Esta fue mi predicación de hoy, 2 de septiembre de
2012,
Domingo XXII del Tiempo Ordinario del Ciclo Litúrgico B, en la
Abadía Santa Escolástica y en el Hogar Marín:
I.- Vídeo,
en
Youtube y
en
Facebook
II.- Versión escrita
III.- Lecturas bíblicas de la Misa
1. HAY QUE
GUARDAR LAS
FORMAS, PERO NO ALCANZA CON SÓLO HACER ESO... Algunas buenas
formas y modales los aprendimos desde niños, como lavarse las
manos antes de comer. Y después de haberlo hecho, lavar con
cuidado toda la vajilla, los platos, los cubiertos y los vasos.
Pero no alcanza sólo quedarnos en las formas. Las formas tienen un
sentido, apuntan a alcanzar un bien. Y hay que buscar el bien que
con las formas se quiere alcanzar, para no quedarse con las manos
vacías. En ese caso se trata de higiene, y la higiene está puesta
al servicio de la salud. De poco serviría nuestra buena costumbre
de cuidar esta buena forma si perdiéramos de vista el bien que con
ella se persigue...
Por
eso, porque de esto nos hablan las lecturas bíblicas de hoy, no
hacía falta cambiarlas mientras celebramos la Misa por la
Hermanita Emilia, del Hogar, que murió ayer. La Hermanita sabía
bien de "formas", y desde bien temprano. Ella, nacida en el año
1920, había celebrado el pasado 9 de agosto sus 92 años de edad, y
había hecho sus primero votos en la congregación hace más de 71
años, en junio de 1941 (muchos de nosotros ni siquiera habíamos
nacido en ese momento). Cuatro años después, el 8 de diciembre de
1945, había hecho ya sus votos perpetuos...
Esos votos eran una formalidad, por cierto, una forma externa de
hacer visible la consagración de la Hermanita, pero eran un
formalidad cargada de sentido...
2.
DESDE
ADENTRO, NO DESDE AFUERA, ES DE DONDE SALE LO BUENO Y LO MALO...
Por eso
Jesús nos enseña, lo mismo que a los Apóstoles, a no preocuparnos
tanto
por lo que nos viene desde afuera, porque no es de allí desde
donde nos
vienen los peores males, sino por lo que hay adentro, porque de
allí
salen las cosas que nos pueden hacer daño, y de allí también sale
todo lo bueno...
La
consagración
que por tantos años vivió la Hermanita Emilia se alimentaba del
bien que el mismo Dios sembraba en el interior de su corazón, como
Dios siembra siempre en los corazones que se abren a su amor. Lo
decía el Apóstol en la carta que hoy hemos proclamado, la Palabra
de Dios, que la Iglesia proclama y que alimenta nuestro corazón,
nos impulsa a hacer el bien. Esa Palabra de Dios es la que movió
el corazón de este Hermanita durante todos estos largos años de
consagración, muchos vividos fuera de su Colombia natal. Aquí en
este Hogar Marín de San Isidro desde 1967 hasta 1983 en su primer
período en Argentina, y después, desde el año 2000, hasta ahora.
Entre uno y otro período estuvo en el hogar de las Hermanitas en
Concepción, Chile...
Alimentada con esta Palabra de Dios, nos repartía sus sonrisa, y
con su tarea en la Portería del Hogar, cuando abría la puerta a
los que llegaban les abría también su corazón, para que aquí todos
encontraran el amor de Dios. Nos mostraba la Hermanita que nos
ayudan las formas, pero que ellas adquieren toda su fuerza cuando
se cargan de sentido, cuando lo bueno sale de nuestro corazón...
3.
HAY QUE ABRIR
EL
CORAZÓN A DIOS, PARA QUE CREZCA EN NOSOTROS LO BUENO... Lo bueno
que tenemos para dar es un
don de Dios, y la Hermanita Emilia nos fue mostrando con su vida
un camino que todos podemos seguir, abriéndonos al amor de Dios,
dispuestos a dar los frutos que ese amor, que se siembra en
nuestros corazones, puede dar....
Todos
conocieron
el cariño especial que la Hermanita tenía por los sacerdotes. Veía
siempre en ellos lo que a través de ellos hace Dios. Cerraba los
ojos ante las miserias que a veces también acompañan a los
ministros de Dios, por su debilidad humana, y siempre apostó por
el don de Dios que sabía le podían dar los sacerdotes, con la
Palabra de Dios y los Sacramentos...
Que
Dios le pague, en la
medida en que sólo El puede hacerlo, todo lo que esta Hermanita ha
hecho en su consagración. Ella se entregó a Dios, como signo de su
Reino. En eso consiste también, y de manera central, a vida
consagrada de las religiosas. De manera especial en las Hermanitas
de los Pobres, que hacen, además de los clásicos votos de pobreza,
castidad y obediencia, el de Hospitalidad. Que ahora, entregada
como estuvo durante todos estos años al Reino, viva en la plenitud
el don de este Reino al que ella se consagró....