Tan deslumbrante como un milagro...

Queridos amigos:
 
Esta fue mi predicación de hoy, 13 de mayo de 2012, Domingo VI de Pascua del Ciclo Litúrgico B, en el Hogar Marín:

I.- Vídeo, en Youtube y en Facebook
II.- Versión escrita
III.- Lecturas bíblicas de la Misa



Olmo1. NO SE LE PUEDEN PEDIR PERAS AL OLMO, PERO SÍ SE LE PUEDEN PEDIR AL PERAL... Los refranes, nacidos de la experiencia de los pueblos, están cargados de sabiduría popular. Dice uno de ellos, oportuno para las reflexiones de hoy: "Al que nace barrigón, es a ñudo que lo fajen". Dicho de otra manera, al barrigón, por más que se lo apriete con la faja, siempre seguirá barrigón. Sacando una conclusión más amplia que se refiera no sólo a la panza, podemos decir que de cada uno hay que esperar lo que puede dar, y no otra cosa...

PerasHay otro refrán que dice: "no se le pueden pedir peras al olmo". El peral y el olmo son dos árboles parecidos, de la misma familia, pero son distintos, y sus frutos también. El olmo da muy buena sombra, pero sus frutos no son comestibles. Es el peral el que nos da las peras, pero no nos cobijamos bajo sus sombra; no serviría hacerlo en invierno, porque pierde las hojas, y hacerlo en verano puede hacer que se nos caiga una pera madura en la cabeza. Por eso el olmo nunca nos podrá dar peras, pero el peral sí, porque está hecho para eso. Mientras tanto, el olmo es bueno para darnos sombra (como puede verse en la foto de la derecha). Todo andará bien, si de cada árbol esperamos los frutos que puede efectivamente dar...

Esto mismo sucede en el camino de la fe. Dios, que nos ha regalado el don de la fe, no nos pide cosas extrañas como fruto de este regalo que nos ha hecho. Eso sería en muchos casos como esperar peras del olmo. Pero sí espera que vivamos conforme a nuestra fe, y que demos los frutos que de la fe se puede esperar...

Jesús2. ESTAMOS HECHOS PARA AMAR COMO JESÚS NOS AMA, Y PORQUE JESÚS NOS AMA... Nuestras raíces están en Dios, y estamos hechos a su imagen y semejanza. Tal como es Dios Padre con Jesús, así también es Jesús con nosotros. Por eso nos llama a recorrer un camino que Él ha recorrido primero...

Jesús nos llama a amar a todos los hombres, sin excluir a ninguno. Y no hace falta que los destinatarios de nuestro amor nos demuestren una extraordinaria calidad humana o sobrenatural que nosotros podamos exigirles para que sean destinatarios de nuestro amor. Sí tenemos el derecho de elegir a quién va nuestro voto en una elección, pero cuando se trata del amor a los hermanos, es el mismo Dios el que da fundamento a nuestro amor a todos los hombres. Estamos llamados a amar a todos no por sus "merecimientos", sino porque Jesús nos ama a nosotros...

CruzPor otra parte, la medida del amor del amor al que Dios nos llama, es un amor que "no tiene medida". Nos llama a amar a todos, hasta dar la vida, es decir, con todo, y sin límites. Nos lo dice Él, que nos considera sus amigos y dio la vida por nosotros en la Cruz para que con su Resurrección todos podamos tener cabida en la Vida eterna que ha puesto a nuestro alcance. No se pueden "elegir" los destinatarios de nuestro amor, todos sin distinción, tienen derecho a que nosotros los tratemos de esa manera y nos brindemos con esa medida. Decimos habitualmente que "los amigos de mis amigos son mis amigos": Jesús considera sus "amigos" a todos los hombres, y son, por lo tanto, también los míos. Por todos y por cada uno de ellos Él dio la vida en la Cruz, y por eso espera que yo los trate de la misma manera...

Además, este mandamiento del amor no cae sobre nosotros como si viniera de "afuera", sino que es una fuerza que surge desde adentro de cada uno de nosotros, cuando tomamos conciencia de la manera inconmensurable con la que Dios nos ama, a cada instante...

Amor3. DIOS NO NOS PIDE MILAGROS, PERO SÍ QUE AMEMOS COMO ÉL NOS AMA... A veces puede parecernos que eso de "dar la vida por los amigos" es cosa de héroes, y que nosotros nos estamos a la altura de semejante medida del amor. Sin embargo, no es así. Los que se dedican a correr maratones no corrieron 42 Kilómetros (la distancia de estas carreras) la primera vez que salieron a correr. De a poco fueron sumando cada vez más distancia en sus entrenamientos, hasta que estuvieron preparados para llegar a esa cantidad. Así también sucede con nuestra capacidad de amor. Tenemos una guía infalible para saber qué nos llama a hacer en cada momento el amor: simplemente lo que nos dicen los mandamientos. Si los cumplimos (todos, los diez, sin saltearnos ninguno), nos dice Jesús, podremos estar seguros de hacer lo que Dios nos manda con el mandamiento del amor...

"Dar la vida" puede traducirse simplemente por hacer cada día algo más de lo que hemos hecho hasta ayer en el camino del amor. Siempre hay algo más que podemos hacer, y así podemos ir creciendo en el amor durante toda la vida...

DarAlegría pascualSe puede amar a Dios de una manera extraordinaria dando la vida de un momento en el martirio. Pero también amamos como Dios nos ama cuando damos la vida "gota a gota", día a día, cuando con constancia vamos intentando hacer lo que es bueno para los demás, en cada ocasión y en todo momento. Ese amor perseverante de los que responden cada día con amor a Dios va haciendo que el mundo sea cada vez más a la medida de Dios. Por el camino del amor las manos de cada uno se convierten en signos y cauces del amor de Dios, que se manifiesta en todos y para el bien de todos...

Dios no espera de nosotros milagros. Él los hace, cuando quiere y como quiere. Esperarlos de nosotros sería para Él como esperar peras del olmo. Pero sí espera de nosotros que hagamos lo que podemos hacer. Es muy reconfortante ver la sonrisa iluminada de quien es tratado con amor (ver la foto de la izquierda). Pero detrás de ello siempre hay una mano abierta (ver sobre el otro lado detalle del extremo inferior izquierdo de esa misma foto), y más atrás todavía un corazón abierto a los demás por el amor. Dios espera cada día que nos demos cuenta del amor con el que Él nos ama, y de  toda la capacidad de amar que ha puesto en cada uno de nosotros. Bastará esto para que nos dispongamos a hacer más humano nuestro mundo, haciendo lo que es bueno para los demás, especialmente los que tenemos más cerca. Y esto será tan deslumbrante como un milagro...

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Lecturas bíblicas del Domingo VI de Pascua del Ciclo B:

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Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge:
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