Hacerle caso a Dios, siempre y en todo...

Queridos amigos:
 
Esta fue mi predicación de hoy, 9 de marzo de 2003, Primer Domingo de Cuaresma, en el Hogar Marín y en la Parroquia Santo Domingo de Guzmán. Me basé en estas frases de la Escritura:

 
1. LA TENTACIÓN ES UNA COSA COTIDIANA CUANDO SE VIVE ENTRE FIERAS... Jesús, después de su Bautismo, fue llevado por el Espíritu al desierto, y allí vivía entre fieras... y fue tentado.
 
También nosotros, aunque no estemos en el desierto, parece que viviéramos entre fieras. Y eso está lleno de tentaciones. Acostumbrados a vernos atacados, tenemos la tentación de vivir con las garras preparadas, y a la defensiva, e incluso, por las dudas, atacando, para no ser sorprendidos. Aunque sabemos que Dios nos ha hecho para la paz, cuántas veces, cuando las cosas nos superan, tenemos la tentación de querer poner las cosas en su lugar con un golpe sobre la mesa. Y también, muchas veces tenemos la tentación de "patear el tablero", como modo de solucionar alguna dificultad (tengamos en cuenta que, aunque de dimensión mucho más grave y con otras consecuencias, son tentaciones de la misma naturaleza las pasiones las que hoy nos tienen en vilo, pidiendo a Dios que reine la cordura y no se desate una absurda guerra).
 
El camino de la salvación al que Dios nos llama pasa por la Cruz, y nosotros muchas veces tenemos la tentación de tomar sólo la autopista de la satisfacción, incluso sin peaje...
 
Resumiendo, son muchas las tentaciones que tenemos, y que podemos resumir como todas las fuerzas que nos inclinan hacia el mal, en vez de mantener nuestra fidelidad a Dios. Por eso, tenemos que asumir que las tentaciones no sólo vienen desde afuera, como consecuencia de vivir entre fieras. Muchas veces vienen desde adentro de cada una de nosotros, que tenemos nuestro propio lado flaco, nuestra propia inclinación al mal, como consecuencia de nuestros propios pecados, vicios e imperfecciones, por nuestra propia naturaleza...
 
Jesús en el desierto, después de su Bautismo, nos enseña a luchar contra las tentaciones:
 
2. SE VENCEN LAS TENTACIONES HACIÉNDOLE CASO A DIOS, SIEMPRE Y EN TODO... Jesús en el desierto se ve puesto a prueba. Los planes de Dios. Su camino estará lleno de vicisitudes, y pasará indefectiblemente por la Cruz, para llevarnos a la resurrección. Pero no valen los atajos, que no dejan de proponer las tentaciones, ofreciendo siempre caminos alternativos, más fáciles, más cortos o menos sufridos. Él es la Palabra de Dios hecha carne, y la fidelidad a sí mismo y a su Padre lo llevará a rechazar cualquier alternativa, para quedarse siempre con lo que Dios propone. Su fidelidad reclama de Él confianza y paciencia...
 
Dios ha pronunciado para nosotros una Palabra clara, a través de Jesús, Dios hecho hombre. Él nos dice todo lo que nos hace falta para seguir con fidelidad el camino que nos lleva a la salvación, superando todas las tentaciones, que quieren apartarnos de Dios, y nos llevan inevitablemente al fracaso.
 
Buscar en la Palabra de Dios cuál es su precisa voluntad para cada uno de nosotros, en cada circunstancia, buscar en su Palabra la luz que nos hace falta en cada una de las situaciones en las que se nos ofrecen dos caminos, para ver el que Dios nos propone, en vez de confiar en nuestras solas fuerzas, es un camino seguro, que nos lleva a la Vida eterna, y que nos hace recuperar...
 
A eso fuimos llamados en el Bautismo, e igual que a Jesús, a partir de allí se nos interponen las tentaciones, queriendo desviarnos del camino. La diferencia es que nosotros muchas veces caemos en ellas. Por eso, antes de celebrar nuevamente en la próxima Pascua con verdadero gozo la Resurrección de Jesús, anticipo de la nuestra, necesitamos hacer un camino, al que hoy Jesús nos llama:
 
3. FE Y CONVERSIÓN, PARA PURIFICAR EN LA CUARESMA NUESTRA FIDELIDAD AL BAUTISMO... Todos salimos de la pila bautismal blancamente puros, como podemos imaginar a este niño que sale de ella en brazos del sacerdote. Pero a partir de allí, nuestro camino ha sido más o menos sinuoso, en la continua lucha entre las tentaciones y la fidelidad a Dios.
 
Lo primero que necesitamos es la conversión, que nos permite volvernos de nuevo hacia Dios, cuando nos hemos perdido dándole la espalda. Pero también necesitamos una fe renovada, por la que tengamos verdaderamente confianza en la Palabra de Dios, que nos guía en todas las situaciones en las que las tentaciones pueden alejarnos de Él. A esto nos llama Jesús en este tiempo de Cuaresma, para poder recuperar nuestra fidelidad al Bautismo, por el Dios nos llamó a la Vida eterna, que celebraremos en la Pascua...


Un abrazo y mis oraciones.
 
P. Alejandro W. Bunge
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