Como un instrumento...

Queridos amigos: 

Esta fue mi predicación de hoy, 18 de enero de 2009, Domingo II del Tiempo Ordinario del Ciclo Litúrgico B, en la Misa celebrada mientras paso unos días de descanso en Bariloche:

GPS1. MUCHOS INSTRUMENTOS ABREN NUESTRAS POSIBILIDADES Y NOS FACILITAN EL MODO DE HACER LAS COSAS... Nuestra vida cotidiana está  llena de instrumentos, desde los más simples como una escoba o un cepillo, hasta los más sofisticados instrumentos electrónicos, que nos permiten hacer más cosas, con mayor precisión y más posibilidades que si no los tuviéramos...

Laguna de los TresHoy es posible, como lo vengo experimentando hace un tiempo, llevar un GPS en la muñeca cuando se sube a la montaña, que nos va indicando el lugar y la altura en la que nos encontramos, así como el ritmo o la velocidad con la que nos desplazamos, y esto nos permite estar más seguros de los tiempos que nos esperan para llegar a la meta que nos hemos propuesto. Además, como el GPS graba nuestro recorrido, nos puede servir para saber el camino de regreso, aunque no esté marcado en el terreno; y después nos permite ver el trazo de nuestra marcha, con los programas que nos permiten acceder incluso en tres dimensiones a los mapas construidos a través de las imágenes que nos brindan los satélites. Todo esto, sin embargo, requiere que sepamos utilizar estos instrumentos, y le pidamos a cada uno de ellos sólo aquello que nos puede dar, porque para eso está hecho. Sería inútil pretender barrer con un GPS, o medir el paso de nuestra marcha en la montaña con una escoba...
 
De la misma manera, hoy San Pablo nos previene en su Carta a los cristianos de Efeso que nuestro cuerpo no es para cualquier cosa, sino instrumentos para nuestro encuentro y nuestra comunión con Dios. Somos "espíritus encarnados", y nuestro cuerpo está todo él al servicio de nuestro encuentro con Dios y a su servicio...

Jesús y los Apóstoles2. PARA CONOCERLO A JESÚS, DIOS HECHO HOMBRE, ES NECESARIO VIVIR CON ÉL... Dios mismo ha querido hacerse de un cuerpo, haciéndose hombre en Jesús, para hablarnos con nuestras palabras y mostrarse a nuestros ojos. Así, cuando Juan el Bautista indicó a sus discípulos que Jesús era el Mesías que esperaban, el que traía la salvación que viene de Dios, y dos de ellos se encontraron con Él, simplemente le preguntaron: "¿dónde vives?", y siguiendo su invitación, se fueron a pasar todo el día con Él...
 
Jesús llamaEstos Apóstoles que conocieron a Jesús inmediatamente llamaron a otros, como a Pedro, hermano de Andrés, y lo siguieron para siempre. Pasaron mucho tiempo junto a Jesús, y compartieron muchas cosas, hasta aquella última Cena juntos, que fue la primera Misa. Y desde ese momento hasta hoy, siempre será el mismo camino el que lleve a conocerlo a Jesús: simplemente ir donde Él está, y pasarlo con Él. Jesús está vivo y presente en su Palabra, con la que se dirige a cada uno de nosotros, con un eco y una llamada particular. Jesús está siempre presente en los Sacramentos, que Él mismo nos ha dejado como signos eficaces de su presencia salvadora, que de extiende a través de los siglos. Jesús está especialmente presente en la Eucaristía, por la que vuelve a ofrecerse en cada Misa como en aquella última Cena, en la que anticipó a los Apóstoles lo que después sería su entrega plena en la Cruz. Y todo esto es posible, porque Jesús vive, ha resucitado, y es posible, entonces, estar con Él...

P. Mario KoesslerUna vez que conocieron a Jesús, los Apóstoles "gastaron" su vida para anunciarlo, y esta es la tarea de sus sucesores, los Obispos, con la colaboración de los sacerdotes y el servicio de los diáconos. Seguramente ponían a tono su cuerpo para "gastarlo" en ese servicio. En estos tiempos de vacaciones muchos Obispos, sacerdotes y diáconos damos vueltas por las montañas (en El Claltén encontré a un Obispo auxiliar de una diócesis de Entre Ríos y varios sacerdotes de Buenos Aires, y yo estaba con uno de la diócesis de San Isidro; aquí en Bariloche ya me encontré con el Obispo de esa diócesis de Entre Ríos y otros varios sacerdotes. Es que ya que durante el año nuestras capacidades intelectuales y nuestra capacidad de contención afectiva se ven exigidas a todo hora por el servicio al que hemos sido llamados, nuestras vacaciones son excelente oportunidad para que nuestra mente descanse y nuestro cuerpo se ejercite, para el servicio de Dios...

Hace unos días un relojero de Bariloche me preguntaba, al verme llegar todo transpirado a la relojería, para que servía correr (veía que venía de hacer esa actividad). Le expliqué las ventajas y los inconvenientes de esa actividad. Inconvenientes, porque rodillas y tobillos sufren una carga mayor que la habitual y con los años lo van notando, ventajas porque para quienes pasamos muchas horas sentados a un escritorio, a una computadora, o a una silla mientras comemos, conversamos o leemos, es una forma intensa de evitar que se atrofien algunos músculos necesarios de nuestro cuerpo. En definitiva, le decía al relojero, así como en mi tarea de capellán del Hogar Marín me toca alegrar a quienes ya no pueden sino depender de una silla de ruedas, hoy me toca ejercitar mi cuerpo para el servicio de Dios corriendo, y mañana me tocará hacerlo con la misma alegría en un silla de ruedas o del modo que Dios disponga. Pero esto que digo de una manera tan personal, vale para todos, ya que todos somos llamados a ponernos al servicio del Señor, cada uno según su propia vocación, y poniendo también a su servicio nuestro propio cuerpo...

Cuerpo orante3. PARA SEGUIR A JESÚS, HAY QUE OÍR LA PALABRA PERSONAL CON LA QUE NOS LLAMA A CADA UNO Y ESTAR BIEN DISPUESTOS... Puede ser que alguna vez hayamos pensado que la vocación es una cosa muy especial, que le pasa solamente a algunas personas, en ocasiones muy especiales. Y sin embargo, es alguno mucho más simple y corriente...

Cuerpo sanoA todos y a cada uno de nosotros Jesús está llamándonos cada día, desde el primer momento, con una palabra personal, que constituye nuestra vocación. Todo lo que Dios espera de nosotros cada día, como respuesta los dones que generosamente ha puesto y pone cada día en nuestras manos, va conformando nuestra vocación, ese llamado único e irrepetible que Dios nos hace a cada uno de nosotros...

Para poder vivir nuestra vida como una continua respuesta al llamado de Dios que constituye nuestra vocación, cualquiera sea (casado, soltero o consagrado, profesional, empleado o desocupado, artista, escritor, cocinero o albañil), es necesario oír su Palabra, que se manifiesta a través de las múltiples maneras con las que se hace presente en nuestra vida. Jesús no deja de hablarnos, pero para oírlo es necesario estar atentos. En primer lugar, por nuestra oración, pero además, impulsados y ayudados por la oración, podemos estar atentos a todas las maneras con la que Jesús nos hace comprender su llamado. En realidad, para oírlo a Jesús, simplemente basta estar con Él, vivir en Su presencia, como hicieron los discípulos, y ponernos a su servicio, también con el cuidado de nuestro cuerpo. Para eso no se trata de hacer régimen o cuidar de nuestro cuerpo y nuestra salud como si se tratara de un fin en sí mismo, sino simplemente para ponerlo en sus mejores condiciones al servicio de Dios...


Lecturas bíblicas del Domingo II del Tiempo Ordinario del Ciclo B:

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Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge:
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