Esta fue mi predicación de hoy, 11 de marzo de
2012, Domingo
III de Cuaresma del Ciclo Litúrgico B, en la Abadía Santa
Escolástica y en el Hogar Marín:
I.- Vídeo,
en
Youtube y
en
Facebook
II.- Versión escrita
III.- Lecturas bíblicas de la Misa
1. EL
TEMPLO DE DIOS ES TODA LA CREACIÓN, Y SU LUGAR ELEGIDO NUESTROS
CORAZONES... Días como el de hoy, propios del otoño, con la
temperatura fresca de la mañana y el sol resplandeciente del
mediodía, lo hacen especialmente evidente. Es la estación del año
en la que toda la naturaleza comienza a calmarse, preparándose
para juntar fuerzas durante todo el invierno y volver a explotar
llena de vida en la primavera. Y en este tiempo Dios se deja ver
de una manera excepcionalmente transparente a través de la
naturaleza, llena de signos de su presencia...
De todos modos, con lo grande que sea toda la creación, signo
siempre visible de la grandeza de Dios y Templo en el que Él se
encuentra a sus anchas, no tenemos que perder de vista el lugar
que Dios se ha elegido, donde le gusta estar con especial
preferencia. Ese lugar es cada uno de nuestros corazones, así como
en el de todos y cada uno de los corazones humanos, porque allí es
donde puede ser recibido con amor y gratitud...
Sin
embargo, es posible que queramos negarle a Dios la entrada en
nuestros corazones. Además, también es posible que queramos
echarlo hasta de la misma creación, cerrándola a su grandeza y
misericordia. El drama de nuestro tiempo consiste, precisamente,
en que se intenta echarlo a Dios de su casa: de la creación, de
la sociedad y de los corazones. Se lo quiere echar de la
creación, cuando se pretende que la ciencia tenga el derecho de
hacer todo lo que puede, sin límites que le vengan desde afuera.
Así hoy la ciencia puede fabricar bombas que destruyen la vida y
siembran la muerte casi sin límites. También puede manipular la
vida haciendo de los laboratorios los nuevos campos de la
muerte. También se lo quiere echar a Dios de la sociedad, cuando
mencionarlo o recordar su presencia a veces constituye un delito
mayor. Y todo esto sucede hoy, porque previamente se lo ha
echado a Dios de muchos corazones. Por eso, si es comprensible
la vehemencia de Jesús, cuando se encuentra que han transformado
el Templo de Jerusalén en una casa de comercio, ¿qué se podrá
pensar hoy cuando, se suceden las cosas que hemos descripto,
cosas que verdaderamente suceden?...
Vale la pena preguntarse si es posible otra manera de
organizar el mundo, que desde sus comienzos ha conocido la
violencia de los que han querido desentenderse de Dios, la
violencia de los que han querido y quieren hoy imponerse a los
demás y dominarlos con el poder, ganándoselos con dádivas
engañosas o con palos. ¿Tendrá que estar siempre la humanidad a
merced de los caprichos de los que usan el poder, cuya finalidad
es el servicio, para sus apetencias personales?...
2. PARA
MANTENER EN PAZ LA CASA DE DIOS, BASTA CON CUMPLIR LOS
MANDAMIENTOS... Se trata de esos mandamientos que están presentes
en las tablas de la ley que Moisés recibe de Dios, y que hoy nos
presenta el libro del Éxodo en su versión más completa, y más
larga que la versión breve que habitualmente recordamos después de
haberla aprendido en el primer Catecismo. Son esos mismos
mandamientos, por otra parte, que además están inscriptos a fuego
en todos nuestros corazones y en los de todos los hombres...
Dándole
a Dios su lugar, sin tomar su nombre en vano, nadie podrá
arrogarse el derecho de agredir a los demás abusando del poder,
nadie podrá pretender haber sido constituido en el Mesías de su
pueblo o de la humanidad entera, o de la democracia...
Dándole a Dios su lugar, inmediatamente asumiremos la necesidad
de no matar y de no robar. De esta manera, nadie podrá atentar
impunemente contra la vida de los demás, y la sociedad entera se
verá comprometida en la defensa de la vida desde el primer
instante de su concepción hasta el último momento, en cada una
de las personas que reciben de Dios este don (una constatación:
hoy que la ciencia ha avanzado tanto, cuando se echa a Dios de
su ámbito, algunas de sus especialidades consisten en eliminar
la vida que comienza o que termina)...
En
la simple decisión coherente de darle a Dios su lugar,
naufragarán también todos los intentos de alterar el orden de la
sociedad con las prepotencias de los piquetes, sobretodo los más
violentos, que pretenden torcer la voluntad de todos al servicio
de los intereses de algunos, o las prepotencias del poder que se
independiza de las leyes para construir su propio y mezquino
interés...
No olvidemos que la paz en nuestra casa, en nuestra familia,
en nuestro barrio y en nuestra patria va por los mismos caminos
y se construye de la misma manera. Simplemente cumpliendo los
mandamientos, no sólo Dios tendrá en nuestros corazones un lugar
de paz, sino que también encontrarán en ellos su lugar todos los
que nos rodean y tienen derecho a esperar algo de nosotros, y
por eso llamamos "prójimos". Y ojo, que no sólo se mata con las
armas, también se puede matar con la mirada, con la palabra, con
la indiferencia. Y no sólo se roba cuando se asaltan bancos o
grandes empresas en busca de lo ajeno. También se lo hace
cuando, del modo que sea, nos quedamos con cualquier cosa, ya
sea material o espiritual, a la que otros tienen derecho. Y no
sólo se miente cuando se dicen mentiras con maquinaciones que se
manejan desde grandes operativos de prensa, sino también cuando
nos quedamos con alguna verdad que otros necesitan pero que no
estamos dispuestos a compartir. En todo caso, para mantener la
paz en la casa de Dios, es decir, en toda la creación y
especialmente en nuestros corazones, basta con cumplir los
mandamientos...
3. FUIMOS LLAMADOS A LA LOCURA DE LA CRUZ, MÁS
EFICAZ QUE CUALQUIER VIOLENCIA... Algunos piden milagros, nos
dice San Pablo. Seguramente serán los que en su tiempo, igual
que
ahora, esperan que Dios se haga cargo de lo que no funciona bien,
o al menos no funciona como ellos quieren. Otros buscan la
sabiduría, sigue diciéndonos San Pablo. Podemos interpretar que se
refiere a los que en su tiempo, como también hoy, piensan que la
ciencia alcanza para solucionarlo todo...
Nosotros, en
cambio, nos recuerda finalmente San Pablo, sabemos que la
fuerza
y la sabiduría con la que se construye el mundo por los caminos de
Dios viene de Jesús crucificado. Para algunos esto sonará a
escándalo, para otros parecerá una locura, y para otros parecerá
simple cobardía. Sin embargo, la Cruz es la fuerza y la sabiduría
de Dios, a la que hemos sido llamados. La locura de Dios, nos dice
San Pablo, es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la
debilidad de Dios (la debilidad de la Cruz) es más fuerte que la
fortaleza de los hombres...
Tengamos en cuenta que Jesús no terminó muerto en la Cruz. De allí
a la Resurrección no tuvo más que un paso. La Cruz, aceptada como
el camino de salvación que Dios pone en nuestras manos, y ofrecida
en el cumplimiento audaz y feliz de los mandamientos, nos da una
Paz que ninguna violencia o prepotencia podrá nunca dar a nadie:
nos da el Cielo, al que Dios nos ha llamado y que Él mismo pone al
alcance de nuestras manos...