco, poquito nada..."...
 
Sin embargo, Jesús nos muestra que cuando se trata de amor, de entrega y de servicio, no sirve para nada la margarita como modo de resolver el acertijo de la medida justa...
 
Calculadora2. DIOS NOS HIZO PARA EL AMOR, Y EL AMOR NO TIENE MEDIDA... Dios nos ofrece un tesoro, en el Cielo. Nos hizo capaces de gozar para siempre de su presencia amorosa, y nos ha invitado a caminar hacia allí por nuestra propia decisión, aceptando el camino que nos lleva a Él, y ese camino es el camino del amor...
 
Pero para aceptar este camino y ponernos en marcha, no sirven las especulaciones. Se trata de seguirlo a Jesús, que con su vida nos muestra el camino que lleva al Cielo. Pero no caben las especulaciones porque no se puede seguir a Jesús a medias. El hombre que se acercó, con buena voluntad, a preguntarle a Jesús cómo debía hacer para llegar a la Vida eterna, se puso contento al principio, porque se ve que cumplía todos los mandamientos. Pero finalmente se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes, y parece que no estaba dispuesto a dejarlos para seguir a Jesús...
 
Para seguirlo a Jesús, es todo o nada. con nuestras limitaciones y nuestras deficiencias, pero sin especulaciones. No podemos seguirlo a Jesús y dejarlo afuera de manera consciente de algún aspecto de nuestra vida. No podemos decir: "bueno, yo voy rezar, voy a Misa todos los Domingos, es más, voy a cumplir todos los mandamientos", pero después suponer que, a la hora de pagar los impuestos, o en mi trato con los vecinos, o en mis negocios o en mi trabajo o en mis opciones políticas puedo decidir por mi cuenta, sin tener en cuenta el Evangelio...
 
Seguidor3. PARA SEGUIR A JESÚS, HAY QUE ESTAR LIBRE DE TODAS LAS ATADURAS... Por eso, Jesús nos enseña hoy el mejor modo de estar dispuestos a seguirlo, que es librándonos de todas las ataduras...
 
Para aceptar su invitación y caminar hacia el Cielo, hay que estar dispuestos a todo, librándose de todas las ataduras. Ni la riqueza ni la pobreza, ni la salud ni la enfermedad, ni la seguridad ni la inseguridad en la que a veces nos toca vivir en estos días, ni la tristeza ni la alegría, tienen que atarnos. Para seguirlo a Jesús y alcanzar el Cielo, nos hace falta la libertad de poder decirle siempre que sí, en todo y a todo lo que nos proponga Jesús, que nos llama al Cielo y a la verdadera Vida...


Un abrazo y mis oraciones.
 
P. Alejandro W. Bunge
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