Para que no nos falte la luz...
Queridos amigos:
Esta fue mi predicación de hoy, 5 de enero de 2003, II Domingo después de
Navidad. Me basé en estas frases de las lecturas bíblicas del día:
- Dice la Sabiduría: El Creador de todas las cosas me dio una orden, el
que me creó me hizo instalar mi carpa, él me dijo: «Levanta tu carpa en Jacob
y fija tu herencia en Israel». El me creó antes de los siglos, desde el
principio, y por todos los siglos no dejaré de existir (Eclesiástico 24, 8-9).
- Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha
bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales en el
cielo, y nos ha elegido en él, antes de la creación del mundo, para
que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor... Que
él ilumine sus corazones, para que ustedes puedan valorar la esperanza a
la que han sido llamados, los tesoros de gloria que encierra su herencia
entre los santos (Efesios 1, 3-4 y 18).
- Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a
Dios, y la Palabra era Dios... En ella estaba la vida, y la vida era
la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas, y las
tinieblas no la percibieron... La Palabra era la luz verdadera que, al
venir a este mundo, ilumina a todo hombre (Juan 1, 1. 4-5 y 9).
1.
A VECES NO SE PUEDEN VER LAS COSAS CON CLARIDAD... A partir de una cierta edad,
aparece la presbicia, y se hace difícil leer, y se hace necesario recurrir a los
anteojos de cerca (que, por otra parte, no resultan lo mejor para la pantalla de
la computadora, que está a una "distancia media", y requieren un aumento también
"medio"). La dificultad se hace mayor cuando hay poca luz, parece que las letras
se achicasen especialmente, y se confundieran unas con otras...
Pero, más allá del cansancio de la vista, hay otras cosas que no se ven con
claridad, porque se las hace a escondidas, o "por detrás", y no quieren que nos
enteremos. Estoy pensando, por ejemplo, en todo lo que no nos enteramos de
las idas y venidas que se tejen en estos tiempos detrás de las candidaturas, que
suben y bajan, como en una especie de bolsa, y se tejen quizás incluso a
espaldas de los que finalmente las tendremos que apoyar o castigar con nuestro
voto, cautivo de la oscuridad en la que se manejan muchas veces las cosas de la
política. De la misma manera, también el modo mediático con el que se manejan
algunas causas de la justicia dejan las cosas cada vez más oscuras. Y los medios
de comunicación, que tienen la función social de informarnos con claridad, a
veces no hacen más que ayudar a que las aguas permanezcan turbias...
El engaño y la mentira no se manejan a la luz, sino a escondidas y en las
tinieblas. Pero Dios no nos ha dejado indefensos y a su merced...
2.
JESÚS ES LA VERDADERA LUZ, QUE ILUMINA A TODO EL QUE QUIERE VER... La Palabra de
Dios, que se hace hombre para salvarnos, es la Luz, que nace en la sencillez de
un pesebre, y desde allí comienza a mostrarnos con toda claridad nuestro origen,
nuestro camino y nuestra meta. Siendo Dios y haciéndose Hombre, nos muestra que
nuestro origen también está en Dios, de donde viene nuestra vida. Con su vida
nos muestra desde el pesebre nuestro camino, y una vez resucitado, nos muestra
nuestra meta, a la Él nos llama...
Ya desde el pesebre desarma todas las maniobras de las tinieblas. Hasta
cuando las tinieblas se lo quieren sacar de encima, porque les molesta, pone en
evidencia su Luz, que brilla más que nunca desde la Cruz. Allí, en el punto
culminante de s u entrega, se plasma la Resurrección, que nos abre las puertas
del Cielo y nos muestra con claridad nuestra meta.
Esta Luz que nace en el pesebre nos muestra que Dios nos ha bendecido en
Cristo con toda clase de bienes espirituales, nos ha elegido en Cristo para que
seamos santos, y nos hace valorar la esperanza a la que hemos sido llamados, nos
dice San Pablo.
Por eso, nosotros que sabemos la oscuridad de las tinieblas que nos rodean,
y que pueden llevarnos a nosotros mismos a dejarnos vencer por las tinieblas,
sabemos al mismo tiempo que:
3.
HAY QUE ESTAR SIEMPRE CON JESÚS, PARA QUE NO NOS FALTE LA LUZ... Ante las
tinieblas que se nos vienen encima, cuando nos gana la tristeza o la amargura,
cuando llega el desaliento, hay que volver a Jesús, de quien nos vendrá siempre
la luz.
Jesús siempre nos iluminará desde la sencillez del pesebre, nos hablará con
claridad desde su Palabra, siempre viva en los Evangelios y en la predicación de
la Iglesia, y estará esperándonos, lleno de Luz, desde el silencio elocuente del
Sagrario...
Un abrazo y mis oraciones.
Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge: