La paz en la Casa de Dios...
Queridos amigos:
Aquí va mi predicación de hoy, 23 de marzo de 2003, Tercer Domingo de
Cuaresma, en el Hogar Marín. Me apoyé en las siguientes frases de las lecturas
bíblicas de la Misa del día:
- Yo soy el Señor, tu Dios... No tendrás otros dioses delante de mí... No
pronunciarás en vano el nombre del Señor, tu Dios... Acuérdate del día sábado
para santificarlo... Honra a tu padre y a tu madre... No matarás. No cometerás
adulterio. No robarás. No darás falso testimonio contra tu prójimo. No
codiciarás la casa de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo
(Exodo 20, 1-17).
- Mientras los judíos piden milagros y los griegos van en busca
de sabiduría, nosotros, en cambio, predicamos a un Cristo crucificado,
escándalo para los judíos y locura para los paganos, pero fuerza y
sabiduría de Dios para los que han sido llamados... Porque la locura de
Dios es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la debilidad de Dios
es más fuerte que la fortaleza de los hombres (1 Corintios 1, 22-25).
- Jesús... encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y
palomas y a los cambistas sentados delante de sus mesas. Hizo un látigo
de cuerdas y los echó a todos del Templo, junto con sus ovejas y sus
bueyes; desparramó las monedas de los cambistas, derribó sus mesas y
dijo a los vendedores de palomas: «Saquen esto de aquí y no hagan de la
casa de mi Padre una casa de comercio» (Juan 2, 13-16).
1.
EL TEMPLO DE DIOS ES TODA LA CREACIÓN, Y NUESTROS CORAZONES... Días como el de
hoy, con la temperatura fresca de la mañana, y el sol resplandeciente del
mediodía, propios del otoño, en el que toda la naturaleza comienza a calmarse,
preprándose para juntar fuerzas durante todo el invierno y volver a explotar
llena de vida en la primavera, lo hacen especialmente evidente.
De todos modos, con lo grande que sea toda la creación signo siempre
visible de la grandeza de Dios y Templo en el que se encuentra a sus anchas,
seguramente nuestros corazones es el lugar donde a Dios más le gusta estar.
Porque allí puede ser recibido con amor y gratitud...
De todos modos, también es posible que le neguemos a Dios no sólo nuestros
corazones, sino hasta la misma creación, cerrándola a su grandeza y
miseriocordia. Por eso, si es comprensible la vehemencia de Jesús, cuando
se encuentra que han transformado el Templo de Jerusalén en una casa de
comercio, ¿qué se podrá pensar hoy cuando, por ir detrás del petróleo, se
desencadena una guerra cruel, que nos entristece, amarga, afecta y
enluta a todos?
Vale la pena preguntarse si es posible otra manera de organizar el mundo,
que desde sus comienzos ha conocido la violencia de la guerra, prácticamente
siempre desencadenada por la obsesión de las posesiones... ¿Tendrá que estar
siempre la humanidad a merced de la guerra y la violencia, no es posible la paz
en esta tierra?
2.
PARA MANTENER EN PAZ LA CASA DE DIOS BASTA CON CUMPLIR LOS MANDAMIENTOS... Esos
mandamientos que están presentes en las tablas de la ley, que Moisés recibe de
Dios, y que hoy nos presenta la primera lectura, pero que además están
inscriptos a fuego en todos nuestros corazones y en los de todos los
hombres...
Dándole a Dios su lugar, sin tomar su nombre en vano, nadie podrá arrogarse
el derecho de agredir con el terrorismo o declarar la guerra en nombre de Dios,
como si Él lo hubiera constituido en el Mesías de la humanidad o de la
democracia. Dispuestos a no matar y a no robar, por más que sea necesario el
petróleo en este mundo "desrrollado" (las comillas van puestas por evidentes
razones), nadie puede creerse con derecho a declarar la guerra, incluso
escondiendo veladamente sus verdaderas intenciones...
Pero además, también la paz en nuestra casa, nuestra familia, nuestro
barrio y nuestra patria va por los mismos caminos y se construye de la misma
manera. Simplemente cumpliendo los mandamientos, no sólo Dios tendrá en nuestros
corazones un lugar de paz, sino que también encontrarán en ellos su lugar todos
los que nos rodean y tienen derecho a esperar algo de nosotros, y por eso
llamamos "prójimos". Y ojo, que no sólo se mata con las armas, también con la
mirada, con la palabra, con la indiferencia... Y no sólo se roba cuando se va en
busca del petróleo ageno, sino también cuando de cualquier manera, nos quedamos
con cualquier cosa, material o espiritual, a la que otros tienen derecho... Y no
sólo se miente cuando se dicen mentiras con maquinaciones que se manejan hasta
con operativos de prensa, sino también cuando nos quedamos con alguna verdad que
otros necesitan pero que no estamos dispuestos a compartir...
En todo caso, para mantener la paz en la casa de Dios, toda la creación y
especialmente nuestros corazones, basta con cumplir los mandamientos...
3.
ESTAMOS LLAMADOS A LA LOCURA DE LA CRUZ, MÁS EFICAZ QUE CUALQUIER VIOLENCIA...
Algunos piden milagros y otros van en busca de sabiduría, nos dice San
Pablo. Y eso pasa también cuando, como en estos días, se hace urgente la paz.
Nosotros, en cambio, sabemos que esta viene de Jesús crucificado. Para algunos
sonará a escándalo, para otros locura, o cobardía... Sin embargo, la Cruz es la
fuerza y la sabiduría de Dios, a la que hemos sido llamados. Jesús no terminó
muerto en la Cruz. De allí a la Resurrección, no tuvo más que un paso. La Cruz,
aceptada como el camino de salvación que Dios pone en nuestras manos, y ofrecida
en el cumplimiento audaz y feliz de los mandamientos, nos da la PAZ que ninguna
violencia a nadie podrá dar: el Cielo, que Dios pone en nuestras manos...
Un abrazo y mis oraciones.
Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge: