Esta fue mi predicación de hoy, 18 de marzo de
2012, Domingo IV
de Cuaresma del Ciclo Litúrgico B, en la Abadía Santa Escolástica
y en el Hogar Marín:
I.- Vídeo,
en
Youtube y
en
Facebook
II.- Versión escrita
III.- Lecturas bíblicas de la Misa
1.
SE SABE COMO EMPIEZAN LAS
PELEAS, PERO NO COMO TERMINAN... Pasa en las familias, y también
aquí en el Hogar Marín (donde las Hermanitas de los Pobres nos
enseñan a vivir "en familia"). Las discusiones, por ejemplo cuando
estamos sentados a la mesa, a veces comienzan por cualquier
pavada. A medida que se van diciendo cosas, se va caldeando el
ambiente y antes de darnos cuenta, se comienza con una abierta
agresión, y cada uno le pasa la cuenta al otro por rencillas
pasadas, que deberían haber estado ya olvidadas. Llega un momento
en el que ya nadie sabe cómo fue que se se empezó la discusión, y
al mismo tiempo nadie encuentra cómo ponerle fin a la pelea.
Sucede más o menos lo mismo, aunque con otra dimensión y con otras
consecuencias mucho más graves, en la vida nacional. Aquí en
Argentina, por ejemplo, fuimos invitados hace ya unos años a hacer
memoria de las cosas sucedidas en la década de los años setenta,
en un día feriado que se fijó para el 24 de marzo...
Si hacemos memoria de las cosas desgraciadas que pasaron en
aquellos tiempos enseguida nos entristece la desazón y la muerte
que sembraban los grupos guerrilleros que intentaban imponerse
por la fuerza. Mayor tristeza aún nos tiene que invadir al
recordar que aquellos a quienes les correspondía restablecer el
orden y la convivencia nacional ya que esa tarea les asignaba la
ley, traicionando los valores que tenían que defender se pasaron
al bando de la violencia fratricida, golpeando a los
guerrilleros con sus mismas armas y sus mismos métodos
terroristas, al margen de la ley, convirtiéndose en lo mismo que
ellos tenían que combatir. También en el orden internacional nos
ha sucedido a los argentinos que comenzamos enfrentamientos sin
que casi nadie se diese cuenta. En el año 1978, mientras yo me
preparaba para mi ordenación sacerdotal con un Retiro en la
Abadía Santa Escolástica, un conflicto por los límites en el
Canal de Beagle casi nos lleva a una guerra absurda con Chile. Y
en 1982, ya sin el "casi" anterior, nos vimos envueltos en la
sangrienta y absurda guerra por las Malvinas....
Ahora estamos ante una situación de algún modo semejante, dentro
de las fronteras de nuestro país, por el enfrentamiento entre el
gobierno y las fuerzas vivas del campo, en un conflicto que hace
ya más de un año recorre por breves momentos el camino del
intento del diálogo, y retorna cada tanto, y cada vez por
carriles más peligrosos, a las huellas de la confrontación y la
agresión...
Y ahora de
vuelta, treinta años después, parece crecer nuevamente, de una
manera igualmente irrazonable, una escalada de violencia, por
ahora sólo de palabras y gestos, que sabemos que no conducen a
nada. Si no reina la cordura que lleve al diálogo, por el cual
es posible encontrar juntos el bien de todos, puede terminarse
en una escalada de dureza y agresión que comienza con poco, cuyo
final es siempre incierto. Algunas bravuconadas pueden parecer
más o menos inofensivas, pero una vez que se arranca la escalada
del enfrentamiento, no se encuentra fácilmente cómo poner
límites, y sabemos que se paga caro cuando se camina por los
bordes (para no caer, decía un amigo hablando de otro tema pero
con frase aplicable aquí, hay que caminar lejos de los
bordes)...
Por eso resulta muy oportuno que Jesús hoy nos muestre un camino
hacia la paz, que es necesario recorrer si queremos cerrar las
puertas a las peleas y las guerras y todas sus incontrolables
consecuencias, antes que crezcan...
2. JESÚS, DESDE
LA CRUZ, NOS HACE ELEVAR LA MIRADA PARA ENCONTRAR LA SALVACIÓN...
Jesús fue levantado en la Cruz. Haciendo que el símbolo de la
Serpiente levantada por Moisés en el desierto que convirtiera en
una realidad salvadora, Jesús fue levantado en la Cruz. Allí el
Hijo de Dios fue la víctima inocente de la más cruda violencia.
Sin embargo no se rebeló ni se resistió. Aguantó
pacíficamente y
no reaccionó violentamente para responder a la agresión con la que
fue tratado. Nadie puede dudar que tenía poder para oponerse a los
que lo atacaban, pero eligió someterse en silencio, sabiendo que a
la Cruz seguiría la Resurrección...
De esa manera,
Jesús desde la la Cruz nos muestra que el camino de la salvación
está en sufrir las consecuencias del mal y de la maldad, sin
caer en la tentación de reaccionar de una manera que sea ella
misma mala, injusta, violenta...
Alguno puede preguntarse: ¿No será debilidad esto de no querer
oponerse a la violencia y a todo el mal que produce en todos los
que la sufren? Nosotros no podemos conformarnos con la primera
respuesta que se nos venga a la mente. Nuestra fe nos lleva a
preguntarle a Jesús, que tiene la respuesta y nos la da con toda
claridad en el Evangelio que hoy hemos proclamado...
Esta Palabra
de Dios nos lleva enseguida hoy a comprender que más bien la
debilidad está en querer arreglarlo todo por la fuerza. Está
claro que todos nosotros, como todos los hombres del mundo
entero y de todos los tiempos, hemos sido hechos por el amor de
Dios. Pero además, hemos sido hechos para el amor. Por eso nunca
nos hace crecer la violencia...
Estamos definitivamente llamados a hacer las cosas bien, a hacer
cosas buenas, es decir, a vivir en comunión con toda la familia
humana. Esa familia humana que se concreta con nombre y apellido
en las personas que nos rodean más de cerca. Viviendo en
comunión con todos los que nos rodean, estamos anticipando la
paz definitiva a la que hemos sido llamados, esa paz a la que
todos aspiramos profundamente y que nos cuesta tanto encontrar,
construir y conservar. Esa paz que podemos comenzar a construir
ahora, y que se realizará plenamente en el Cielo. Actuar
haciendo siempre el bien, sin responder con violencia a la
violencia, logramos poner un poco de luz en nuestras vidas, que
de otra manera naufragan inevitablemente en las tinieblas. A
veces nos tocará sufrir la violencia que otros provocan, otras
veces nos tocará tender la mano para mitigar el dolor y las
consecuencias de la violencia que a otros les toca sufrir. Pero
siempre se tratará de elevar la mirada para encontrarlo a Jesús
en la Cruz brindándonos la salvación...
3. HAY QUE ESTAR CON JESÚS,
LA LUZ DEL MUNDO, PARA ESCAPAR A LAS TINIEBLAS... Podemos detener
nuestra mirada en lo que sucede en nuestra vida cotidiana, y vamos
a comprobar que muchas veces nos negamos a confiar en que la Cruz
todo lo puede. Podemos mirar también lo que sucede en nuestra
patria, y nos entristecerá que no termina de encontrar el rumbo ya
que muchas veces mira hacia el pasado sólo con ánimo de venganza y
de revancha, en vez de hacer memoria para aprender de los errores
del pasado con el ánimo de no repetirlos en el futuro. Lo mismo
encontraríamos si miramos lo que sucede en el mundo entero,
envuelto hoy igual que ayer en múltiples formas de violencia. La
conclusión siempre será la misma, podremos decir ciertamente que
nuestro tiempo está lleno de oscuridades...
Sin embargo, también hay luces muy fuertes, que surgen de la Cruz
y se alimentan en ella. Todos conocemos personas, algunas que
aparecen públicamente y otras que viven en el silencio y sólo se
hacen ver por los más cercanos y por Dios (que todo lo ve), que
con el testimonio de sus vidas nos han mostrado lo que se puede
lograr si nos aferramos a la luz que viene de Jesús...
Todos podemos ver que la
serenidad, la paz y el bien que surge de estas personas está
iluminada por una llama que no se apaga, ya que fue encendida
por Jesús en la Cruz, para que ilumine la vida de todos los
hombres. Así era santa Juana Jugan. A veces cuando salía a
mendigar para dar de comer a los ancianos de sus Hogares, se
recibía una bofetada, pero lejos de perder la calma tomaba la
bofetada para sí, y seguí pidiendo al agresor que le diera algo
para sus pobres. El testimonio de estas personas nos acerca y
pone al alcance de nuestro entendimiento, a veces cerrado por
los golpes de la vida, que la luz que surge de la Cruz alcanza
para disipar todas las tinieblas. Esto nos permitirá asumir su
mismo camino, que consiste sencillamente en comprometerse
firmemente en un amor perseverante y efectivo hacia todos los
hombres y mujeres de nuestro tiempo, especialmente los más
débiles y los que tenemos más cerca. Esta sigue siendo la mejor
manera, que ya nos mostró Jesús elevado en la Cruz y muchos
otros nos siguen mostrando con el testimonio de su vida, de
vencer la violencia y de escapar a las tinieblas...