La mayor huella de Dios...

Queridos amigos:
 
Esta fue mi predicación de hoy, 1 de enero de 2012, Solemnidad de María Madre de Dios y Jornada Mundial de la Paz, en el Hogar Marín:

I.- Vídeo, en Youtube y en Facebook
II.- Versión escrita
III.- Lecturas bíblicas de la Misa



Fiesta1. CUANDO RECIBIMOS VISITAS EN CASA, SIEMPRE NOS DEJAN SUS HUELLAS... Cuando recibimos visitas, tal como sucede con frecuencia en estos días de fiesta, nos lleva un buen tiempo preparar la casa, ponerla en orden, quizás incluso arreglando muchas cosas que, si no fuera porque llegan estas visitas, quedarían rotas o desordenadas por vaya uno a saber por cuanto tiempo. Y una vez que termina la visita y se van los huéspedes, siempre quedan sus huellas...
 
RegaloLa primera huella que podemos constatar es que muchas cosas quedan sucias o fuera de lugar, porque es natural que hayamos usado mucha vajilla, muchos vasos y muchos cubiertos para la comida y la bebida de cada día. Además seguramente hemos utilizado muchas botellas y otra cantidad de cosas de las que quedan dando vuelta los envoltorios. También seguramente nos quedan los regalos que nos han traído los visitantes, como signo de su cariño...
 
LatirPero además de todo esto, también quedan las huellas más importantes de las visitas, que son las que nos dejan en el corazón. La visita de los amigos y de los familiares en nuestras casas con ocasión de las fiestas son una oportunidad de intercambio fraterno que va mucho más allá de darnos noticias unos sobre los otros. Nos permiten  también un intercambio espiritual, que nos hace crecer a todos. Por eso, cuando se van los que nos han visitado, normalmente descubrimos que hemos nuestro corazón late más fuerte, de manera distinta, por todo lo que hemos recibido de ellos. Cuando se van las visitas, no somos igual que antes que ellas hayan estado...
 
Si esto pasa con las visitas que nos hacemos entre amigos y parientes, mucho más y con mucha mayor razón, sucede cuando es Dios quien nos visita. Y exactamente eso es lo que ha sucedió en aquella noche de Belén que hemos revivido en esta Navidad que celebramos hace exactamente una semana...

anunciación2. SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS, ES LA MAYOR HUELLA DE DIOS EN EL MUNDO... Dios se hizo Hombre cuando, viendo la postración en la que nos había dejado el pecado, quiso salvarnos. Siendo Dios de verdad, quiso hacerse Hombre también de verdad, para salvarnos "desde adentro", asumiendo nuestra condición humana y siendo uno de nosotros. Para eso se eligió una Madre, y nació verdaderamente, como Hombre, y como Dios. Así María es, como Madre de Jesús, verdaderamente Madre de Dios...
 
InmaculadaEsto marcó definitivamente a María, que ya en previsión de su misión maternal fue preservada desde el primer instante de su concepción de toda mancha, tal como lo hemos celebrado el 8 de diciembre en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción. Por eso podemos decir que María es la mayor Huella que Dios ha dejado en el mundo, desde el momento en que decidió hacerse Hombre para salvarnos y vino a visitarnos. Buscando esos brazos maternos que lo cobijaran, hizo de María su Madre. María, que es verdaderamente Madre de Dios, acompañó su camino de salvación desde el Pesebre hasta la Cruz, y al pie de la misma participó del ofrecimiento con el que Jesús se entregó al Padre para salvarnos. Y al pie de la Cruz, Jesús nos ha confiado a su Madre, para que sea también Madre nuestra...
 
TemploYa la oración más antigua que se conoce dirigida a María la nombra con este título de Madre de Dios: Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios. No desprecies las oraciones que te dirigimos en nuestras necesidades. Antes bien, líbranos de todo peligro. Virgen gloriosa y bendita.

Con el mismo título la llamamos al final de la oración con la que con más frecuencia nos dirigimos a ella, especialmente en el Rosario, el Ave María: Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.
 
En María podemos ver la huella de Dios, y lo que Él ha querido para nosotros. En su sencillez de mujer humilde y fiel, entregada del todo a los planes de Dios, en sus continuos gestos de caridad y amor, todos nosotros encontramos siempre no sólo amparo, sino también un modelo de nuestro propio camino que nos lleva a Dios. María presentando al Niño en el Templo a los ocho días de su nacimiento para ser circuncidado y recibir el nombre de Jesús, es decir, Dios que salva, nos muestra con los hechos una vida que siempre fue dócil y obediente a los planes de Dios. Por eso todo en María nos habla de Jesús, todo en María se encamina hacia Jesús, todo en María nos lleva a Jesús. María es así un huella que siempre nos lleva a Jesús, su Hijo y nuestro Salvador, la fuente desde la que surge la Luz y la Paz para el mundo entero...

Corazon 3. DIOS NOS DARÁ SU PAZ, SI LO RECIBIMOS EN EL CORAZÓN Y EN EL MUNDO... Por eso, hace ya 45 años los Papas (primero Pablo VI, después el Beato Juan Pablo II y ahora Benedicto XVI), han querido que el día en que comienza el año y se celebra la Solemnidad de María, Madre de Dios, sea también la Jornada Mundial de la Paz. La Paz siempre surgirá de la sencillez del Pesebre, en el que nació Dios hecho Hombre, que fue recibido por María, José y los Pastores...

PesebreEl Papa Benedicto XVI, siguiendo las huellas de Pablo VI y Juan Pablo II, nos ha dado un lema para la Jornada Mundial de la Paz de este año: "Educar a los jóvenes en la justicia y la paz". Y además, como hicieron cada año desde 1968 sus predecesores, nos ha escrito un Mensaje. Nos dice el Papa en esta ocasión que "Ante el difícil desafío que supone recorrer la vía de la justicia y de la paz, podemos sentirnos tentados de preguntarnos como el salmista: «Levanto mis ojos a los montes: ¿de dónde me vendrá el auxilio?» (Sal 121,1). Deseo decir con fuerza a todos, y particularmente a los jóvenes: «No son las ideologías las que salvan el mundo, sino sólo dirigir la mirada al Dios viviente, que es nuestro creador, el garante de nuestra libertad, el garante de lo que es realmente bueno y auténtico [...], mirar a Dios, que es la medida de lo que es justo y, al mismo tiempo, es el amor eterno. Y ¿qué puede salvarnos sino el amor?» (Vigilia de oración con los jóvenes (Colonia, 20 agosto 2005: AAS 97 [2005], 885-886). El amor se complace en la verdad, es la fuerza que nos hace capaces de comprometernos con la verdad, la justicia, la paz, porque todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta (cf. 1 Co 13,1-13)"...

No bastará, por supuesto, un amor sólo a la medida humana. Siendo el amor la forma más alta y más noble de relación de los seres humanos entre sí, no podemos olvidar que sólo encontraremos la Paz, para nosotros y para el mundo, cuando nuestros corazones se abran como el de María, para recibir a Jesús, junto al Pesebre, en el que el Amor de Dios se ha entregado al mundo, y junto con Él, la Paz como un don...

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Lecturas bíblicas de la Misa de la Solemnidad de Santa María Madre de Dios:

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Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge:
Todas las predicaciones: http://www.awbunge.com.ar/predicaciones/
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