Esta fue mi predicación de hoy, 26 de agosto de
2012, Domingo
XXI del Tiempo Ordinario del Ciclo Litúrgico B, en la Abadía Santa
Escolástica y en el Hogar Marín:
I.- Vídeo,
en
Youtube y
en
Facebook
II.- Versión escrita
III.- Lecturas bíblicas de la Misa
1.
CUANDO ALGO ESTÁ MAL EN
NUESTROS PIES, NOS APRIETAN Y NOS DUELEN LOS ZAPATOS...Y si nos
duelen mucho puede ser que ni siquiera nos podamos poner los
zapatos...
En realidad,
nunca son los zapatos los que "nos duelen", sino los pies. Y
cuando nos duelen los pies, puede ser que por un "rato" se pueda
zafar sacándose los zapatos y poniéndose unas pantuflas bien
acolchadas. De todos modos, si los que están mal son los pies, no
alcanza con reemplazar los zapatos por las pantuflas. Nos volverán
a doler los pies cuando queramos caminar, con o sin pantuflas, con
o sin zapatos. Pero como los pies no pueden sacarse con la
facilidad con la que nos sacamos los zapatos, habrá que intentar
arreglarlos en vez de sacarlos. Como dice el refrán que los
médicos han aprendido con la experiencia de los siglos, "hay que
poner el remedio donde está la enfermedad". Por lo tanto, si nos
duelen los pies, no hay que conformarse pensando que son duros los
zapatos, cambiándolos por otros más blandos. Hay que llegar a un
buen diagnóstico, y después disponerse a arreglarlos...
Por esta razón,
si hace ya tiempo lo que nos duele es la patria y nos escandaliza
la pobreza que en ella no deja de azotar a muchos hermanos, no
sirve tapar, falsear o engañar con las estadísticas, porque eso
nada arregla, la inflación es la que es, hace ya tiempo del 25 %,
y eso genera más pobreza en los pobres. Sobre todo duele alguna
sonrisa burlesca que de vez en cuando se ve en alguno que parece
que cree que se puede mentir en todo, y todo el tiempo. Eso no
sirve, porque las mentiras siempre tienen patas cortas y nunca
arreglan las cosas...
Por eso, si nos duele la patria, hay que poner remedio con la
verdad allí donde las dificultades están, hay que enfrentar las
dificultades aunque suenen duras las palabras, como las que Jesús
decía a los Apóstoles, y nos dice también a nosotros. Las palabras
de Jesús resultan duras a veces y nos incomodan. Muchos quisieron
abandonarlo a Jesús cuando sus palabras les resultaron duras, y de
hecho lo hicieron. A la cultura de nuestro tiempo se le han hecho
difíciles las palabras a favor de la vida. Por eso, lejos de
abandonarlas, es más urgente que nunca pronunciarlas...
2.
SON DURAS LAS PALABRAS DE
JESÚS, PERO SON LAS ÚNICAS CON ESPÍRITU Y VIDA... Jesús no se anda
con vueltas. Sabe lo que dice, y cómo y cuánto pueden incomodarnos
sus palabras. No porque no sean las que necesitamos, sino porque
nuestra cultura, nuestras costumbres, nuestro modo de vivir se ha
ido deformando. Por eso nos dice, como les dijo a los Apóstoles
cuando les resultaron duras sus palabras, que tengamos en
cuenta
que son las únicas con Espíritu y Vida. Y esto se aplica a todas
las palabras de Jesús. No sólo las que venimos proclamando y
explicando en los últimos domingos, del llamado Discurso del Pan
de Vida, con las que nos dijo que Él es alimento verdadero, que da
la Vida eterna, sino a todas sus palabras. También las que se
refieren al valor y al cuidado de la vida...
También son
duras hoy las palabras de Jesús sobre el matrimonio, del que Él ha
hecho para los bautizados en un Sacramento, un signo eficaz de su
amor y de su gracia. Pueden resultar duras estas palabras en
tiempos como los nuestros, en los que a "cualquier cosa" se le
llama unión, aunque no tenga nada que ver con la naturaleza humana
y deba ser llamado, entonces, no sólo antinatural, sino dañoso
para la persona humana. Pueden resultar duras en este tiempo
cuando aparecen las dificultades en la vida matrimonial: enseguida
se olvida que al momento de casarse se ha tomado la decisión de
darse y entregarse del todo, dejando padre y madre para unirse de
tal manera que ya se es con el otro una sola carne (esto no se
refiere sólo y principalmente a la unión física y sexual sino que
es una expresión bíblica que significa ser "una unidad
indestructible"). Pueden resultar duras para quien piense que no
es posible decir
sí de una vez para siempre. Nos
gusta
imaginar la familia como un ámbito de felicidad en el que se
custodia y se ayuda a crecer la vida, don de Dios, y está bien que
la concibamos así. Pero eso requiere confianza en la Palabra de
Dios, y compromiso para vivirla y aplicarla. Apoyados en Jesús,
sabemos que sus palabras sobre el matrimonio son las únicas con
Espíritu y Vida para los cónyuges y a para sus hijos. Por eso,
aunque pueda parecer más fácil "acomodarse" a las costumbres de
este tiempo, y querer que la Iglesia admita el divorcio (es decir,
la solución fácil para los problemas del matrimonio de hoy,
"sacarse los zapatos y ponerse las pantuflas", en vez de ir a la
raíz de los males), Jesús nos llama a seguir confiando en sus
palabras, que "ponen el remedio donde está la enfermedad", y
le
aportan Espíritu y Vida al matrimonio para vivirlo en toda su
integridad...
3. ¿A QUIÉN
VAMOS A IR? JESÚS TIENE PALABRAS DE VIDA ETERNA... Jesús sabía que
no todos iban a estar dispuestos a seguir adelante, con las
palabras que les decía. Sabía también quiénes lo iban a
traicionar. Pero no obligó a nadie a quedarse a su lado. Optar por
Jesús requiere siempre una entera y plena libertad. Sólo así se
pueden seguir con entusiasmo sus palabras, que nos permiten ver el
rostro de Jesús al mirar los ojos de los que sufren, nos decía el
Card.
Bergoglio
en la fiesta de San Cayetano el 7 de agosto de 2009,
si los vemos de cerca porque estamos con los otros...
Para responder a
la Palabra de Jesús hace falta la fe ya las virtudes, y mirando
especialmente hoy las que nos muestra santa Juana Jugan, la virtud
de la fortaleza. Esta virtud que nos muestra santa Juana Jugan no
era sólo la que correspondía a una mujer que nació hacia fines del
siglo XVIII en el norte de Francia, en la Normandía, sino que la
fortaleza como virtud es la que corresponde al corazón, que tiene
el que es capaz de perseverar en el bien que se quiere hacer...
Fortaleza es lo
que tiene santa Juana Jugan cuando tiene la certeza de los Hogares
que ha ido fundando ,así como la Congregación de las Hermanitas de
los Pobres que ha ido fundando, se los ha ido inspirando el mismo
Dios. Y la fortaleza es la virtud que le permite superar con
paciencia las contrariedades que se le van presentando, para
seguir adelante...
Es la misma fortaleza que nosotros necesitamos cuando se nos hacen
duras las palabras de Jesús, las del amor y las del perdón, las
del matrimonio y las de la Cruz, sobre las palabras de Jesús que
son Espíritu y dan Vida. Son duras las palabras de Jesús cuando
nos hablan de la fidelidad al amor, de atender a los pobres,
cuando ponen por delante de nosotros la Cruz, son duras pero vale
la pena apoyarse en ellas, son las palabras que nos llenan de su
Espíritu y las que nos dan la Vida de Dios, esa vida que es la que
siempre buscamos, que es la Vida eterna...