Alimentarse bien...

Queridos amigos:
 
Esta fue mi predicación de hoy, 12 de agosto de 2012, Domingo XIX del Tiempo Ordinario del Ciclo Litúrgico B, en el Hogar Marín:

I.- Vídeo, en Youtube y en Facebook
II.- Versión escrita
III.- Lecturas bíblicas de la Misa



Carga1. A VECES NOS PARECE QUE LA VIDA NOS PESA MÁS DE LO QUE PODEMOS SOPORTAR... Son esos días en los que todos nos pesa, y en los que los años, aunque sean muchos, son la parte más liviana de la carga...

Hace diez días, cuando estábamos en el segundo día del Camino del Inca, y las subidas eran más bruscas y empinadas, algunos pudimos contar con la ayuda de las personas que acompañaban nuestra marcha y nos armaban los campamentos, que llevaron también parte de nuestro peso. Es verdad que las mochilas y las valijas siempre se pueden aliviar, con la sencilla estrategia de llevar sólo lo imprescindible, pero de todos modos a veces su peso se hace sentir...

TristezaDe todos modos, a veces se trata simplemente de la vida, con sus injusticias, la que pesa. Las vemos por aquí y por allá, nos toca experimentarlas en carne propia o, quizás peor aún, en las personas que más queremos y que vemos indefensas ante los maltratos que injustamente reciben de otros (no son las palabras sobre la pobreza las que causan un problema, sino la pobreza que no terminamos de erradicar la que constituye un escándalo. Hasta que en algún momento nos surge el mismo grito de Elías, como nos mostraba la primera lectura: «¡Basta ya, Señor!» (lo que había hecho Elías era poner en evidencia a cuatrocientos falsos profetas, que confundían al Pueblo de Israel con falsas profecías en nombre de falsos dioses, y ahora querían pagarle con la muerte y con el destierro; también hoy hay muchos falsos profetas)...

Sin embargo, nunca la carga es más pesada que lo que podemos llevar. San Pablo nos dice que Dios es fiel y no permite que seamos probados más allá de nuestras fuerzas (1 Corintios 10, 13). Entonces, cuando tenemos la sensación de que las cosas nos superan, tenemos que revisar si nos estamos alimentando bien, o por falta de alimento nos faltan las fuerzas. Porque cuando Elías quería darse por vencido en el desierto, comió el alimento que Dios le preparó, y pudo seguir caminando cuarenta días y cuarenta noches. También a nosotros, Jesús nos prepara el alimento que nos hace falta para la dura marcha, esa en la que a veces nos parece que la carga supera nuestras fuerzas...

El camino2. JESÚS, EL PAN DE VIDA, NOS SOSTIENE EN EL CAMINO HACIA LA VIDA ETERNA... No somos peregrinos sin rumbo. Nosotros tenemos un llamado que viene de Dios, y una meta. Nuestra marcha se orienta de esa manera. Todo lo que hacemos adquiere allí su sentido. La meta es lo último que se alcanza, pero lo que está primero en el corazón y en la intención, en lo que se busca, y por eso la meta orienta y guía todo el camino...

Marchando hacia la Vida eterna, el alimento que nos hace falta es Jesús, y cuando lo tenemos a Él nada más nos hace falta. Alimentados con Él tenemos en nosotros la Vida eterna, y vamos a "durar" hasta que lleguemos a ella. Podrá ser dura la marcha, y lo será seguramente, en la misma medida en que intentemos ser fieles a su Palabra a lo largo de todo el camino. Lo fue para Él, Dios hecho hombre, a quien los hombres de su tiempo quisieron sacárselo de encima clavándolo en una Cruz. También lo fue para los profetas que lo precedieron, como Elías. Y de la misma manera encontraron persecución todos lo que quisieron ser fieles a su Palabra a lo largo de los siglos. Son testimonio de ello la innumerable lista de mártires y de santos, los que conocemos más y aquellos de quienes nos asombraremos, Dios mediante, cuando los descubramos al llegar a la meta...

AlimentosPara todos ellos, y para nosotros, Jesús es el alimento que nos sostiene y nos da todas las fuerzas que necesitamos para alcanzar la Vida eterna. El alimento es una de las cosas que más cuidan todos los atletas que quieren destacarse en su disciplina, porque las fuerzas que tengan para poner en juego sus habilidades depende directamente de lo que coman. Lo hemos visto en todos estos días de los Juegos Olímpicos de Londres, que hoy terminan. Los deportistas se alimentan bien, de una manera balanceada y precisa, tratando de alcanzar una meta terrena. ¿Cómo no vamos a vigilar nosotros con especial cuidado el alimento que nos sostiene cada día, si nuestra meta y nuestra corona es la Vida eterna?

Si Jesús nos alimenta, con su Palabra y con la Eucaristía (en la que nos da su carne para alimento del mundo), con su presencia en la comunidad cristiana que se reúne a celebrar su fe, con su presencia en los ministros con los que nos regala los sacramentos y su bendición cotidiana, no hay carga que nos pueda superar, tenemos todo lo que nos hace falta para alcanzar la meta...

El paso3. ALIMENTADOS CON JESÚS, CAMINAMOS DECIDIDOS CON ALEGRÍA Y AMOR... Por eso, por más que sea dura la marcha, podemos caminar decididos si nos alimentamos con Jesús. Puede parecer mul alta la meta, y así se le ve antes de emprender la marcha. Los 4215 metros del paso llamado de "la mujer muerta" (Warmiwañuska), yendo por el Camino del Inca hacia Machu Picchu, y unio se pregunta cómo hará para llegar hasta allí. De algo semejante, aunque sin duda mucho más se trascendente, cuando se marcha hacia la Vida eterna: hay que tener en claro que Jesús es quien nos permitirá alcanzar la meta, es quien nos sostiene y nos alimenta...

AlegríaPero además, Jesús nos permitirá caminar con alegría. Jesús nos enseña a sonreírle a la vida y al camino, sostenidos con el alimento, que es Él mismo, con el que nos fortalece. Alimentados con Jesús, podemos ser peregrinos sonrientes, caminando con alegría y amor...

AlegríaSiendo hoy el día del niño en Argentina, podemos aprovechar para recordar que todos fuimos niños y también llevamos un niño dentro. Por eso, entre la carga que pesa en nuestra espalda, conviene que recuperemos un poco ese niño que llevamos adentro, para contagiarnos de los niños esa inocencia propia del que sabe confiarse en su Padre, que lo llama a arrojarse en sus brazos.no perdamos nuestra dimensión de niños (el balde y la pala para jugar con la arena en el ejemplo de la figura de la izquierda).

Alimentados por el amor de Dios podemos sonreírle a la vida que él nos regala, y caminarla con alegría, sabiendo que es difícil la marcha, pero el Señor nos da todo lo que nos hace falta para llevarla adelante, hasta llegar a la meta: nos alimenta con su amor para que, siendo testigos de su amor, vivamos en el amor de Dios. La alegría de un niño crece con los dones recibidos.. Los de Dios no faltan nunca, para que nosotros podamos caminar  con alegría hacia la meta a la que Él nos llama...

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