Esta fue mi predicación de hoy, 30 de agosto de
2009,
Domingo
XXII del Ciclo Litúrgico B, en la Abadía Santa
Escolástica y en el Hogar
Marín:
1. ES DE
BUENA
EDUCACIÓN LAVARSE LAS MANOS ANTES DE COMER... Es una cuestión de
higiene y de salud, que hemos aprendido desde niños y hemos recordado
medio a la fuerza por la Pandemia (¿hoy ya silenciada?) de la Gripe A.
Pero hay que tener
cuidado, puede convertirse en un gesto vacío, si nos olvidamos para qué
lo hacemos, y no cuidamos debidamente la higiene y la salud.
También en muchas otras cosas, además del lavado de las manos, es bueno
que cuidemos las formas exteriores. Sin embargo, igual que con la
limpieza de las manos, no alcanza con los cuidados exteriores si al
mismo tiempo no tomamos la precaución de ocuparnos de las cosas de
fondo...
Por
ejemplo, si vamos a
comprar un auto usado, es bueno que aparezca presentado de una manera
prolija, lustrado y bien
pintado. Pero no podríamos hacer una buena compra si no tuviéramos el
cuidado de mirar también cómo está el motor, en qué condiciones se
encuentran las suspensiones, qué partes están bien y cuáles están
demasiado gastadas...
También,
si vamos a una entrevista en búsqueda de
un trabajo, está bien ir bien presentados, con ropa limpia y adecuada a
la ocasión, con el pelo prolijo y bien peinado, pero seguramente no
alcanzaría con eso, si no tenemos las precaución de reunir también las
condiciones de fondo que se piden para ese trabajo...
De la misma manera, cuando vemos que en estos días aquí en Argentina
cada semana los medios de comunicación nos bombardean con una novedad,
no podemos conformarnos con salvar las
formas exteriores, sino que tenemos que ocuparnos de las de fondo. No
basta por lo tanto una ley que programa "la democracia de los goles"
para que puedan verlos todos, cuando se trata de proponer una ley de
radiodifusión. Nos tiene que preocupar qué le pasa a una sociedad
que es capaz de deshacer sus propios cimientos dejando de preocuparse
por proteger su bien más preciado, la
libertad...
2. NO ES
LO DE AFUERA, SINO LO DE ADENTRO, LO QUE PUEDE HACERNOS DAÑO... Por eso
Jesús nos enseña, lo mismo que a los Apóstoles, a no preocuparnos tanto
por lo que nos viene desde afuera, porque no es de allí desde donde nos
vienen los peores males, sino por lo que hay adentro, porque de allí
salen las cosas que nos pueden hacer daño...
Cada uno de nosotros, sobre todo en Argentina, podemos estar
seguros que no nos va mal sólo porque nuestro país no termina de
encontrar el camino del crecimiento. Sin duda esto tiene su peso, pero
no son los bienes materiales los que deciden lo más trascendente. No
son las formas exteriores las que más deben preocuparnos, sino los
valores que animan el fondo de nuestros corazones, o la ausencia de
ellos, ya que sin valores en los corazones nuestra sociedad está herida
de muerte...
No es
lo de afuera, sino lo de adentro, lo que puede arruinarnos la vida y
hacernos daño. Jesús hizo una lista de esas cosas que
nacen dentro del corazón y que pueden dañarnos. Se las presentó a los
Apóstoles y hoy nos la vuelve a presentar a nosotros:
las
malas
intenciones, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los
adulterios, la avaricia, la maldad, los engaños,
las deshonestidades,
la envidia, la difamación, el orgullo, el desatino.
Todas estas
cosas nacen en el corazón de los hombres y son las que pueden dañarnos.
Podríamos agregar algunas más, cada uno según su propia sensibilidad y
atento a sus propias debilidades:
nuestra impaciencia,
nuestra
indiferencia, nuestros egoísmos, nuestros odios, nuestras pequeñas o
grandes venganzas...
También
cada sociedad
tiene sus propias debilidades, y por allí es por donde se cuelan sus
males. Cuando los pobres se convierten en "un problema" que hay que
callar, si hace falta falseando las estadísticas, cuando comienzan a
dar vueltas una propuesta legislativa que que pretende manejar la
información tratando de "poner bozal al buey que trilla", o dicho más
directamente, tener sujetos a los que se dedican profesionalmente a
informar, atentando impunemente (bajo el manto de la ley) contra la
libertad, es señal de que algo muy grave está herido, y se hace urgente
sanar en lo más profundo su
cultura...
De todos modos, así como de adentro, es decir del corazón, tanto de las
personas como de las sociedades, sale lo que puede dañarnos, también
adentro es donde podemos poner el remedio, ya que, como dicen los
médicos, "hay que poner el remedio donde está la enfermedad". Bastará
cuidar el corazón de cada uno de nosotros, y el corazón de la sociedad
que se expresa en su cultura, y purificarlo, para retomar el camino de
la vida...
3. HAY QUE ABRIR EL
CORAZÓN A DIOS, PARA ESTAR SIEMPRE A FAVOR DE LA LIBERTAD... La
libertad es un
don de Dios, el que más nos asemeja a Él, que todos nosotros hemos
recibido junto con nuestra condición de personas. La libertad nos hace
responsable de nuestros actos, de los que rendimos cuentas a Dios y
también a los demás, en la medida en que con su ejercicio los
afectamos...
Para
poder estar siempre a favor de la libertad, nosotros y la sociedad
entera,
es necesario abrir el corazón a Dios. Tomando conciencia que de Él
hemos recibido este don, es como podremos defenderlo siempre, para
nosotros y para todos los demás. Dios nos hizo semejantes a Él por la
libertad. Y
Dios nos hizo a la medida del amor, porque al hacernos libres nos hizo
capaces del amor. Pero
además nos hizo de modo tal que nuestro corazón encuentra su salud y su
salvación en el amor...
Podemos
intentar muchas cosas, y Dios nos ha hecho libres para eso,
pero nada funcionará mejor que el amor. Del amor de Dios surgió nuestra
libertad, y del amor siempre se alimentará la libertad (así la
recibimos nosotros de
Dios, y así la podemos dar a los demás). Del amor surgirán flores en
nuestra vida, flores que podremos hacer llegar a los demás y flores que
recibiremos, entre espinas, como sucede con las rosas. El amor nos
permitirá cuidar siempre de la vida y respetar la libertad. La Beata
Juana Jugan, que murió el 29 de agosto de 1879 y que será canonizada
por el Papa Benedicto XVI el próximo 11 de octubre, nos mostraba frutos
del amor y de la libertad fundando las Hermanitas de los Pobres,
dedicadas a cuidar con amor a
los ancianos pobres que recogen en sus casas...