Mirando hacia lo alto, para arriba...

Queridos amigos:
 
Hoy, 6 de abril de 2003, Quinto Domingo de Cuaresma, he celebrado la Misa junto con unos entrañables amigos mexicanos que viven en Puebla y que me han recibido en su casa. Me basé en las siguientes frases de las lecturas bíblicas de las lecturas de hoy:

 
1. CASI SIEMPRE TENDEMOS NATURALMENTE A IR CADA VEZ UN POCO MÁS ARRIBA, Y ESO NOS GUSTA... Esta vez a mí me pasó casi sin darme cuenta: El pasado 31 de marzo salí de Buenos Aires, que está al nivel del mar, para participar en el Congreso Continental sobre "Iglesia e informática", y la primera ciudad en la que me detuve fue en la sede del Congreso. Ahí ya estaba a 500 metros sobre el nivel del mar... Pero ahora, terminado el Congreso, he venido a pasar unos días con unos entrañables amigos mexicanos, que fueron feligreses en la Parroquia Nuestra Señora de Fátima, mientras yo era Párroco en ese lugar. Estoy en Puebla, que es a más de 2000 metros sobre el nivel del mar. Y de aquí pasaré a Itzamatitlán, donde el fin de semana próximo tendremos un encuentro con todos estos amigos mexicanos, venidos para la ocasión desde distintas ciudades mexicanas, algunas muy lejanas, en casa de otros de ellos, y estaremos más o menos a la misma altura...
 
Sin embargo, más allá de esta mera referencia geográfica, todo en nuestra vida nos lleva a tratar de estar cada vez más arriba... Queremos crecer en la carrera profesional, nos interesa subir en la tabla de posiciones si participamos en algún campeonato de algún deporte, o queremos que así le sucede al club de nuestras preferencias... También queremos estar cada vez lo más alto posible en el nivel de afecto y consideraciones que los demás tienen con nosotros... En fin, en todo lo que hacemos y en lo que participamos, queremos estar siempre cada vez más arriba...
 
Sin embargo, no siempre se sube linealmente. A veces es necesario ir hasta el fondo, bien abajo, para poder subir hasta la máxima altura... Ese es el camino al Cielo, al que todos queremos llegar (aunque parezca que nunca tenemos apuro en hacerlo), y a donde Dios a todos y a cada uno nos invita...
 
2. JESÚS NOS MUESTRA EL CAMINO: SÓLO A TRAVÉS DE LA MUERTE ES POSIBLE LLEGAR A LA PLENITUD DE LA VIDA... Pasa como con el grano de trigo, que hasta que no cae en tierra y muere, no puede dar fruto. La Misa de hoy la celebré, con los amigos que ya mencioné, en una Capilla de una Parroquia con cementerio, en la que oportunamente pudimos rezar por todos los allí enterrados, "granos de trigo" ya caídos en tierra, que pueden dar fruto, según lo que Jesús hoy nos dice con su Palabra
 
A veces nos resistimos a la muerte, como nos resistimos a la Cruz, porque nos parece que Dios no nos puede haber hecho sólo para el sufrimiento, eso nos parece demasiado masoquista. A veces incluso nos parece que Dios está ausente de este mundo en el que vemos tanto sufrimiento  tanta muerte inútil, como la que nos tira por la pantalla en este tiempo cada día la guerra absurda de la que somos testigos y prisioneros, aunque quede tan lejos de nuestras tierras y quizás (ojalá que no) de nuestras preocupaciones.
 
Es verdad, Dios no quiere para nosotros la muerte, sino la Vida. La Cruz de Jesús no nos habla sólo y principalmente del sufrimiento. Jesús fue "levantado" en ella, así como también nosotros, Él quiso ir "para arriba". Fue levantado y fue glorificado en ella, y pasando por la Cruz, Jesús llegó a la resurrección, y con ella ganó también para nosotros la Vida después de la muerte, la Vida que llega con la resurrección, la verdadera Vida.
 
Esta es la Alianza que Dios ha hecho con nosotros, y ha inscripto en nuestros corazones a través del Bautismo: una Alianza que no se rompe, una decisión de parte de Dios, de la que no se arrepiente, una decisión por la que nos quiere que estemos donde Él está, es decir, en la Casa del Padre, el Cielo, la Vida.
 
3. DE LA MANO DE JESÚS, SIN HUIR DEL SUFRIMIENTO, MIRAMOS PARA ARRIBA Y APOSTAMOS POR LA VIDA... La nuestra no es una religión que se conforme con darnos un consuelo ante la muerte, sino que nos exhorta a aspirar siempre a la verdadera Vida.
 
A nosotros no nos conforma, y no puede conformarnos, sólo sufrir, y aguantar o soportar resignadamente el sufrimiento, como si sólo lo hiciéramos porque no tenemos más remedio que hacerlo. Nosotros miramos para arriba, como niños recién llamados a una vida que todavía no hemos descubierto del todo. Y lo hacemos con asombro, en serio, porque le creemos a Jesús, y no nos achicamos cuando mirando para arriba, nos encontramos con Jesús en la Cruz, porque sabemos que Él, desde allí, nos lleva a la Vida...


Un abrazo y mis oraciones.
 
P. Alejandro W. Bunge
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Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge: