Queridos amigos:
Esta fue mi predicación de hoy, 17 de agosto de 2003, XX Domingo del
Tiempo Ordinario. Me apoyé en las siguientes frases de las lecturas
bíblicas de la Misa del día:
- «Vengan, coman de mi pan, y beban del vino que yo mezclé. Abandonen la
ingenuidad, y vivirán, y sigan derecho por el camino de la inteligencia»
(Proverbios 9, 5-6).
- Hermanos: Cuiden mucho su conducta y no procedan como necios, sino como
personas sensatas que saben aprovechar bien el momento presente, porque
estos tiempos son malos... Siempre y por cualquier motivo, den
gracias a Dios, nuestro Padre, en nombre de nuestro Señor Jesucristo
(Efesios 5, 15-16 y 20).
- Jesús les respondió: «Les aseguro que si no comen la carne del Hijo
del hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes. El que come
mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el
último día. Porque mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la
verdadera bebida... Así como yo, que he sido enviado por el Padre que
tiene Vida, vivo por el Padre, de la misma manera, el que me come vivirá
por mí» (Juan 6, 53-55 y 57).
![Fortaleza](Cmen330.jpg)
1.
COMO TODOS LOS SERES VIVOS, PARA TENER ENERGÍA NECESITAMOS LOS ALIMENTOS... Son
vitales para nosotros, desde el primer momento. Todos nacimos siendo bien
pequeños, y desde allí fuimos creciendo y haciéndonos más fuertes, gracias a los
alimentos. A esta altura, cualquiera sea la edad que tengamos, hemos consumido
una enorme cantidad. Haciendo un cálculo muy rápido y de una forma muy
conservadora, contando alimentos y bebidas, hemos consumido al menos una
tonelada por año cada uno de nosotros...
Cuanto más es el ejercicio que hacemos, también será que ser mayor y mejor
la calidad y la cantidad de alimentos que consumimos. Pensemos, como ya decíamos
la semana pasada refiriéndonos a los Juegos Panamericanos, el alimento es una de
las cosas que más cuidan los atletas, porque de eso depende que tengan las
suficientes fuerzas para poner en juego sus habilidades.
Sin embargo, por más que nos esforcemos, nunca nos va a alcanzar el
alimento que encontremos por nuestra propia cuenta y riesgo. Porque, aunque
entre los 25 y los 30 años comenzamos la curva descendente de nuestra plenitud
física, y también nuestra necesidad de alimento físico (por algo comienzan
a crecer los "salvavidas" alrededor de la cintura y en otros lugares del cuerpo,
si no aprendemos a regular con precisión la relación entre ejercicio y
alimentos), está claro que tenemos una profunda aspiración de eternidad, que el
mismo Dios nos ha sembrado adentro, y no hay alimento terreno que nos alcance
para llegar a eso. Por eso Jesús se nos ofrece Él mismo como alimento...
![Eucaristía](Relic108.jpg)
2.
EL CUERPO Y LA SANGRE DE JESÚS NOS DAN LA VIDA ETERNA... El Cuerpo y la Sangre
de Jesús son también alimento. Y en realidad, su Cuerpo es el único alimento y
su Sangre la única bebida a la que Jesús llama "verdaderos"...
Y así hay que considerarlos. Física y corporalmente alimentos, pero con un
efecto sobrenatural, la Vida eterna. Sabiendo de nuestra necesidad, ya que Él
mismo nos hizo para la Vida eterna, y conociendo al mismo tiempo nuestra
dificultad para tener presente los que físicamente no se ve, Jesús nos dejó de
una manera visible, en su Cuerpo y en su Sangre, a través del Sacramento de la
Eucaristía, un verdadero alimento. Cuerpo y Sangre de Jesús resucitado, que va
introduciendo en nosotros semillas de Vida eterna.
Este alimento, de todos modos, funciona de una manera muy especial, y
distinta a la de todos los demás. Mientras nosotros vamos asimilando todos los
alimentos que consumimos, y de allí recibimos la energía que tienen para darnos,
cuando comemos su Cuerpo y bebemos su Sangre, somos nosotros los que vamos
asimilándonos a Él. Nuestro cuerpo frágil y mortal, recibiendo el Cuerpo y la
Sangre de Jesús resucitado, se va haciendo a la medida de la eternidad, y de
forma anticipada, se convierte en un cuerpo destinado a la resurrección, al fin
de los tiempos, y se va preparando para esa resurrección.
Este alimento nos va asimilando a Jesús, y nos hace capaces de vivir como
Él. Cuando nos alimentamos con su Cuerpo y con su Sangre, como nos dice el mismo
Jesús, comenzamos a vivir por Él, Jesús comienza a vivir en nosotros.
Todos sabemos qué difícil es vivir con intensidad y fidelidad el
apasionante camino de la fe. A cada paso sentimos la debilidad de nuestras
fuerzas y la necesidad de reponerlas todo el tiempo. Con más razón, entonces,
necesitamos estar bien alimentados para recorrer este camino que nos lleva a
Dios. Y es Él mismo quien se hace nuestro alimento...
![Alimento](PanVida2.jpg)
3.
HAY QUE APROVECHAR BIEN EL MOMENTO PRESENTE, ELIGIENDO BIEN LOS ALIMENTOS... Las
cosas no han cambiado tanto desde el tiempo de San Pablo (el tiempo de Jesús, y
el del nacimiento de la Iglesia que surge de sus manos, como barca con la que
navegamos por este mundo hasta "la otra orilla", el Cielo). Ya decía él: "estos
tiempos son malos" (como los nuestros).
Pero eso no impide nada de aquello a lo que aspiramos. Simplemente,
siguiendo el mismo consejo de San Pablo, se trata de simplemente de "aprovechar
bien el momento presente". Hoy, que tantas cosas pueden distraernos, que tantas
cosas "especiales" se nos ofrecen, hoy que tenemos tanto detrás de lo cual
correr, tenemos que elegir bien los alimentos. Si aspiramos a la Vida eterna (y
no hay nada siquiera parecido a lo que podamos aspirar), no hace falta perder el
tiempo detrás de muchas cosas, para llegar allí sólo sirve y alcanza, dándonos
la energía suficiente, el Cuerpo y la Sangre de Jesús, el único "verdadero
alimento"...
Un abrazo y mis oraciones.
Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge: