Sólo falta nuestra respuesta...

Queridos amigos:
 
Esta fue mi predicación de hoy, Domingo 8 de diciembre de 2002, Solemnidad de la Inmaculada Concepción de María, en el Hogar Marín, en la Misa en que las Hermanitas de los Pobres, como todos los años en la misma fecha, renuevan sus votos de pobreza, castidad, obediencia y hospitalidad. Me apoyé en las siguientes frases de las lecturas bíblicas de hoy:

 
1. PARA CAMINAR EN TINIEBLAS NECESITAMOS QUE NOS GUÍE UNA GRAN LUZ... Los mineros, por ejemplo, en Colombia como en Chile (la referencia vale porque la mayoría de las Hermanitas en el Hogar Marín son chilenas o colombianas), como en cualquier otro lugar del mundo, para caminar dentro de las minas, necesitan una luz que se ponen en el casco, para tener siempre la luz en la dirección en la que miran...
 
Esto mismo nos habla de la urgencia de una luz que brille con claridad mostrándonos el camino, en tiempos como los que nos tocan vivir, llenos de tinieblas, no sólo en nuestra tierra sino en el mundo entero.
 
Todos sabemos que Jesús es la luz resplandeciente que necesitamos, y a la que esperamos activamente una vez más, en este tiempo en el que preparamos la Navidad. Pero Jesús, Dios hecho hombre, que quiso nacer, vivir, morir y resucitar entre nosotros para salvarnos, siendo la luz plena, quiso anticipar su presencia con una Aurora que nos anticipaba el Sol naciente. Por eso quiso nacer de mujer y, siendo Dios, eligió su Madre desde toda la eternidad en María, preservándola de las huellas que en todos nosotros ha dejado pecado original, llamado así por ser el pecado que cometieron los primeros hombres en el origen (de esto nos habla toda la primera lectura de hoy, de la que he seleccionado la frase que nos muestra a la mujer que está por encima de la descendencia del pecado...).
 
2. MARÍA, INMACULADA DESDE EL PRIMER INSTANTE DE SU CONCEPCIÓN... Quiere decir que María, porque así lo quiso y así lo hizo Dios, fue preservada de la huella del pecado original, y nacida sin pecado, de tal modo respondió siempre y en todo con fidelidad a Dios, que conservó para siempre su integridad.
 
Las Hermanitas de los Pobres, en todo el mundo, eligen esta fecha para renovar la consagración que de un día para siempre hicieron a Dios, porque María les sirve de modelo y les muestra el camino para ser fieles a Dios. Ellas renuevan hoy cuatro votos, que nos hablan a todos nosotros de lo que cada uno puede hacer en su respuesta a Dios.
 
Ellas eligieron, y hoy renuevan el voto de pobreza, y con eso nos muestran que nada hay para ellas que pueda estar por encima de Dios. Ellas eligieron, y hoy renuevan el voto de castidad, con la que nos muestran que se entregan del todo y enteramente sólo a Dios. Ellas eligieron, y hoy renuevan el voto obediencia, que pone remedio a la soberbia que puede llevarnos a creer que siempre tenemos razón. Eligen la obediencia, y con eso nos muestran que quieren obedecer siempre y en todo a Dios. Ellas eligieron, y hoy renuevan también hoy, el voto propio y característico de su Congregación, el voto de hospitalidad. Y en esto también aprenden de María, que aceptando el anuncio del Angel, engendró, como dice San Agustín, a Jesús en su seno, porque primero le había abierto su corazón, y lo había hospedado allí. Las Hermanitas, siguiendo la inspiración de su fundadora, quieren recibirlo a Jesús que se acerca a ellas en los ancianos pobres, y en todos los que se acercan en sus casas, y por eso renuevan este voto de hospitalidad, decididas a recibirlo siempre y de la mejor manera en su corazones y en sus casas a estos enviados de Dios...
 
3. ELEGIDOS POR DIOS, SÓLO FALTA NUESTRA RESPUESTA DE AMOR... Ni en María, ni en nosotros, ni en las Hermanitas, la fidelidad está garantizada de manera automática. Por eso, aunque ellas han hecho estos votos de una vez para siempre, en este día vuelven a elegir de manera solemne, como necesitan hacerlo cada día en el silencio de la oración su consagración. Y lo hacen en cualquier lugar del mundo por donde tienen sus casas.
 
Estas dos Hermanitas africanas, que el año pasado conocí en la Casa Madre de las Hermanitas en Francia, hoy estarán como nuestras queridas Hermanitas de nuestra Casa, renovando su consagración. Y con ellas, también cada uno de nosotros podemos darnos cuenta que hemos sido elegidos, como ellas, y como María, por el amor de Dios. Sólo falta cada día, con perseverancia, nuestra respuesta, también una respuesta de amor...


Un abrazo y mis oraciones.
 
P. Alejandro W. Bunge
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