Esta fue mi predicación de hoy, 18 de diciembre de
2011,
Domingo IV de Adviento del Ciclo Litúrgico B, en la Abadía Santa
Escolástica y en el Hogar Marín:
I.- Vídeo,
en
Youtube y
en
Facebook
II.- Versión escrita
III.- Lecturas bíblicas de la Misa
1. TODOS HEMOS APRENDIDO EN
NUESTRAS FAMILIAS CÓMO CELEBRAR LA NAVIDAD... Por esta razón,
aunque en navidad hay algunas cosas que hacemos todos, hay otras
que son costumbres propias de cada lugar, incluso propias de cada
familia. Todo eso lo hemos vivido desde pequeños, y nos ha quedado
grabado a fuego en el corazón (en mi caso personal quedaron para
siempre entre mis primeros recuerdos las Misas de Gallo en la
Parroquia de Coronel Suárez). Hay familias en las que varios
cantan bien y cultivan el gusto por esta capacidad; es posible
entonces que exista la costumbre de unirse rezando en algún
momento de la Nochebuena, cantando algunos Villancicos. En las
familias que no tenemos este don del canto a lo mejor nos hemos
limitado a un simple bendición de la mesa familiar de ese día...
Es cierto que algunas
costumbres van cambiando en los últimos tiempos, y cada familia va
acomodándose a las propias a sus posibilidades. Aunque no suceda
así en otros lugares del mundo, al menos en la Argentina ya es muy
difícil encontrar en las Parroquias la tradicional "Misa de
Gallo", que ha sido paulatinamente reemplazada por Misas
celebradas un poco más temprano. Cada familia tiene que hacer su
opción: la Misa del 24 a la noche o del 25, ya sea a la mañana o a
la tarde. También hay que elegir si primero se tiene la comida
navideña y después la entrega de los regalos, o al revés. Hay que
tener en cuenta si se celebrará con la familia entendida en un
sentido amplio (con primos, abuelos, los parientes de un lado o de
otro, o un año los de uno y otro año los de otro, o los dos), o
sólo padres e hijos. En fin, en cada familia hay un modo de
celebrar esta fiesta especial...
En el Hogar Marín todos
aprendemos año tras año de las Hermanitas de los Pobres el sentido
de la fiesta, que ellas recibieron de su fundadora, santa Juana
Jugan. Ella tenía un gran sentido de la vida como camino al Cielo,
la gran fiesta a la que Dios nos invita, y las Hermanitas nos
enseñan también cada año algo nuevo sobre la celebración de la
fiesta de la Navidad, sin la cual no habría Cielo para nosotros.
De todos modos, siempre podemos aprender algo más, y a la hora de
aprender, seguro que es mejor acudir a quien más sabe, desde el
comienzo, de la Navidad. Por eso el cuarto Domingo de Adviento, el
último Domingo antes de la Navidad, siempre nos presenta a María
como la figura central, ya que de ella es de quien mejor podemos
aprender a celebrar la Navidad...
2. MARÍA NOS
ENSEÑA CÓMO RECIBIR A JESÚS, QUE YA VIENE: DISPUESTOS Y
HUMILDES... María fue una mujer pobre, de verdad y de corazón, y
por eso mismo sin ataduras. Su pobreza le enseñó a estar siempre
disponible para lo que Dios le propusiera, y pronta para
responderle con fidelidad. Así se la vio cuando el Angel Gabriel
le anunció el misterio de Dios hecho Hombre que quiso nacer de
ella. Así también partió embarazada, con José, sobre un burro,
hacia Belén, donde nació Jesús en un pesebre, porque no había
lugar para ellos en las casas y en los albergues. Y nos enseña,
entonces, a estar siempre dispuestos, para recibirlo a Jesús
siempre y del modo que Él quiera acercarse a nosotros...
Es verdad que se puede estar
disponibles también teniendo mucha plata, pero sin duda es más
difícil, porque con el dinero surgen muchos compromisos y muchos
miedos que nos atan y nos quitan libertad. De todos modos, está
claro que para recibirlo a Jesús es necesario estar dispuestos,
con la libertad con la que nos enseña María a tener el corazón
puesto del todo en Dios...
María fue también una mujer
de fe, con la que respondía a Dios. Porque era una mujer de fe, no
dudó ante el anuncio del Angel. Preguntó cómo sucedería lo que
Dios había dispuesto para ella, porque quería ser fiel al
desposorio que ya había celebrado con José. Pero esa pregunta no
dejaba espacio para la duda ya que, movida por la fe, desde el
primer momento se puso humildemente en manos de Dios disponiéndose
libremente como servidora, y dijo: "Hágase en mí según Tu
Palabra". Cuando fuimos ordenados sacerdotes, el Padre Luis
Tridenti (que concelebra aquí conmigo) hace cuarenta y nueve años
y medio, y yo hace ya casi 33 años, con coincidencia providencial,
elegimos como lema estas palabras de la Virgen. Creo que allí
comenzaba a dibujarse para cada uno de nosotros un camino ya
insinuado al entrar al Seminario, que consiste simplemente en
vivir encontrando el sostén más que en las certezas propias (de
las que uno con el tiempo va aprendiendo a despojarse), en las
certezas que propone Dios...
Siendo hombres y mujeres de fe, también nosotros podremos ser lo
suficientemente humildes como para asumir lo que nos toca en la
vida, especialmente en las circunstancias en las que por una u
otra razón se nos caen o se nos deshacen los sueños que nos hemos
construido pensando que todo debía ser con color y perfume de
rosas en nuestra vida, olvidándonos que éstas crecen protegidas
por las espinas (en realidad las circunstancias más duras nos
ayudan a no vivir envueltos o rodeados por fantasmas, ídolos o
fantasías). La realidad que tenemos por delante, a veces llorosa y
empobrecida, es la realidad del mundo a la que Jesús sigue
viniendo, como cada vez que celebramos la Navidad, para traer lo
que nos hace falta para salvarnos. Simplemente, basta estar
presentes en el lugar y en el momento en Jesús viene...
3. HAY QUE ESTAR JUNTO AL
PESEBRE, COMO MARÍA Y JOSÉ, PARA RECIBIR A JESÚS... «En la actual
sociedad de consumo, este período sufre por desgracia una especie
de "contaminación" comercial, que corre el riesgo de alterar su
auténtico espíritu, caracterizado por el recogimiento, la
sobriedad, una alegría que no es exterior, sino íntima», decía
Benedicto XVI en el
rezo
del Angelus
seis años
atrás en la plaza de San Pedro...
Quizás este año
la crisis financiera internacional nos preste una ayuda inesperada
para disminuir la contaminación comercial de la Navidad, que
existe desde hace tiempo. No hay que olvidar que Papá Noel,
popularizado hace ya unos cuantos años por una empresa comercial
que vende burbujas con la imagen vacía de contenido religioso de
un anciano simpático de blancas barbas que hace regalos, no es
otro que
San
Nicolás de Bari, un santo Obispo del siglo IV, muy dado al
servicio de los niños. Como Obispo, era un fiel cristiano, y por
lo tanto se ponía de rodillas ante Jesús, venido en un Pesebre...
El Pesebre es el
lugar que nos hace retornar al recogimiento y a la sobriedad
propia de la Navidad. El Pesebre que armamos en nuestras casas nos
permite volver a una alegría que no es exterior sino íntima y
profunda, propia de la Navidad. La celebración de los 30 años de
ordenación sacerdotal, las "Bodas de Perlas", como me recordaba
hoy mismo una feligresa, invita también a una celebración recogida
y silenciosa, para cuidar con fervor esta perla recibida, y por lo
tanto a una celebración al pie del Pesebre...
Porque el Pesebre es el lugar Jesús encontró disponible cuando
vino a nosotros, y donde María y José, y los Pastores después, lo
recibieron. Por eso las Hermanitas de los Pobres en sus Hogares,
no sólo ponen adornos que nos recuerdan la gran fiesta que se
acerca. Sobre todo, y especialmente, ponen Pesebres en todos los
lugares de la Casa. Empezando por el que está en la Iglesia, pero
también los que están en cada uno de los comedores, en los
pasillos más transitados, y en todos los lugares que más
frecuentamos. Para que nos se nos olvide que el Pesebre y la
Navidad van de la mano, ya que en un Pesebre nació Jesús. «El
pesebre nos ayuda a contemplar el misterio del amor de Dios que se
ha revelado en la pobreza y en la sencillez de la gruta de Belén»,
nos recordaba
Benedicto
XVI
en el Angelus
ya
mencionado. El Pesebre, continuaba el Papa, «sigue siendo el signo
también para nosotros, hombres y mujeres del siglo XXI. No hay
otra Navidad». Junto al Pesebre, nuestra actitud puede ser
verdaderamente acogedora, como la de María y la de José, para que
Jesús, que viene, se quede con nosotros...