Para escapar a las tinieblas...
Queridos amigos:
Aquí va mi predicación de hoy, 30 de marzo de 2003, Cuarto Domingo de
Cuaresma, en el Hogar Marín. Me apoyé en las siguientes frases de las lecturas
bíblicas de la Misa del día:
- El Señor, el Dios de sus padres, les llamó la atención
constantemente por medio de sus mensajeros, porque tenía compasión de su
pueblo y de su Morada. Pero ellos escarnecían a los mensajeros de Dios,
despreciaban sus palabras y ponían en ridículo a sus profetas (2 Crónicas
36, 15-16).
- Dios, que es rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó,
precisamente cuando estábamos muertos a causa de nuestros pecados,
nos hizo revivir con Cristo -¡ustedes han sido salvados gratuitamente!- y
con Cristo Jesús nos resucitó y nos hizo reinar con él en el cielo (Efesios 2,
4-6).
- Dijo Jesús: De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en
el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en
alto, para que todos los que creen en él tengan Vida eterna. Sí, Dios amó
tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree
en él no muera, sino que tenga Vida eterna... En esto consiste el juicio: la
luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz,
porque sus obras eran malas. Todo el que obra mal odia la luz y no se acerca a
ella, por temor de que sus obras sean descubiertas (Juan 3, 14-16 y
19-20).
1.
SE SABE CÓMO EMPIEZAN LAS PELEAS, PERO NO CÓMO TERMINAN... Siempre sucede de la
misma manera. A veces unos chicos comienzan en el colegio a tirarse con
papelitos. Después se tiran con una regla. Quizás un golpe resulta más fuerte
que lo esperado, y la contestación se va haciendo cada vez más violenta, hasta
que termina siendo una batalla campal...
También pasa en las familias. A veces, por ejemplo, comienza una
discusión en la mesa, por cualquier pavada. Se va caldeando el ambiente y se
comienza a pasar la cuenta por rencillas pasadas. Y llega un momento en el que
ya nadie sabe cómo se empezó, y tampoco se encuentra cómo ponerle fin a la
pelea...
En todos lados es igual. Sucede más o menos lo mismo, por ejemplo, con la
lucha entre mafias. Quizás todo comienza porque uno miró mal al otro; de allí se
sigue la desconfianza, y al poco tiempo las ambiciones se convierten en amenazas
de unos a otros, y el enfrentamiento termina siendo una lucha a vida o muerte,
rompiendo literalmente todo lo que hay alrededor. Desgraciadamente esto lo hemos
visto y lo seguimos viendo en el ámbito político en Argentina, y parece no tener
final...
No es distinto en el orden internacional. Sucede lo mismo con las guerras.
Quizás comienzan las enemistades por discusiones diplomáticas, o por ambiciones
económicas (es grande la tentación del más fuerte de apoderarse de lo que
pertence al otro, por ejemplo del petróleo, con cualquier excusa que sea), se
sigue con las demostraciones de fuerza más o menos inofensivas, pero una vez que
se arranca con el enfrentamiento, no se encuentra fácilmente cómo poner límite a
la violencia, y por eso de las guerras, igual que de las peleas caseras, se sabe
cómo empiezan, pero no como terminan...
Jesús nos muestra un camino para la paz, con la que se cierran las puertas
a las peleas y las guerras, antes que crezcan...
2.
JESÚS, ELEVADO EN LA CRUZ, NOS HACE LEVANTAR LA MIRADA PARA ENCONTRAR LA
SALVACIÓN... Jesús fue levantado en la Cruz. Allí fue víctima inocente de la más
cruda violencia. Aguantó pacíficamente y no reaccionó violentamente ante la
violencia. Nadie puede dudar que tenía poder para oponerse a los que lo
atacaban, pero eligió someterse en silencio, sabiendo que a la Cruz seguiría la
Resurrección.
De esa manera, Jesús desde la la Cruz nos muestra que el camino de la
salvación está en sufrir las consecuencias del mal y de la maldad, sin caer en
la tentación de reaccionar de una manera que sea ella misma mala, injusta,
violenta...
Alguno puede preguntarse: ¿No será debilidad, eso de no querer oponerse a
la violencia y a la guerra? Y enseguida hay que responder: ¿No será más bien
debilidad querer arreglarlo todo por la fuerza? Está claro que hemos sido hechos
por el amor de Dios, y hemos sido hechos para el amor, no para la guerra.
Estamos definitivamente llamados a hacer las cosas bien, a hacer cosas buenas,
es decir, a vivir en comunión con toda la familia humana, y anticipar de esa
manera la paz definitiva, a la que todos aspiramos profundamente, y que se
realizará en el Cielo. Actuar de esta manera pone luz en nuestras vidas, que de
otra manera naufragan en las tinieblas...
3.
HAY QUE RECIBIR A JESÚS, LA LUZ DEL MUNDO, PARA ESCAPAR A LAS TINIEBLAS...
Viendo lo que sucede en nuestra patria, que no termina de encontrar el rumbo, y
en el mundo entero, envuelto hoy en múltiples formas de violencia, podemos decir
ciertamente que nuestro tiempo está lleno de oscuridades.
Sin embargo, todos conocemos personas que con el testimonio de sus vidas
nos han mostrado lo que se puede lograr si nos aferramos a la luz que viene de
Jesús, y que consiste sencillamente en comprometernos firmemente en un amor
sincero y efectivo hacia todos los hombres, especialmente los más débiles. Esta
sigue siendo la mejor manera, también hoy, de decirle NO a la guerra y de
escapar a las tinieblas...
Un abrazo y mis oraciones.
Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge: