Queridos amigos:
Esta fue mi predicación de hoy, 20 de julio de 2003, XVI Domingo del
Tiempo Ordinario, coincidente esta vez con el Día Internacional del Amigo. Me
apoyé en las siguientes frases de las lecturas bíblicas de la Misa del
día:
- Llegarán los días -oráculo del Señor- en que suscitaré para David
un germen justo; él reinará como rey y será prudente, practicará la
justicia y el derecho en el país. En sus días, Judá estará a salvo e
Israel habitará seguro. Y se lo llamará con este nombre: «El Señor es
nuestra justicia» (Jeremías 23, 5-6).
- Hermanos: ahora, en Cristo Jesús, ustedes, los que antes estaban lejos,
han sido acercados por al sangre de Cristo. Porque Cristo es nuestra
paz... Así creó con los dos pueblos un solo Hombre nuevo en su
propia persona, restableciendo la paz, y los reconcilió con Dios en un
solo Cuerpo, por medio de la cruz, destruyendo la enemistad en su persona
(Efesios 2, 13-14a, 15b-16).
- Al regresar de su misión, los Apóstoles se reunieron con Jesús y le
contaron todo lo que habían hecho y enseñado. El les dijo: «Vengan
ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco». Porque era
tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer.
Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto. Al verlos partir,
muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a
aquel lugar y llegaron antes que ellos. Al desembarcar, Jesús vio una gran
muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor,
y estuvo enseñándoles largo rato (Marcos 6, 30-34).
1.
UN AMIGO ES ALGUIEN EN QUIEN SIEMPRE PODEMOS DESCANSAR... Se trata de alguien
que está siempre dispuesto para prestarnos un oído, especialmente cuando más lo
necesitamos... Un amigo está para sostenernos, cuando las cosas o el piso
tiemblan... Está también para contenernos, cuando no cabemos dentro de nosotros
mismos, ya sea por una alegría grande, o una tristeza que nos abate, o un enojo
que nos hace explotar... También es alguien que es capaz de advertirnos, e
incluso retarnos, para ayudarnos a ver nuestros errores, y en esto un amigo es
el mejor aliado de nuestra conciencia... Un amigo, en definitiva, es alguien que
siempre busca nuestro bien, y lo busca bien, por el buen camino, y por eso es
alguien en quien siempre podemos descansar...
Si todo esto vale para nuestros amigos (los que reúnan todas estas
cualidades seguramente serán pocos, y los más profundamente amigos, aunque a
veces usamos el término sin tanta pretensión y de una manera más extendida...),
ciertamente lo podemos decir especialmente de Jesús, que se acerca a nosotros
extendiéndonos la mano de Dios, llena de Amor redentor y de Amistad...
2.
JESÚS NOS LLAMA A DESCANSAR CON ÉL, NOS OFRECE SU AMISTAD... Él, que era Dios,
se hizo Hombre, para que nosotros, los hombres pudiéramos llegar hasta Dios. Él,
que era distinto, se hizo igual a nosotros, para que lo pudiéramos ver, oír y
entender. Él que estaba lejos (porque nosotros nos habíamos alejado de Él),
acortó las distancias...
Como a los Apóstoles, también a nosotros, que lo hemos conocido, nos llama
a descansar con Él, nos llama a compartir su intimidad. El encuentro con Jesús,
que tiene su momento culminante en la Eucaristía, nos lleva a vivir en su
amistad. La Eucaristía se hace presencia continua de Jesús, que nos espera en
cada Sagrario, para que podamos descansar en Él. Pero la amistad con Jesús no se
improvisa. Él la ofrece cada día, pero nosotros sólo podemos descubrirla y
sostenerla con el trabajo continuo de encontrarnos y compartir nuestra vida con
Él, de la misma manera que Él comparte la suya con nosotros... (la amistad puede
continuar con los verdaderos amigos, a pesar de que las circunstancias de la
vida nos alejen de ellos; pero esto sólo es posible después de haber compartido
muchas horas juntos y habernos conocido y querido tan profundamente que ya nada
nos pueda separar).
Sabemos (lo decíamos el Domingo pasado), que nuestra vida es una misión,
que consiste en ser testigos de Jesús, con lo que hacemos y con lo que decimos.
Pero este testimonio, y por lo tanto la fidelidad a nuestra misión, no es
posible si no vivimos en un continuo encuentro con Él, que nos permita conocerlo
cada vez más, y de esta manera compenetrarnos cada vez más de su Vida,
como sucede con los amigos. La finalidad a nuestra misión sólo es posible
viviendo una amistad siempre creciente con Él...
Por otra parte, así como se acerca a nosotros, Jesús se acerca a todo
hombre con la amistad de Dios. Por eso, ya no hay distancias que no se puedan
superar. No hay distancias entre los que están cerca y los que están lejos. Con
Jesús se ha hecho claro que Dios llama a un mismo destino de salvación a todos
los hombres de todos los tiempos. Es posible, por la tanto, una paz que se
entienda como amistad social, en la que todos nos animamos a poner por delante
de todo un bien común, que es de todos, que es para todos, y que se construye
entre todos. Esta amistad social, que es la base de toda comunidad humana que
crece, y que en nuestra patria está tan golpeada y herida, se reconstruye cada
día cuando, descansando en Jesús, nos disponemos y nos preparamos para tejerla
pacientemente siendo testigos fieles de todo lo que recibimos de Jesús...
3.
DESCANSANDO CON JESÚS APRENDEMOS A SER SUS TESTIGOS Y A SERVIR A LOS DEMÁS... El
contacto con Jesús nos va impregnando de Él, y eso nos va cambiando la
vida...
Ayer murió, y hoy enterramos, a una anciana de casi ochenta y un años,
Carolina Ghersi, que pasó los últimos 6 años de su vida aquí en el Hogar
Marín, al que llegó cuando perdió todos sus bienes. A ella le encantaba
acompañar a los ancianos que tenían que ir al Hospital, y le daba de comer a los
más desvalidos. Se llamaba a sí misma "paramédica", por esta función que cumplía
llena de amor. Se consideraba "lavadora oficial", porque lavaba los platos con
entusiasmo después de comer...
En todo esto nos mostraba a Jesús como fiel testigo. Pero no improvisaba,
como tampoco puede hacerlo ninguno de nosotros. Como hacía ella, también
nosotros, tomándonos el tiempo para descansar en Jesús, aprenderemos a ser sus
testigos y a servir a los demás...
Un abrazo y mis oraciones.
Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge: