Difícil pero posible...

Queridos amigos:
 
Esta fue mi predicación de hoy, 15 de julio de 2012, Domingo XV del Tiempo Ordinario del Ciclo Litúrgico B, en la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús, en Lima, Perú:

I.- Vídeo, en Youtube y en Facebook
II.- Versión escrita
III.- Lecturas bíblicas de la Misa



Machu Picchu1. A VECES TENEMOS POR DELANTE TAREAS QUE PARECEN IMPOSIBLES... Eso será seguramente lo que pensaron los que hace pocos años afrontaron el desafío de construir este imponente y acogedor templo en el que estamos celebrando la Misa. Lo mismo podríamos pensar los que nos estamos disponiendo para emprender, en pocos días más, el Camino del Inca, para llegar por él, sorteando alturas que algunos nunca hemos subido, a las ruinas de Machu Picchu...

FamiliaPero podemos pensar también en desafíos mucho más centrales y trascendentes. ¿Cómo se hará hoy para que la familia vuelva a ser un valor incuestionable que todos respeten y custodien, como la célula básica sobre la que se puede fundar una sociedad sana? Me refiero a la familia tal como se la puede entender prestando atención a los valores esenciales que tienen su raíz en nuestra condición humana, y que va más allá de las vicisitudes de cada tiempo y lugar; a la familia en su sentido más clásico, que incluye a los padres, los hijos y los abuelos. Aparece como una tarea difícil porque hoy se intenta reemplazar la familia con sucedáneos de todo tipo, incluso los más absurdos y contrarios a la naturaleza...

El¿Cómo hacer para que en nuestra cultura cívica vuelva a tener valor el principio de autoridad, de modo que todos estén dispuestos a obedecer al que manda, y el que manda lo haga bien? ¿Cómo lograr que la verdad y la caridad vuelvan a ser las virtudes rectoras de la vida social, de modo que la política no se entienda de manera mezquina, como el arte de realizar todo lo que sirve para alcanzar el poder y obtener ventajas personales o corporativas? Puede ser que parezca una tarea que de tal modo supera nuestras fuerzas que nos deja con el ánimo por el piso...

Todas estas cosas, aunque parezcan imposibles, realmente no lo son. Todo esto que aparece como tarea necesaria y al mismo tiempo imposible, en realidad se puede hacer. Simplemente hará falta, para llevarlas adelante, impregnar todas las realidades humanas que nos rodean, nuestra cultura y nuestra vida cotidiana, la personal, la familiar y la social, con la Buena Noticia que Jesús nos ha anunciado, el Evangelio. Pero además, realizarlo es, con toda claridad, nuestra misión, que hoy Jesús nos recuerda...

Jesús2. LA FE NOS HACE TESTIGOS ANTE TODOS LOS HOMBRES DE AQUÉL EN QUIEN CREEMOS... Como le sucedió a los Apóstoles, también a nosotros la fe en Aquel en quien creemos hace que nuestra vida sea una misión. Como ellos, también nosotros somos enviados para ser testigos de nuestra fe ante todos los hombres de nuestros tiempo...

Los Apóstoles fueron enviados de dos en dos, porque para que fuera creíble un testimonio en el tiempo y en la cultura de los Apóstoles, era un requisito jurídico que fueran al menos dos los testigos coincidentes. Hoy podemos decir que en nuestro tiempo un testigo se hace creíble si demuestra con su vida que realmente cree en lo que dice con la boca. Como decía Pablo VI: "El hombre contemporáneo escucha más a gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan, o si escucha a los que enseñan, es porque dan testimonio" (Discurso a los miembros del Consejo para los Laicos, 2 de octubre de 1974, citado por él mismo en su Exhortación Apostólica Evangelii nuntiandi, n. 41). Por lo tanto, hoy somos enviados por Jesús a dar testimonio con nuestra vida, de aquello que creemos, porque sólo de esta manera seremos verdaderamente creíbles por lo que decimos...

SalaLas salas o escritorios que utilizan las personas que toman las decisiones más importantes de nuestro tiempo pueden estar muy bien provistas, con todos los medios de comunicación y todas las comodidades que sirven para la función a la que se destinan. Sin embargo eso no es todo. Lo que en realidad hace falta es que en esos ámbitos reine el Evangelio en el corazón de los que los ocupan, para que las decisiones que allí se tomen hagan presente a Jesús y su Palabra en la vida y en la cultura de nuestro tiempo...

San Pablo nos recuerda y nos resume hoy con toda claridad aquello que creemos: Dios, nuestro Padre, nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales, nos los ha preparado en el Cielo. Nos ha elegido, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor. Nos ha hecho herederos de su gloria, y por eso nos ha llamado a vivir con nuestra esperanza puesta en Jesús. Es posible, de todos modos, que para ser testigos de todo esto necesitemos más fuerza que la que tenemos. Por eso, junto con la misión, Jesús nos deja, igual que a los Apóstoles, precisas instrucciones...

Apóstoles3. COMO TESTIGOS DE DIOS, CONTAMOS CON NUESTRA POBREZA Y SU FORTALEZA... Sin pan, o dinero, o provisiones, le dice Jesús a los Apóstoles. Sólo un bastón, porque hay que apoyarse y sostenerse en la marcha, como se hace en la vida; un par de sandalias, porque a veces es áspero y pedregoso el camino; y una túnica que abrigue y proteja, como también lo hacen las virtudes. Pero no dos de cada una de estas cosas. Porque a ellos, como también a nosotros, nos basta con nuestra pobreza, cuando tenemos la fortaleza de Dios...

Nos basta con nuestra pobreza, si nos apoyamos en la fortaleza de Dios. La presencia de Jesús en la Eucaristía, la firmeza de nuestra oración cotidiana, nuestra confianza en la providencia, son suficientes para que podamos dar un testimonio creíble de la fe que nos anima...

Para la misión de testigos que todos tenemos por delante, no tenemos y no necesitamos ni el poder ni la eficacia que pueden dar las potencias de este mundo. Nosotros tenemos la eficacia que proviene de la Palabra y la Presencia de Jesús, y es eso lo que nos hace sus testigos en todos los lugares donde nos movemos y existimos, capaces no sólo de sostener, sino de transformar el mundo. Por eso, aunque nuestra misión pueda parecer muy difícil, sabemos que a pesar de nuestra pobreza, con la fortaleza de Dios es posible...

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Lecturas bíblicas del Domingo XV del Tiempo Ordinario del Ciclo B:

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