Esta fue mi predicación de hoy, 16 de septiembre de
2012,
Domingo XXIV del Tiempo Ordinario del Ciclo Litúrgico B, en el
Hogar Marín:
I.- Vídeo,
en
Youtube y
en
Facebook
II.- Versión escrita
III.- Lecturas bíblicas de la Misa
1. PARA ALGUNAS COSAS ALCANZA
CON OPINAR. PARA OTRAS HACE FALTA MÁS: LA DECISIÓN... Dice el
refrán que "sobre gustos no hay nada escrito" (aunque no es
literalmente cierto, cada vez más hay quienes se dedican a
escribir sobre gustos en las comidas, los vinos y la cocina en
general). En realidad lo que se dice con el refrán es que hay
gustos distintos y cambiantes según las personas. Por eso queda
claro que cuando se trata sólo de gustos, puede haber opiniones
muy diversas. A algunos les gusta vestirse con colores muy
llamativos, incluso con colores más propios de la juventud aunque
ya la hayan pasado desde hace tiempo. A otros en cambio les
parecerá que la ropa, cuanto más clásica, es mejor...
También cuando
se trata de comer un helado los gustos pueden ser muchos y
distintos, lo que a cada uno le gusta no tiene por qué coincidir
con lo que le guste a otro, se pueden recorrer todas las variantes
que se ofrecen en las heladerías (si no fuera así, no estarían
allí). Basta la propia opinión para elegir...
Hasta en las
cosas más serias, como la política, pueden bastar a veces las
opiniones, que pueden ser diferentes. Hay quien pensará, por
ejemplo, que un cacerolazo como el del jueves pasado fue un modo
para algunos de expresar su deseo de libertad, hay otro que quizás
piense que lo que se ha expresado el deseo profundo de caminar
juntos, sin pelearnos por todo y todo el tiempo, y habrá otro que
quizás piense que lo único que buscaban los que se expresaron de
ese modo es que los dejen comprar dólares o viajar. Sí, podrá
haber opiniones distintas sobre lo que pasó, y será tarea para
poder convivir en sociedad saber sumarlas hacia un mismo lado,
porque hay algo común a todos: necesitamos vivir unidos en
sociedad...
Pero si en algunas cosas basta con opinar, para otras cosas no
alcanza, hace falta más, hace falta la decisión. Seguramente eso
sucedió cuando la Hermanita Librada, de quien hoy celebramos sus
25 años de vida religiosa, se encontró con el llamado de Dios a
seguirlo de una manera intensa y plena. Desde su Hurlingham natal
la Hermanita seguramente habrá opinado muchas cosas. Dios se las
arregló a través de muchos instrumentos, empezando por Mons. Justo
O. Laguna, que conocía muy bien a las Hermanitas de los Pobres y
era en ese momento el Obispo de Morón, y siguiendo por los
sacerdotes y seminaristas que habían ido con él desde San Isidro
conociendo también a las Hermanitas, para que en este lugar
encontrara el específico llamado que recibía a concretar su
vocación religiosa con las Hermanitas, pero llego un momento en
que fue necesaria la decisión. Como los Apóstoles ante Jesús, que
conocían las opiniones que sobre Él había en su tiempo, pero que
no les alcanzó con eso. Pedro, en nombre de todos, lo reconoció
como el Mesías, es decir, el elegido y el ungido para salvarnos, y
tomó una decisión, la valiente decisión de la fe, que hace falta
para seguir a Jesús...
2. JESÚS ES EL QUE NOS SALVA, Y ÉL CONOCE
EL CAMINO QUE NOS LLEVA A DIOS... Jesús es el Hijo de Dios, hecho
hombre y nacido en Belén, para traernos su salvación, que desplegó
en toda su fuerza abriendo los brazos en la Cruz para entregarnos
la plenitud del Amor redentor de Dios, que llega a nosotros por su
resurrección...
Jesús
nos hizo conocer el camino de la salvación, desde el Pesebre hasta
la Cruz, por el que Él nos llama y hacia la que nos quiere llevar.
La Cruz es un camino que Jesús pone delante de nuestro ojos y
frente a la cual no alcanzan las opiniones, hace falta una
decisión para poder encontrar en Jesús, y a través de la Cruz la
salvación...
Santa Juana
Jugan conoció bien lo que es la Cruz. De hecho para su
consagración religiosa eligió el nombre de "Sor María de la Cruz",
esa Cruz que como camino de salvación exige de nosotros esa
decisión, esa Cruz que la Hermanita Librada empezó a conocer en la
entrega cotidiana de su vida religiosa, cuyas bodas de plata hoy
celebramos. Esa Cruz que no es un dolor ciego, sino la presencia
salvadora de Dios...
Ante este Jesús, que le ofrecía como camino de salvación la Cruz,
tuvieron que decidirse los Apóstoles, como tuvo que hacerlo la
Hermanita Librada, conociendo a través de las Hermanitas de los
Pobres de una manera muy vital que el camino de la Cruz no es un
capricho de Jesús, sino verdaderamente el camino que nos lleva a
Dios. Es el camino que el mismo Jesús se propuso cuando, para
salvarnos, asumió nuestra condición humana para elevarla hasta
Dios, meta que alcanzó con su Resurrección. No caben dudas de que
se trata no sólo del mejor camino sino del único, el que Jesús nos
dio...
3. PARA LLEGAR A DIOS HAY QUE CARGAR CON
JESÚS LA CRUZ DE CADA DÍA... Sabiendo el camino y habiéndolo
experimentado en su propia vida, Jesús nos indica por dónde es que
nosotros podemos llegar a Dios. Nos exhorta con vehemencia a
asumir el camino de la Cruz para recorrer los caminos de la
vida...
Se trata de esa Cruz real que
aparece cuando nos
decidimos a vivir ese amor efectivo con el que nuestra vida se
hace servicio y entrega a nuestros hermanos. Cruz, porque el amor
requiere la decisión perseverante de desvivirnos por nuestros
hermanos, sin cálculos ni medidas, y eso reclama esfuerzo y
sacrificio. Cruz de cada día, ya que sólo gastando toda nuestra
vida al servicio de los demás podremos ganarla para Dios (si sólo
pensáramos en nosotros mismos, pretendiendo salvar de ese modo
nuestra vida, estaríamos perdiéndola). Cruz, sin embargo, a la que
es posible abrazarse para encontrar la salvación, y a la que la vida religiosa consagra de una manera especial, con la
alegría de hacer a través de ella aquello para lo que Dios nos ha
llamado...
Se trata de una
Cruz salvadora que se prepara en la oración, que se fortalece en
la decisión de responder a la vocación a la que hemos sido
llamados. Será, por lo demás, una Cruz de cada día porque nuestra
vida deberá seguir siendo una entrega generosa hasta que llegue su
final. Cruz cotidiana que podrá ir cambiando de forma, de tamaño o
de color, que deberá ser a veces más activa, y otras veces
consistirá en un ofrecimiento silencioso, Cruz que nos llevará a
veces a ayudar a los otros a llevar el peso de su propia cruz, y
otras veces consistirá simplemente en aliviarles la cruz que
nosotros somos para ellos. Aquel 5 de septiembre de 1987, en
Medellín, donde hizo sus primeros votos, estará seguramente para
siempre en el corazón de la Hermanita Librada. Le hizo falta en
ese momento reconocer a Jesús, y no quedarse con opiniones, sino
decidirse a seguir el camino que para ella fue de ese día en más
la vida religiosa. Su camino es desde ese día para nosotros un
signo del amor de Dios, su vida de entrega por el camino de la
Cruz, camino de salvación, que siempre, cuando se lo asume tomado
de la mano de Dios, es un camino lleno de alegría...