Esta fue mi predicación de hoy, 11 de octubre de
2009,
Domingo XXVIII del Ciclo Litúrgico B,
en la Abadía Santa
Escolástica y para los enfermos en el Hogar
Marín:
1. PARA ALCANZAR UNA
META HAY QUE ELEGIR BIEN EL CAMINO... El hombre que corrió hacia Jesús,
mientras éste iba de camino [conviene desde ya tener en cuenta que la
vida es una camino], se proponía una meta elevada, nada más y nada
menos que heredar la Vida eterna, y para eso consulta a Jesús sobre el
modo de lograrlo o, lo que es lo mismo, qué camino lo podía llevar
hacia esa meta...
Hoy el Papa nos ha entregado cinco nuevos santos que eligieron bien el
camino y supieron seguirlo con fidelidad, y por eso los ha canonizado,
proponiéndolos como ejemplo para nuestra marcha e intercesores ante
Dios. Ellos son:
San Segismundo Felinski (1822-1895), Obispo de Varsovia, que eligió
como camino el amor y el servicio a Dios y a la patria, que recibió
como retribución terrenal veinte años vividos en el exilio...
San Francisco Coll y
Guitart (1812-1875), que a los dieciocho años eligió la vida religiosa
con los padree dominicos, pero que tuvo que vivir fuera del claustro
religioso, ya que durante su tiempo no estaban autorizados los
conventos de frailes dominicos en la Provincia de Aragón, a la que
pertenecía...
San José de Veuster
(1840-1889, conocido también como P. Damián de Molokai), un religioso
de la Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y María, que
habiendo elegido dentro de su Congregación la dedicación plena a la
misión, fue enviado a la isla de Hawai. Estando allí eligió
voluntariamente dedicarse al servicio de los leprosos que habían sido
deportados a la isla de Molokai. Allí, dedicado enteramente a su
servicio sin la compañía de otros religiosos que lo ayudaran,
finalmente murió contagiado de esa enfermedad...
San Rafael Arnáiz
Barón (1911-1938), que conoció desde pequeño el azote de la enfermedad,
y que sin embargo se destacó siempre por su carácter alegre y jovial,
deportista, que eligió la rígida vida monástica con los padres
trapenses, en el Monasterio de San Isidro. Desde 1934 padeció una
diabetes sacarina (en ese tiempo no lo trataban todavía con insulina,
recién descubierta en 1929), que finalmente lo llevó a su temprana
muerte a los veintisiete años de edad...
Santa Juana Juagan
(1792-1879), conocida también por su nombre de religión Sor María de la
Cruz, huérfana de padre desde los cuatro años, trabajó primero como
empleada de casa de familia desde los 15 años con una señora con la que
aprendió a salir al encuentro de los necesitados, y después como
ayudante enfermera, con lo que entró en contacto con la miseria física
y moral, hasta que en 1839 lleva a su casa una anciana que vive en la
calle, y comienza a gestarse la obra de las Hermanitas de los Pobres,
que a su muerte tiene ya 2400 Hermanitas y 177 casas...
A través de todos ellos Jesús nos muestra una vez más que cuando
se trata de amor, de entrega y de servicio, el modo de resolver
el acertijo sobre la medida justa es ir siempre a fondo y perder toda
medida...
2. DIOS
NOS HIZO PARA EL AMOR, Y EL AMOR NO TIENE MEDIDA... Dios nos ofrece un
tesoro, en el Cielo. Nos hizo capaces de gozar para siempre de su
presencia amorosa, y nos ha invitado a caminar hacia allí por nuestra
propia decisión, aceptando el camino que nos lleva a Él, y ese camino
es el camino del amor...
Pero para aceptar este
camino y ponernos en marcha, no sirven las especulaciones ni los
cálculos. Se trata de
seguirlo a Jesús, que con su vida nos muestra el camino que lleva al
Cielo. No caben las especulaciones porque no se puede seguir a
Jesús a medias. El hombre que se acercó con buena voluntad a
preguntarle a Jesús cómo debía hacer para llegar a la Vida eterna se
puso contento al principio, porque cumplía todos los
mandamientos. Pero finalmente se marchó entristecido, porque tenía
muchos bienes, y parece que no estaba dispuesto a dejarlos para seguir
a Jesús. En el ganaron los cálculos...
Santa
Juana Jugan no hacía cálculos. Sabía que Jesús la esperaba en los
ancianos pobres que recibía en sus Hogares junto con sus Hermanitas, e
iba a su encuentro. Ya a los pocos años de iniciada su obra fue
relegada anulando una elección donde volvían a elegirla como Superiora,
y aceptó silenciosamente, dedicándose por diez años a hacer la colecta
casa por casa y ciudad por ciudad para sostener su Hogares. Ella venía
de una familia pobre, y había conocido por su servicio familias muy
pudientes. Lejos de enfrentar estos dos ambientes, supo encontrar el
puente que los unía, poniéndose al servicio de los ancianos pobres y
recogiendo con paciencia las donaciones de los que podían ayudarlos con
su siempre bienvenida
colaboración. En 1852 fue llamada a la Casa Madre de la Congregación,
donde quedó reducida a un misterioso e incompresnsible silencio,
olvidada de todos menos de las novicias que se acercaban a hablar con
ella y bebían así de la fuente el don con la que Dios la
inspiró, los últimos veintisiete
años de su vida. En ese silencioso rincón del olvido transmitió con
serenidad y sabiduría a las novicias
el carisma de las Hermanitas, que ella misma había recibido de Dios...
Santa Juana Jugan,
desde aquel
primer Hogar en el que acogió a una anciana de la calle (en la
bohardilla en la que vivía con una compañera de trabajo) nos mostró que
el servicio a los ancianos al que dedicó toda su vida y la Congregación
de las Hermanitas de los Pobres que fundó, tuvo conciencia y asumió con
entusiasmo que el amor al que Jesús la llamaba era sin medida...
Para seguirlo a Jesús, es todo o nada. Con nuestras limitaciones y
nuestras deficiencias, pero sin especulaciones. No podemos seguirlo a
Jesús y dejarlo afuera de manera consciente de algún aspecto de nuestra
vida. No podemos decir: "bueno, yo voy a rezar, voy a ir a Misa todos
los Domingos, es más, voy a cumplir todos los mandamientos", pero
después suponer que a la hora de la caridad, o del trato
con los vecinos, o de los negocios o del trabajo o de las opciones
políticas puedo decidir por mi cuenta, sin tener en cuenta el
Evangelio...
3. PARA
SEGUIR A JESÚS,
HAY QUE ESTAR LIBRE DE TODAS LAS ATADURAS... Jesús nos enseña
a través de todos estos santos canonizados hoy por Benedicto XVI el
mejor modo de estar dispuestos a seguirlo, que es librándonos de
todas las ataduras. El joven que escuchó el llamado de Jesús se fue
entristecido, porque muchas cosas lo tenían atado y le impedían
responder con generosidad...
La
libertad es una condición necesaria para el amor. Dios, a quien le
debemos todo, nos indica el camino pero
espera paciente una respuesta, sin forzar nuestra libertad. Dios llamó
a la puerta de los santos que hoy canonizó Benedicto XVI, y esperó
paciente su respuesta, como hizo con el joven (éste, a diferencia de
los santos que hoy celebramos, por falta de
coraje para comprometerse con el amor se marchó entristecido...
Para aceptar la invitación de Jesús y caminar hacia el Cielo, hay que
estar dispuestos a todo, librándose de todas las ataduras. Ni la
riqueza ni la pobreza, ni la salud ni la enfermedad, ni la tristeza ni
la alegría, tienen que atarnos. Para seguirlo a Jesús y alcanzar el
Cielo, nos hace falta la libertad de poder decirle siempre que sí como
han hecho siempre los santos. Hay que decirle siempre que sí a Dios, en
todo y a todo lo que nos Él nos proponga, Él que nos llama al Cielo y a
la
verdadera Vida...